En la vida de todo redactor existe un momento en el qué debes decidir si asistir a conciertos en un acto de placer o un acto laboral. A veces, con suerte, placer y trabajo se dan la mano y las crónicas, reseñas o noticias fluyen. Te sientes cómodo hablando de ese grupo, de aquel disco o del concierto de anoche e intentas transmitirse al lector. Pero si es trabajo esa transmisión debe ser casi casi inmediata. Así, que si pretendes que te cuente lo que sucedió ayer este no es tu artículo, hoy te voy a hablar de una persona a la que hace un par de semanas conocí y un artista que me invitó a un concierto que sucedió ya hace demasiado para una sociedad que vive al minuto.
Hace ya casi dos meses encontraba en mi bandeja de entrada el siguiente correo: «El artista portugués Captain Boy visitará Galicia a finales de mes«, recuerdo que lo marqué como no leído para escuchar al llegar a casa al artista portugués conocido como Captain Boy. Ya en casa, después de una mañana de trabajo de lo más movidita, di clic al archivo adjunto que contenía el correo mientras cocinaba. Sonaba ‘Diablo‘ y lo que iba a ser el acompañante de un arroz con curry y verduras se convirtió en el plato principal. Así que no dudé en escribir sobre Captain Boy y su inminente visita.
Así, llegó la fecha en el que Captain Boy visitaba la ciudad y no dudé en acercarme a su concierto. Pero antes de subir al escenario tuve la suerte de conocer a Pedro Ribeiro y a Giliano Boucinha, y es que aunque el Capitán Boy es un navegante solitario a veces recibe en su barco compañía. Así, solo con su guitarra, comenzaba su concierto entre las mesas que dan forma a La Pecera sonaba ‘DeeAnna‘ y Pedro se convertía en Captain Boy.
Ya sobre el pequeño escenario, acompañado por Gil, pudimos disfrutar por completo de «1» el primer LP del artista portugués, un trabajo que nos ha atrapado desde el primer momento. ‘Bijou‘ dirigía al capitán al escenario y la voz sombría y profunda de Captain Boy llenaba la pecera, convertía en taberna marinera la sala y nos llevaba a navegar de la mano de ‘Diablo‘ y de ‘The Boy with Big Feet‘ para terminar atracando a ritmo de ‘Sad Blues‘.
Una voz singular, altas dosis de carisma y unos acompañantes de lujo conforman una de las propuestas más atractivas de la actualidad lusa. Un actualidad de la pudimos informarnos posteriormente de la mano de Pedro y Gil quienes se convirtieron en nuestros guías a través de la música emergente portuguesa. Así, la noche se convirtió en una mezcla de cultas, músicas y viajes, algunos por el imaginario marino del Captain Boy, otros que hemos vivido en nuestras carnes, una noche de sonrisas, miradas y guitarras. Amistades que comienzan, personas que te llegan.