Neil Hannon es como ese primo canalla que siempre está incordiando, pero al que adoras con locura. Da igual que salga vestido de Napoleón, con traje y bombín o con el nudo de la corbata mal hecho y cerveza en mano… porque va a sonreír con esa carita aniñada y te va a cautivar.
Y es que el pasado viernes, pasadas las nueve de la noche y ante un Pazo da Cultura lleno, Neil Hannon aparecía en escenario vestido cual Napoleón para conquistarnos. Presentaba «Foreverland«, un trabajo que veía la luz en septiembre del pasado año y que de inmediato entraba en la lista The 50 Best Albums of 2016 de la prestigiosa revista Mojo. Arrancaba el concierto con ‘Absent Friends‘, tema que daba nombre al octavo trabajo del británico. Y es que tuvimos que esperar al segundo tema para que Napoleón fuese realmente Napoleón. Por primera vez visitábamos el imperial «Foreverland«, sonaba ‘How Can You Leave Me On My Own‘ y Hannon ya nos había ganado mientras nos contaba que no podría bailar en exceso ya que un dolor de espalda se lo impedía. Es divertido asistir a sus monólogos en los que parece que nada es verdad pero de los que jamás te atreverías a decir que son mentira.
No fue el único tema del último trabajo de estudio de la banda que pudimos escuchar. Poco a poco nos fuimos encontrando con ‘Napoleon Complex‘, con ‘Catherine the Great‘ o con la fascinante ‘To The Rescue‘. Pero pasear por «Foreverland» no impide que callejeemos por trabajos anteriores de la banda. Así nos cruzamos con viejas conocidas como ‘Our Mutual Friends‘, en la que decidió abandonar el escenario y coquetear con las damas de público para terminar cantándola acostado en la primera fila, ‘Bad Ambasador‘ o ‘National Express‘.
Como si se tratase de una obra de teatro, Hannon dividía el concierto en actos y Napoleón dejaba paso a todo un gentleman inglés de paraguas y bombín que nos acompañaría por ‘The Complete Banker‘ o ‘Bang Goes the Knighthood‘ donde el sarcasmo se adueñaba del Pazo da Cultura.
Así entre canciones, confesiones y risas poco a poco fue transcurriendo un concierto en el que confirmamos que The Divine Comedy, pese a los problemas de espalda de Neil Hannon, está en un estado de forma prodigioso.
Aplausos, vítores y vuelta al escenario. Hannon avisaba, tocaba abandonar las butacas y bailar. Sinceramente soy muy reacio a estos momentos de éxtasis colectivo, pero claro, enlazas ‘At the Indie Disco‘ con la extraordinaria ‘Blue Monday‘ de New Order y se hace inevitable levantarse y bailar al ritmo de la música. Un brindis de despedida, a ritmo de ‘Drinking Song‘, promesas de regreso y ‘Tonight We Fly‘ ponían fin a un concierto que ha superado nuestras expectativas y que ha demostrado lo que pensábamos: Neil Hannon sabe cómo cautivarnos y hacernos suyos.