Hace unos meses descubrí a los Sexy Zebras, power-trío de raíces madrileñas perteneciente a la escena indie española que escupe fuego en forma de rock a través de sus riffs pentatónicos de guitarra que mucho me recuerdan a un híbrido entre Jack White y Frusciante, líneas de bajo potentes y efectivas -frecuentemente distorsionadas- y un golpe agresivo de batería con unos armónicos de caja -increíbles, a mi parecer- y lo que podría calificar como un maltrato al crash; todo ello recogido en dos álbumes («Volvamos a la selva» y «Hola, somos los putos Sexy Zebras«) muy enfocados al directo. Sin florituras, directamente al pecho.
La caja torácica es precisamente lo que nos rompieron el pasado sábado 19 de diciembre tras su paso por el Teatro Barceló, haciendo alarde de su savoir faire rockero encima de un escenario.
21.30. Ni un minuto más esperó la formación madrileña para darle al play al primer corte de su último disco ‘Intro‘. A medida que la canción iba llegando a su fin, salieron al escenario y, tras los correspondientes vítores de los asistentes -deseosos de sudar rock en estado puro-, los primeros acordes de ‘Caníbales‘ comienzan a golpearnos en la cara. Aquí no hay lugar para el calentamiento: se forma un pogo que comienza tímido pero al que todavía le queda mucho por crecer. ‘Semental’ es la segunda elegida, y, a pesar de unos riffs y solos casi ininteligibles (supongo que a causa de ser de las primeras canciones, en las que el técnico de sonido aún tiene que aplicar su magia para poner a punto el sonido del grupo) la gente sigue exaltada.
Continúan su setlist con ‘Libres’, ‘Vagabundos‘, ‘Vivos o Muertos’ y ‘La Flaca’, sumidos todos los asistentes en un ambiente ya caldeado y cuyos pogos son cada vez de mayor intensidad. Prueba de ello fue ver a uno de sus participantes salir de la muchedumbre empapado en sudor y con una de sus zapatillas alzada por haberla recogido del suelo hace pocos instantes.
«¿¡Oye, qué mierda es esta, coño!?, ¿¡qué está pasando aquí!?» Así continuaba Gabi -bajista y voz principal de la formación- dando paso a ‘Babilonia‘ (canción bajada de tempo con respecto a la versión de su álbum y que dio un descanso a los asistentes), ‘Santa Fe’ y una de mis favoritas: ‘TNT’. Tras interpretar ‘La Máquina’, ‘Salvajes’ y ‘El Perro Jeffrey’, Samu -baterista- se marca un solo minimalista y enérgico con su instrumento que hace vibrar aún más a la muchedumbre, ya exhausta, pero con ganas infinitas de seguir saltando.
Tras este alarde de habilidad baterística, da entrada a ‘Visitantes’, y a partir de ahí, cuesta abajo y sin frenos: que alguien se atreva a parar a esta locomotora rockera. Los madrileños terminan poniéndole la guinda al concierto con ‘Búfalo Blanco’, ‘Hijo de Puta’ y ‘El Fugitivo’.
Un Gabi que se tira a un público que parece que le va a arrebatar el bajo, un Jose que imita a su compañero y se queda abajo tocando con su afición, eufórica, y un Samu que no para de maltratar a su batería. Tras este concierto no puedo dejar de pensar: larga vida a las guitarras, a la distorsión y al Rock & Roll.