El segundo día de la edición del Festival Charco no fue tan fluido. De hecho, bastante entrópico. Si bien el primer día comenzó con puntualidad británica, el segundo retrasó su primer concierto, el de Juana Molina, a las 20.00, debido a problemas técnicos, según la organización. La artista sale al escenario pidiendo disculpas, y comienza su actuación con un sonido realmente pobre. Tras apenas dos canciones bastante fallidas, se va. ¿Qué pasa? Ni idea, nadie sabe. Muchos son los que dejan comentarios en redes sociales quejándose de la situación.
Toca el turno a Tulsa, quien interpreta unos pocos minutos, causa del retraso inicial. Un sonido bastante desequilibrado, una guitarra que no se oye y una voz que desafina no me hacen disfrutar del concierto, a pesar del buen ambiente que se respira en el festival.
Chico Trujillo son los siguientes, y cambian las tornas: ritmos latinos provenientes de Chile animan a los asistentes, quienes bailan todas las canciones. El hecho de levantar a un público poco animado por los acontecimientos es un gran logro: esta banda multitudinaria sabe hacer soltarse la melena al público. A pesar de no ser un estilo de música que esté acostumbrado a oír, me quito el sombrero.
Tras unos minutos de música de relleno, sale el enorme Xoel López al escenario, acompañado de una ovación sólo comparable a la grandeza del artista gallego. Un sonido auténticamente profesional, en el que se distingue cada instrumento con un detalle exquisito (labor que agradecemos al técnico de sonido) y la gente cantando absolutamente todas sus canciones hace ver que los acérrimos fans del coruñés no lo son porque sí: se los ha ganado a pulso. Un directo de 10 que no deja espacios para descansar: Xoel no da apenas respiro con su directo que mezcla ritmos latinos y rockeros. Termina presentando al siguiente artista, Jorge Drexler, que colabora con él cantando ‘Hombre de Ninguna Parte’, que hace del final de la actuación una fiesta.
Drexler, quien sale tras unos minutos de preparativos y pitidos de los asistentes, pide disculpas por los retrasos y nos ofrece un show más tranquilo que su anterior compañero mezclado con bases electrónicas. A pesar de tararear sus canciones, da la impresión de ser una actuación que conmueve menos al público que la de su anterior compañero.
En definitiva, el Festival Charco nos dejó una sensación agridulce. Un muy buen primer día y un segundo con bastantes e importantes fallos que dejó un público apenado y descontento, algo a tener en cuenta para próximas ediciones.