Ha pasado más de un año desde aquél 25 de mayo cuando nos acercamos al Gymage Theater para asistir al desnudo previo de lo que sería el nuevo disco de Xoel López, «Paramales». En un ambiente idílico y cercano inauguramos lo que sería una nueva etapa a afrontar para Xoel, y el pasado 27 de octubre en La Riviera cerrábamos éste círculo que habíamos abierto. El fin de gira de «Paramales» llegaba a su segunda fecha y se presentaba una noche llena de emociones.
La canción que da inicio al disco también sería la encargada de dar inicio al concierto. ‘Patagonia’ nos emocionaba entre las luces y el sonido acústico. Es una de las canciones que más emociona a Xoel y así quería él transmitirlo a las más de 1000 personas congregadas allí. Y de la tranquilidad a empezar a movernos un poco más con ‘Yo Solo Quería Que Me Llevaras A Bailar’, una de las canciones queridas entre el público. Ya estábamos metidos en concierto, ya se notaba el calorcito, y en este ambiente Xoel se disponía a cantarnos un cuento, ‘A Serea e o Mariñeiro’, compuesta en un ataque de morriña cuando vivía entre el cemento de Buenos Aires. Con su letra nos transporta a cualquier cala de la costa gallega, la historia de esa sirena y ese marinero, se nos hace más enigmática cuando Lola pone esa percusión de xilófono, y en mitad de la canción Xoel se quita la guitarra para animar al público con palmas.
‘Antídoto’ es el equivalente a lo que alivia los males, y de ahí que «Paramales» (palabra inventada) acoja esa interpretación, una esperanza y grito a continuar («siempre entrará luz entre alguna de estas grietas»), y en un momento de flashback, Xoel recordaba su concierto de noviembre 2007 en esa misma sala en su época de Deluxe. Y no sería la única alusión a Deluxe, vendrían sorpresas en relación a aquella época musical que tan buenos recuerdos le ha traído al gallego.
«Paramales» es un disco anárquico, más impar que anteriores trabajos, y bien lo podemos afirmar cuando podemos pasar de la melosidad de ‘Caracoles’ a brindar con/por ‘Un Año Más’, tema que tuvo un final eléctrico de instrumentos y juego de luces, y que hizo que el propio Xoel se animara con un riff en el que acabó tocando con los dientes. Bien podía ser el final de cualquier otro concierto pero no, no era el final ni éste era cualquier otro concierto.
Volvemos a la ‘normalidad’ con ‘Hombre De Ninguna Parte’ para regresar a su anterior trabajo, «Atlántico», canción que nos evoca a viajar, a que no pertenecemos a ninguna tierra, a que somos continuos aventureros, con su enganchadizo «… pam pam paaaam». Temática que se repite en ‘Ningún Nombre, Ningún Lugar’ en este disco, y que define lo que el artista es, un aventurero que cruza el Atlántico para encontrar nuevas emociones. Y para continuar con las emociones, nos adentramos en el tema de ‘Todo Lo Que Merezcas’, canción que supura rabia, revancha, dolor, y que dos de cada tres médicos recomiendan cantarla a pleno pulmón.
Nos íbamos acercando peligrosamente a la hora y media de concierto, el público estaba encantado con el espectáculo que Xoel y su banda estaban desplegando. Ahora el artista se vestía con acústica y armónica al cuello para interpretar ‘Yo Vi Un Hombre Desaparecer’ donde el coro vuelve a ser punto clave ya que al final de la canción acompañan a Xoel hasta el punto que al final son ellos los que desaparecen entre las luces que van amainando poco a poco. Tras ésta el piano figuraba en ‘Por El Viejo Barrio’ para después perdernos en ‘Laberinto’ por no darnos la mano.
Xoel no solo iba a regresar al pasado con «Atlántico», sino que dio un salto más para caer en su etapa Deluxe. Y como ya hiciera en anteriores ocasiones, Miguel Rivera de Maga le acompañaría en ‘Ver En La Oscuridad’. A continuación vendría ‘Almas Del Norte’, una canción que tiene un punto que me engancha, tal vez esa percusión de pandereta y batería. Pero para percusión lo que vendría a continuación, Xoel iba a culminar la noche con ‘El Asaltante De Estaciones’ que teñiría con un toque beatleriano y pareciese que nos teletransportábamos a otra época. Una muestra de genialidad del gallego y su banda ante sus más de dos minutos de instrumentalidad. ¿Qué más nos quedaba? ¿Por qué eres tan bueno, Xoel? Su respuesta se daba con ‘Tierra’, ‘Ningún Nombre, Ningún Lugar’ y ‘De Piedras Y Arena Mojada’ que mezclaba al final con ‘Ojalá’ de Silvio Rodríguez.
Ahora sí que sí estábamos a punto de bajarnos de esta nube. Muchos nos resistíamos a que pudiera ser, pero lo cierto el que el final estaba llegando. Cerrar un concierto no es fácil pero lo cierto es que Xoel tiene recursos para llevarlo a cabo. Tras el bis, el gallego volvía al escenario junto a su mujer, Lola, para interpretar entre ambos ‘La Casa Hace Ruido Cuando No Estás’ en acústico, y con un toque de castañuelas puntual. Nuestro nivel de azúcar no estaba preparado para todo eso, estuvimos a punto de caer rendidos, pero tuvimos que resistir para poder saltar con ‘Historia Universal (El Amor No Es Lo Que Piensas)’ un clásico del que poder tirar para despedir un concierto por todo lo alto. Y ahora sí, con todo nuestro dolor tuvimos que despedirnos rindiéndonos ante lo que habíamos presenciado.
Vivir un concierto de Xoel debería ser asignatura obligatoria en la vida. La sencillez y maestría que visten a Xoel son aspectos que no en todos los conciertos podemos palpar. Su humildad llega a límites insospechados y su lado de molar máximo también, la avalan hechos como despedirse del escenario y público a modo de conga mientras suena de fondo ‘I Can’t Help Myself’ de The Four Tops. Podemos pensar que el lado triste de todo esto es que nos quedan aún unos meses para poder volver a vivir algo así, pero el lado positivo es que volverá a suceder porque Xoel empezará a trabajar en su próximo disco junto a Ángel Luján en estas semanas.
Créditos de fotografías: Alejandro del Estal.
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