«Mar en calma» es un disco que llega cargado de expectativas y rodeado de una aura de homenaje a Enrique Morente. Sin embargo, al adentrarnos en sus canciones, encontramos un álbum que, si bien contiene momentos de belleza y emoción, también revela una cierta falta de originalidad y una dependencia excesiva de la figura paterna.
La idea de recuperar un proyecto iniciado junto a Enrique Morente es, sin duda, un gesto conmovedor. Sin embargo, la sombra del maestro planea sobre todo el disco, eclipsando en ocasiones la voz propia de Soleá Morente. La elección de un repertorio que homenajea a grandes figuras como Frank Sinatra, Paco Ibáñez o Billie Holiday, si bien es un ejercicio interesante, no logra despegar del todo del homenaje y se queda en una mera recopilación de versiones.
La colaboración con Isidro Muñoz es un acierto indiscutible. Su experiencia y sensibilidad musical aportan una riqueza y profundidad a las canciones. Sin embargo, en ocasiones, la producción resulta demasiado convencional y poco arriesgada, lo que resta originalidad al álbum.
Si bien «Mar en calma» es un disco bien hecho, se echa en falta una mayor personalidad y un riesgo creativo por parte de Soleá Morente. La artista ha demostrado en otras ocasiones su capacidad para innovar y fusionar diferentes estilos, pero en este álbum parece más centrada en rendir homenaje a su padre que en explorar nuevas fronteras musicales.
La decisión de recuperar el sello Discos Probeticos es un gesto loable, pero también plantea interrogantes. ¿Es este el mejor camino para revitalizar un sello histórico? ¿No se corre el riesgo de caer en el mero homenaje y la nostalgia?
«Mar en calma» es un disco que honra la memoria de Enrique Morente, pero que no logra trascender la figura del maestro. La falta de un proyecto propio y la dependencia excesiva de las versiones restan originalidad al álbum. A pesar de sus buenos momentos, «Mar en calma» se queda a medio camino entre el homenaje y la creación artística.