Cuando me ofrecieron la posibilidad de entrevistar a David Quinzán por el lanzamiento de su EP «Melancolía Jackson» apenas podía decir de él que había sido músico de acompañamiento de Xoel López o Alex Ferreira y que posteriormente formó parte de Stereotipos. Así que si como esta fuese nuestra primera cita comencemos con la pregunta más que evidente:
(Pregunta) – Marcado con la etiqueta de cantautor, comparado con Peter Gabriel o Paul Simón ¿Quién es David Quinzán?
(Respuesta) – No seré yo quien quiera escapar de esa etiqueta. Comparado con esos dos yo sería su limpiabotas o su bufón, pero les observaría muy de cerca.
(P.) – Como hemos señalado en la introducción, has sido parte de varias bandas pero en día decidiste emprender tu propio camino y por decirlo de cierta manera ser tú la cara visible del proyecto ¿qué motivó este paso adelante? ¿Cómo se pasa de ser el bajista de la banda a ser la persona que defiende sus propios temas?
(R.) – Desde el primer momento que aprendí algunos acordes en la guitarra empecé a componer y a grabar, las canciones siempre estaban ahí. En algún momento necesitas echar fuera todo eso, compartirlo más allá de tus amigos, no conozco el porqué. En todo caso me apetecía tanto que el paso de sideman a frontman fue bastante natural, aunque al principio los nervios previos a mis conciertos eran casi insoportables.
(P.) – En 2012 comienza tu carrera en solitario con la publicación de dos singles (‘Historia de un Rayo’ y ‘Un Momento Eterno’) que servían como antesala de dos EP’s que ese mismo año veían la luz «Cetáceos» y «El Aullador». Dos trabajos con 5 temas cada uno ¿por qué fueron eso, dos trabajos y no tu primer LP?
(R.) – Porque eran tentativas, ensayos, casi balbuceos. No me atrevía a sacar un disco así con todas las letras, ni siquiera había encontrado mi voz.
(P.) – Esos dos EP’s daban paso al primer LP en la discografía de David Quizán: «El Vino de las Despedidas» (2013). Un trabajo producido por Xoel López que contiene joyas como ‘Jacaránda’, un disco donde destacan las letras y de marcado carácter intimista ¿qué un lustro más tarde de aquella tarjeta de presentación?
(R.) – Hacer ese disco en el estudio de Xoel fue una gozada, disfrutamos como enanos y para mi fue una escuela trabajar con él. Me metió mucha caña con la voz, por ahí empecé a encontrarme y a saber cuales eran mis limitaciones o de donde podía sacar provecho. Tiene bastantes canciones que son fijas en los conciertos y que nos dan mucho juego, nos gustan.
(P.) – Llegamos a 2014 y ese año nos traía tu segundo LP «El Maestro de Teatro», un trabajo que vio la luz gracias a una campaña de micro mecenazgo ¿cómo fue la experiencia del crowdfunding? ¿Te plantearías de nuevo recurrir a este método?
(R.) – Fue una buena experiencia, digamos que pude tachar esa casilla. No me planteo volver a hacerlo, aunque conseguimos rápido el objetivo sumó mucha tensión a un disco que de por sí requería mucha atención y trabajo.
(P.) – Si comparamos «El Vino de las Despedidas» y «El Maestro de Teatro» podemos apreciar que este segundo está mucho más lleno. Se trata de un trabajo con una orquestación mucho mayor, un disco más barroco por decirlo de cierta manera ¿cómo fue el paso de un trabajo tan desnudo como «El Vino de las Despedidas» a «El Maestro de Teatro»?
(R.) – Quizá te contradiga un poco en este punto porque yo creo que «El Vino de las Despedidas» tiene un montón de arreglos, quizá lo que ocurre es que están ocultos bajo varias capas y da mayor sensación de unidad.
«El Maestro de Teatro» es un disco producido y arreglado por Joserra Senperena, un músico del que soy muy fan. Joserra ha trabajado con La buena vida, Rafael Berrio, Diego Vasallo, Duncan Dhu, etc., está presente en muchísimos discos hechos en España y tuve mucha suerte de poder trabajar con él. De algún modo es un disco-paréntesis.
