Parecía extraño que la lluvia no hubiera hecho acto de presencia ni un solo día del Santander Music así que para no llevarnos la contraria el tiempo decidió demostrarnos que nuestro temor era cierto. Los calabobos hicieron acto de presencia durante la jornada del sábado pero cogimos los chubasqueros y los ponchos y ahí nos plantamos para disfrutar de la última jornada del festival. Otros años se permitió el acceso de paraguas (plegables y sin punta) al recinto, siempre y cuando se respetara la visibilidad del resto de asistentes y jamás generó ningún problema. Sin embargo, en esta ocasión no fue así y se desaconsejó la entrada con paraguas. Pese a ello, vimos varias decenas de paraguas paseándose por el recinto, y ante la queja de los asistentes, la organización decidió culparlos a ellos por llevar paraguas en lugar de al personal que se encargaba de revisar las mochilas a la entrada del recinto.
Quitando este pequeño detalle el resto de la jornada ocurrió sin más problemas que la molesta lluvia. La afluencia del público a primera hora era algo escasa para tratarse de un sábado y los pocos valientes que decidieron acudir al recinto se encontraban refugiados bajo los toldos de la zona de restauración apurando hasta el último segundo antes de la salida a escena de Anni B Sweet. En esta ocasión la malagueña supo anteponerse al mal tiempo y nos ofreció un concierto impecable en el que se atrevió hasta con un cover de ‘White Rabbit’ de Jefferson Airplane que conjugaba a la perfección con su voz.
Entre concierto y concierto, el encargado de amenizar (por decir algo) el ambiente fue en este caso Caballito. En cuanto le oímos pinchar los primeros temas decidimos cerrar los ojos muy fuerte para recordar tiempos mejores con los djs de las dos noches anteriores. Sin embargo, ahí estábamos con música que parecía más salida de una verbena de pueblo que de un festival de música indie. Y mira que somos indies y estamos dispuestos a cualquier cosa, pero esto es ya pasarse.
Intentamos alejarnos cuanto antes posible del escenario Matusalem donde se encontraba un dj de cuyo nombre no quiero acordarme y preferimos la lluvia. En el escenario principal se daban ya los últimos retoques al escenario en el que Lori Meyers harían acto de presencia. Con una espectacular puesta en escena (una pantalla que subía y bajaba dejándolos enjaulados) sacaron toda su artillería dándonos un repaso por toda su discografía. Sobre el recinto de la Campa sonaron clásicos como ‘Luces de Neón’ y otros como ‘Todo Lo Que Dicen De Ti’, ‘Siempre Brilla El Sol’ o ‘El Tiempo Pasará’. Durante la primera parte del concierto los Lori hicieron magia y las nubes nos dieron una tregua durante el resto de su actuación. La respuesta del público fue inmejorable y con temas como ‘Emborracharme’ o ‘Zona de Confort’ pudimos ver la complicidad entre la banda y los asistentes. Noni aprovechó un cambio entre canción y canción para decir que amaban Santander y las rabas (¡No saben ná!), y poco a poco nos fuimos acercando al final del concierto donde pudimos escuchar ‘Pierdo el Control’ y, por supuesto, como cierre estrella no podía faltar ‘Alta Fidelidad’.
Como una retirada a tiempo es una victoria decidimos abandonar el recinto mientras recibimos la noticia de que el festival ha lanzado una oferta de 500 abonos a un precio de 30€ para la próxima edición 2018. Los abonos ya se han agotado pero se pueden adquirir las entradas para el que será el X aniversario del festival a un precio de 35€ (50€ con camping) en su página web.