Las Palmas de Gran Canaria volvió a latir con música los días 3 y 4 de octubre de 2025, cuando el Gran Canaria SUM Festival desplegó su sexta edición en el recinto Infecar. Lo que fue preparado como una celebración del pop, el indie y la diversidad sonora terminó consolidándose como un auténtico punto de encuentro cultural, donde miles de personas se unieron para disfrutar, corear y vivir música en directo con ganas.
Desde primeras horas, el recinto comenzó a llenarse con público que venía no solo de las islas, sino también del resto de España. Medios locales destacaron que sumers llegados de Madrid, Alicante, Barcelona, Valencia, Andalucía o el País Vasco se sumaron a la cita, lo que habla del tirón nacional que ha adquirido el festival.
La escenografía estaba pensada para acoger dos escenarios cubiertos, zonas de ocio, gastronomía y descansos, sin largos tiempos muertos entre actuaciones. La organización promocionó que los conciertos sucederían de forma ininterrumpida, y eso se sintió: el público caminaba entre escenarios, cruzaba zonas de descanso y regresaba con energía a seguir disfrutando.
Uno de los aspectos más valorados por el público y los medios fue el estricto cumplimiento de los horarios de actuación. Las bandas y artistas subieron al escenario con puntualidad milimétrica, en perfecta coordinación con el horario oficial que el festival había difundido días antes. Un detalle que, en un contexto de festivales donde los retrasos suelen ser moneda común, dice mucho del compromiso logístico de la organización.

El cartel fue contundente: nombres como Mikel Izal, The Vaccines, Zahara, Elefantes, Rozalén, Duncan Dhu, Shinova, Siloé, La La Love You, entre otros, se repartieron dos jornadas intensas.
Los conciertos más esperados —Mikel Izal, Zahara, Elefantes— cumplieron con creces: el público coreó canciones de toda la vida y vibró con los momentos más íntimos y los himnos de estos artistas. Medios locales afirmaron que el elenco “hizo las delicias de la gente con sus éxitos, clásicos e imponentes actuaciones”.
La mezcla fue uno de los grandes aciertos: no todo fue potencia, también hubo pausas limpias, momentos acústicos, conversaciones con el público y cambios de luz que ayudaron a construir climas distintos. La diversidad de estilos permitió alternancias de emoción y descanso visual.

En redes sociales, la cuenta oficial del festival compartió que “SUM Festival 2025 nos ha regalado momentos únicos que quedarán grabados a fuego en la memoria”. Esa frase resume parte de lo que vivieron muchos.
En Norte Gran Canaria se publicó una crónica titulada “Gran Canaria Sum Festival 2025, una experiencia inolvidable”, donde se menciona que el público llenó el recinto y que se contó con personas de numerosas provincias españolas: “miles de ‘SUMers’ abarrotando el recinto … un público que repite edición tras edición”.
También destaca el respaldo institucional: el Cabildo, el Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento participaron como patrocinadores clave, lo que refuerza la dimensión cultural y turística del festival.

Este festival reafirmó que SUM ya no es una promesa: es un referente emergente. Para los fotógrafos, supuso múltiples desafíos y oportunidades: capturar las texturas de luz, la emoción del público, los momentos épicos de los cabezas de cartel, y también los detalles mínimos que hacen mágico un concierto.
Y más allá del sonido, lo visual volvió a tomar un papel protagonista: planos cuidados, juegos de luz, expresiones captadas al vuelo y una comunidad de profesionales —y aficionados— que hicieron del SUM un lienzo colectivo donde cada click cuenta.