(P.) – Pero «El Maestro de Teatro» no era simplemente un disco. El álbum llevaba asociado un libro de Nacho Carretero (quien posteriormente escribiría el best-seller Fariña) con ilustraciones de Adrián Ferreiro ¿nació el disco con esa concepto global? ¿cómo surgía esta colaboración?
(R.) – Sí, el disco nació desde ahí. Nacho y Adrián son dos de mis mejores amigos y se embarcaron en el proyecto sin dudarlo. Creo que aportaron mucho y además tengo el honor de ser el editor del primer libro de Nacho.
(P.) – Ya en 2016 teníamos la última referencia de tu discografía «Caballito Negro». Desde el primer tema, ‘Vidriera’, somos conscientes que estamos ante otro Quinzán. Ritmos mucho más rápidos e incluso bailables ¿fue un paso lógico en tu evolución o la necesidad de buscar nuevos retos?
(R.) – Siempre he escuchado música africana, synth-pop o world music. Creo que todas esas cosas están ahí, era el momento de plasmarlas. Trabajé bastante con Adrián Seijas (que toca conmigo batería y últimamente bajo) y fue una producción casera pero un tanto ambiciosa en arreglos. Es el disco que mejor refleja el momento en el que estoy, sobre todo en lo que respecta a los directos.
(P.) – Si tuviese que definir a la discografía de David Quizán podría decir que comienza en el gris de «Cetáceos» hasta terminar en el color de «Caballito Negro». Ahora, apunto se editarse «Melancolía Jackson» ¿qué nos espera?
(R.) – Me gusta tu definición. En este nuevo EP no hay tanta investigación por la parte rítmica, digamos que las canciones son más narrativas y más rectas. En todo caso volveremos a encontrar bastantes sintes, algunas cajas de ritmos y la world music asomándose tímidamente. Creo que no destiñe respecto a «Caballito Negro«.
(P.) – Antes hablábamos de «El Maestro de Teatro», un trabajo que narraba la historia de un personaje que habías creado para la ocasión ¿Podemos encontrar también un hilo conductor dentro de «Melancolía Jackson»?
(R.) – «Melancolía Jackson» es un nombre propio. En la portada tan maravillosa que ha hecho Rebeca Losada puede verse como algunos animales se acercan a las lágrimas-río que salen de una máscara. Es una interpretación de Rebeca que me ha ayudado a entenderme a mi mismo: ese río es el estado de ánimo del que beben las canciones, que serían los animales. «Melancolía Jackson» es la emoción que desencadena un disco, algo así.
(P.) – Ahora que es inminente la salida del nuevo EP ¿cómo será su directo? ¿seguirán teniendo sitio en el mismo temas como ‘Un Momento Eterno’?
(R.) – No por el momento. En directo buscamos la energía del cuarteto de pop, cantar despreocupadamente y hacer bailar a la gente sobre letras a veces tristes.
(P.) – Es un poco temerario hacer esta pregunta cuando todavía no ha salido a la luz «Melancolía Jackson» pero es que algo me dice que esto no termina aquí, quizás aquel debut-doble con «Cetáceos» y «El Aullador» me hace pensar que en la cabeza de David Quinzán ya está el próximo paso…
(R.) – Pues has acertado. Tenemos en mente un nuevo disco largo, pero estamos solo al principio del camino. Tendrá que ver con Melancolía y con Caballito, intentaremos llevar todo un poco más allá, si es que eso quiere decir algo.
(P.) – Durante la promoción de su último disco, en la entrevista 144, preguntaban a Xoel López con qué artista nacional le gustaría colaborar. La respuesta de Xoel fue clara, directa y sin titubeos «con David Quinzán o con Tulsa». Pues me gustaría hacerte la misma pregunta: ¿con qué artista nacional te gustaría colaborar?
(R.) – Con Xoel haría un disco libre y arriesgado, sería una gozada volver a trabajar juntos. También me gustaría hacer algo con Yuri Méndez (Pájaro Sunrise).
Para descubrir como suena este «Melancolía Jackson» tendremos que esperar al viernes 23 de Marzo, el lugar escogido para esta presentación será el Superlativo Bar y las entradas ya se encuentran a la venta y os podéis hacer con ellas haciendo clic aquí.