marzo 26, 2025

De héroes, bestias y mártires

Llevábamos un tiempo de retiro, desaparecidos y qué mejor manera, que una verbena de post-punk con El Diablo de Shanghai, Los Yolos y Alcalá Norte en Razzmatazz para volver por la puerta grande.

La tarde del viernes 14 de febrero abría con los muchachos del Poblenou, que se subieron al escenario con una fórmula compuesta de convicción, jactancia y seguridad, recorriendo metro a metro cada uno de los 113 pasos adelante en el Ensanche. Había ligeros cambios en la formación desde la última vez que los disfrutamos, pero con su insultante juventud, no tardamos en ver que mantienen esa frescura, actitud y creatividad que les sitúan en los puestos de cabeza de la escena musical barcelonesa. En buena medida, fue un alivio constatar que con el paso del tiempo, lejos de estancarse, ganan credenciales en el directo. ‘Patti Smith‘, ‘BGMMF‘ o ‘Boviscopofobia‘, fueron algunos de los temas más aclamados, para dar paso a Los Yolos. Otra banda local con un estilo más ecléctico y oscuro, difícil de etiquetar ya que no parece tratarse de una propuesta meramente musical, si no que trasciende con ligereza a otras disciplinas como la interpretación o escenografía. Tocaron pases de Rock Ciudad y de su último trabajo «Nos siguen por delante«.

Con un público candente por la energía de la previa y expectante después de unas píldoras de forocoches y gente cabal aplaudiendo a Ronaldinho en el Santiago Bernabéu, mientras el Staff se ocupaba de un monolito neoliberal complicado de ensamblar (como la vida misma). En un momento dado, aparece Barbosa ejerciendo de maestro de ceremonias, con una bota de vino y regalando al respetable las decenas de puros que pueden llegar a caber en un chaleco vaquero, porque como él mismo proclamó: “Alcalá Norte sin puro, no vale un duro”. Una perfomance con cierta gracia, como carta de presentación y todo ello mientras el resto de la formación tomaba posiciones. Álvaro Rivas aparecía ataviado con un pijama sanitario del servicio público de salud, venido a menos de una Comunidad cualquiera. Como si fuera una especie de gesto categórico para redimirse de la ausencia de los últimos meses, que retrasó su
puesta de largo en la mítica sala de Barcelona. De repente, el evento arranca con el vertiginoso ritmo de Los chavales. La expresividad y la mirada brillante de cada uno de los integrantes no hacía más que confirmar, que llevaban más tiempo del que les hubiera gustado esperando este momento.

El fenómeno de Alcalá Norte no es fácil de explicar, un indeterminado número de planetas alineándose, viveza y desparpajo en las redes sociales y la dosis de casualidad necesaria para saltar a la palestra con uno de los discos de 2024 bajo el brazo. Su sonido, que tan poco parece agradarles identificar con el manido post-punk, tiene claros e inconfundibles tintes de La Movida, adornado con ecos y matices propios de gente de la talla de Joy Division, The Cure o The Smiths. Con un elenco de influencias que dejan poco margen al error y un nivel compositivo superlativo, que enmarca escenas costumbristas y focaliza la incipiente precariedad y desencanto de la clase media, salen embriones de himnos generacionales como ‘420N‘, ‘La sangre del pobre‘ o ‘La calle Elfo‘. En Razzmatazz colgaron un nuevo Sold Out en su gira, en la que se puede constatar que cuentan con una masa de seguidores suficientemente heterogénea, ferviente y “pogosa”. A lo largo del concierto, fueron destapando el tarro de las esencias, con temas tan sombríos como Westminster o El guerrero marroquí – bakala norte mix, volviendo a sus “maquetas simples” para disfrutar de una barbacoa en el cementerio, y también hubo espacio en la faena para versionar a Los Planetas o hacer gala de su amplio espectro cultural, atreviéndose con el francés de Fils de Lucifer (Icaro).

No quisiéramos despedirnos sin destacar la presencia en la formación de René de Dharmacide, en un concierto enérgico, pudiera ser que se hiciera corto, sin embustes y artificios en forma de bises, y que remataron, como no podía ser de otra manera con el potente hit de la banda de Ciudad Lineal. Ese en el que nos dan alguna que otra pauta para saber apreciar los pequeños detalles del día a día, relatando lo sencillo que era sentirse realizado con un puro y la compañía de un amor en un tendido de sombra de Las Ventas. Eran otros tiempos, ahora la vida cañón es poder ahorrar para la entrada de un pisito en la calle Elfo.

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