abril 25, 2024

Masterchef era para nenazas, llega Sabotaje en la Cocina

El otro día haciendo zapping topé con el gordo de Crónicas Carnívoras en el olvidado Energy y a mí comer me pierde. (Y a vosotros, LO SABEMOS) Estuve a punto de cambiar, porque esta vez el reto no era nada con carne, queso o grasa, era helado. Y me pareció una mariconada, pero decidí dejarlo porque “igual le daba un subidón de azúcar y estallaba creando una lluvia de algodón de azúcar de colores. Mira, dejadme soñar. Al final nada, pero unos minutos después volvió a mí la esperanza con un programa que no había visto hasta ahora: Sabotaje en la cocina.

Parecía un programa de cocina random pero pronto descubrí que era mi nuevo programa favorito. Este programa incluye odio, venganza, PUJAS y comida, cuatro de las cosas que más me gustan en la vida.  ‘Sabotaje en la cocina’ es un programa en el que podrás demostrar lo bien que cocinas pero también cuán hijo de la gran puta eres. Os explicaré el funcionamiento:
Plató con muchas cocinas, una despensa a modo de súper y un montacargas pequeñito. Un  presentador con cara de loco y 4 concursantes que suelen ser dos tíos, un fracasado y otro que va de súper chef; y dos tías, una tipo camionera o negra chunga y la otra muy pija. Cada uno recibe 25000 dólares que podrán usar en las pujas que se harán después. Primero se propone el plato y tienen 1 minuto para coger los ingredientes. ¡1 minuto! Esto es Esparta. Los de Masterchef en comparación se me antojan como una cámara súperlenta de un palazo en la barriga de Falete. (PERDÓN).
Antes de empezar a cocinar empieza lo interesante ¡las pujas! Por el montacargas antes mencionado desciende uno a uno productos intrigantes de los que el presentador explica su utilidad. Los concursantes pueden pujar por el objeto, y el que gane podrá cambiarle ese objeto por x ingrediente/utensilio/whatever a otro participante.
Pongámonos en situación, cuatro concursantes expectantes por ver qué baja por el montacargas. (En realidad cuando bajan se quedan igual porque no hay manera de adentrarse en las mentes de guionistas perversos) . Por ese montacargas ha llegado a bajar un rollo de papel de aluminio y el concursante ganador de la puja se lo ha dado a otro para que se FABRIQUE sus propios utensilios con ello y no pueda utilizar ni una maldita sartén. Hay que ser hijo de puta, ¿verdad?
Al final, cuando los platos están listos viene un señor calvo, o una gorda, o un chino vietnamita, qué más da, que no se ha enterado de nada de la movida de los sabotajes y prueba los tres platos. Igual uno lleva carne caducada que un cabronazo le cambio a otro por un cerdo vivo y coleando, pero este señor/a no lo sabe Y SE LO COME. Ya le pueden pagar bien al pobre, digo yo. Y después de esto decide quién se queda y quién se va a cocinarle a su perro.
El expulsado debe devolver el dinero que le sobró y el vencedor se lleva lo que le sobre de pujar con 25.000$. Se hacen hasta 3 asaltos, sólo puede quedar uno. Y todo en 40 minutos de programa, así, del tirón, no vaya a ser que le cojan cariño a los concursantes y le tengan que ofrecer un call TV.
Las pujas despiertan en los concursantes un odio profundo y una absoluta sed de venganza, por lo que cada ronda mola mucho más que la anterior. Se quitan las sartenes del fuego unos a otros, se desviven pujando por cambiarles cuchillos por unos de plástico, vamos, que no me extrañaría que pronto alguien metiese la cabeza de su compañero en el horno y nos haga felices a todos para siempre.

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