Arón Piper irrumpió en la escena musical con su álbum homónimo, un trabajo de 13 canciones que fusiona pop electrónico e indie con un espíritu veraniego, consolidando su transición de actor a artista tras su éxito en Élite y El Correo. Presentado con una fiesta exclusiva en Ibiza el 3 de agosto, el disco, producido por Manuel Lara y Ben Aler, destila ritmos bailables y letras íntimas que reflejan su viaje personal: “Nace de una necesidad de buscar dentro de mí el sonido para expresar mis sentimientos, mis demonios y mi luz”, confesó Piper. Influido por Daft Punk, Tame Impala, The Cure y La Unión, este debut (con temas como ‘Invisibilidad‘, ‘Pirata Espacial‘ y el reciente ‘Flores‘) promete ser la banda sonora de escapadas improvisadas y atardeceres eternos. Pero, ¿es esta propuesta suficiente para trascender su origen actoral?
Piper, nacido en Berlín en 1997 y criado en España, debutó como actor a los 11 años, destacando en 15 años y un día, cuya canción ‘Rap 5 años y un día‘ fue nominada a los Goya. Su fama global, con más de 14 millones de seguidores, se disparó con Élite, y premios como Icono del Año de GQ Portugal y embajador de Tiffany & Co. refuerzan su estatus. Ahora, con este álbum, amplía su universo sonoro, construido desde singles como ‘Invisibilidad‘, que acumula millones de streams. Lara y Aler, con créditos en Kali Uchis y Bad Bunny, tejen una producción luminosa que mezcla indie nostálgico con beats urbanos, ideal para la pista de baile. El resultado es un disco versátil, desde el pulso electrónico de ‘Bla bla bla‘ hasta la vulnerabilidad de ‘Las Noches Más Oscuras‘.
‘Flores‘, con su video dirigido por Bandiz, destaca como un himno veraniego, mientras ‘Especial‘ envuelve memorias con guitarras limpias y ‘Pirata Espacial‘ explora paisajes psicodélicos, influenciados por Tame Impala. Sin embargo, la honestidad que Piper reivindica a veces se diluye en letras que pueden sonar superficiales o pretenciosas, un eco de su búsqueda de identidad más allá de la pantalla. Esta dualidad plantea una reflexión: ¿es su vulnerabilidad genuina o un vehículo para su transición actoral?
«Arón Piper» es un debut que brilla, un sol que calienta pero no quema. Con su mezcla de sensualidad y melancolía, Piper se posiciona como una voz singular, aunque su camino hacia la autenticidad aún parece en construcción. Este álbum invita a bailar bajo las estrellas, pero su luz durará solo si trasciende el brillo inicial de su nombre.