diciembre 12, 2024

“Requiem For Myself” de Weinf: Demonios interiores que buscan la salida con melodías vintage

Escucho muchos discos. Tengo un excel con los que se van estrenando cada viernes para ir al día, y suman bastantes. Cada uno con sus melodías, sus letras, sus artistas. Cada uno con historias que contar y un estilo elegido para ello. Sé que es difícil encontrar ese equilibrio entre lo que uno quiere decir, lo que acaba diciendo y cómo lo hace, así que muchas veces se acaba cayendo en el nihilismo, en el “hagamos música sin mensaje, que no queremos autoeclipsar nuestras melodías con letras que no ganan puestos en las listas”. El más vale gritar y no decir nada a susurrar y decirlo todo, en definitiva.

Es entonces cuando me llega uno de esos discos especiales que consiguen hacer que te pares en ellos algo más que con el resto. Hablamos de Weinf y su Requiem For Myself”. Veréis, en un mundo angloparlante donde el “baby baby, you’re driving me crazy” está a la orden del día, encontrarte con álbumes que huyan de esa rima es algo difícil. Es más, encontrarte con álbumes conceptuales que hablen de un cáncer y de esa sensación de tener cerca a la muerte es algo que solo vas a encontrar en el «Blackstar» de David Bowie o en su reminiscente tres generaciones posterior que es Dani Ruiz, mejor conocido como Weinf.

Es el trabajo de alguien que se ha quedado anclado en la nostalgia, en el recuerdo, en el vintage is always better. Porque encontramos dos confluencias que hacen pensar en esta visión constante del pasado, o al menos, de pesadumbre que hace pensar en esto: la lírica del álbum y la melodía, donde Weinf ha optado por seguir el camino que ya marcaron otros artistas en los 60-70 en cuanto a filtros de guitarra, pero con momentos instrumentales que apuntan a un rock más actual.Portada_Weinf

En término generales, es un álbum a medio hacer todavía. Posee un potencial increíble, pero la mezcla del trabajo apunta que todavía queda mucho por exprimir. Sobre todo temas batería y voces. Sobre todo con esto último, que aunque la jugada acaba saliendo bien porque termina de aportar ese toque de sobriedad y oscuridad que acompaña al álbum, echo de menos terminar de comprender y ser más partícipe de su mensaje.

Aún hay mucho por pulir en la carrera de este artista. Tiene su esencia, su encanto y su técnica. Bebe de muchas influencias que resultan fácilmente asumibles para cualquier oyente y con eso gana puntos. Es un álbum con el que Ian Curtis hubiese estado cómodo cantando y cuyas melodías hubieran surgido de una sesión lisérgica con David Gilmour, John Frusciante y Jack White en un estudio en penumbra mientras asoma una tormenta al otro lado del estudio.

Con esto quiero decir que es un álbum con reminiscencias claras que gustaran a los seguidores de un rock más clásico que apuesta por la psicodelia y los arreglos instrumentales que fomentan el dejarse llevar. Sin embargo, el que opte por algo novedoso, poco va a encontrar mas que a un joven luchando con sus demonios interiores a ritmos deprimentes que en ocasiones se permite disfrazarse de claridad y esperanza. Habrá que seguir la pista de esta nueva apuesta nacional, porque oportunidades como estas se presentan cada vez con menos frecuencia. Aquí enlace para poder escuchar «Requiem For Myself».

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