Vivimos tiempos convulsos en los que la prensa, las redes sociales y el día a día parece que solo tienen una intención: asustarnos. Confinados en nuestras casas resistimos como podemos, entre discos, libros, series y directos de Instagram. Lloramos como modernos sufridores sin darnos cuenta que nuestra situación es un privilegio en comparación con la de cientos de personas que diariamente viven en reclusión de manera injusta.
No resistimos sino que disfrutamos de esos discos, esas series, esos directos, esos libros. Disfrutamos de nuestros amigos a través de pantallas que por primera vez en mucho tiempo parecen ser mínimamente útiles. Y tenemos el placer de conversar, hacerlo con amigos y extraños. Hacerlo, por ejemplo, con Tito Lesende autor de libros como ‘M Clan: Pasado Imperfecto‘, ‘201 Discos para engancharse al Pop/Rock‘ escrito a cuatro manos con el periodista Fernando Neira o ‘Revolver, El Disco de los Beatles que revolucionó el Rock‘, un prolífico escrito (aunque posiblemente él rechace este término) que ahora presenta ‘Los 100 Mejores Discos de Rock en Directo‘, una excusa perfecta para hablar con Tito sobre el rock, los libros, los conciertos… a fin de cuenta: sobre música.

Pregunta – Para quienes no lo conozcan Tito Lesende procedemos a presentarlo: nacido en A Coruña pero forjado en Oleiros, que como irreductible aldea gala sigue manteniendo su independencia de la urbe herculina. Estudió Filología Inglesa pero se convirtió en periodista por vocación. Comenzó sumergiéndose en el mundo deportivo hasta que apareció la música un espacio que no ha abandonado ¿en qué momento todos cambio? ¿qué ocurrió para que los balones se convirtiesen en guitarras?
Respuesta – Siendo menor de edad empecé a cobrar por escribir cosas de fútbol. Entraba libremente en los vestuarios del Deportivo y en el estadio, entrevistaba cada quince días a un jugador. El fútbol es importante y parte de mi entorno me envidiaba. Pero, cuando más entraba en ese mundo, más me frustraba. El trapicheo, el politiqueo, las influencias, las chicas. El deporte quedó en un segundo plano y decidí dejarlo. Empecé de cero en Radio Oleiros, sin cobrar, sin conocer a nadie, pero pinchando discos de rock con mi amigo Richi Rozas en un programa llamado “O Porcoteixo”. Hice lo correcto. Por cercanía, algunos jugadores del Depor grabaron nuestras primeras promos: Mauro Silva, Djukic… Esa campaña hubiera costado hoy cientos de miles de euros.
P. – Has venido aquí para hablar de tu libro, o mejor dicho, de tu último libro: ‘Los 100 Mejores Discos de Rock en Directo’, que lejos de ser un ranking es una retrospectiva sobre discos y las anécdotas que rodean su grabación ¿Cuál ha sido el germen de un libro con una temática tan concreta y quizás tan denostada?
R. – En mi opinión, los discos en directo han dejado de tener la importancia de antaño. No quiero ponerme rancio, pero pienso que es algo natural: ahora, desde casa, tenemos acceso a millones de conciertos de nuestros artistas favoritos. Se cierra un período de varias décadas en las cuales un álbum en vivo era necesario para tener toda la dimensión de un artista. Mi objetivo era crear un pequeño homenaje al formato, glosando un centenar de trabajos en vivo muy importantes.
P. – El rock, además de música, es mucha actitud. En ocasiones nos cruzamos con discos que a priori no llaman nuestra atención pero tras escucharlos en directo descubrimos matices o sensaciones y se convierten en uno de esos trabajos de cabecera.
R. – Totalmente de acuerdo. A mí me ha pasado en unas cuantas ocasiones. Ahora se me ocurre un ejemplo: Muse. Los he visto varias veces en concierto, y también me gustan algunos de sus discos, pero es en el escenario donde el grupo realmente se manifiesta en todo su poder. Lo mismo podría decirte de Wilco y de muchos otros grupos y artistas.

P. – De tu mano hemos descubierto ‘201 Discos para engancharse al Pop/Rock Español‘ y posteriormente ‘Los 100 Mejores Discos de Rock en Directo‘ pero ¿cuál fue tu primer disco? Y ese disco del que jamás te desprenderías.
R. – Me resulta imposible quedarme con un disco, o con cien incluso.
Obligado a salvar uno, escogería alguno de los Beatles. Hoy me quedaría con «A Hard Day’s Night«, pero depende del momento. Quizá escogería alguna antología, para poder quedarme con más canciones. Mi primera casete fue, precisamente, «A Hard Day’s Night«. Me la compré en una tienda de electrodomésticos cuando tenía ocho años. En realidad, quería a los Rolling Stones, pero salí ganando con el error.
Mi primer disco de vinilo fue «Rock and Roll Over«, de Kiss. Me lo compré en Barros Grandes Almacenes de A Coruña a los 12 años.
P. – Todos los libros que has escrito versan, de una u otra manera, sobre el rock. Hace unos meses Loquillo, quizás el máximo representante actual del rock clásico estatal, decía en una entrevista que el rock será la música clásica el Siglo XXII ¿Ha muerto el rock? ¿Ya no queda espacio para que siga creciendo?
R. – Creo en el rock como concepto. No lo entiendo como Chuck Berry, ni como Led Zeppelin, Nirvana, The Black Keys o, qué sé yo, Vetusta Morla. El rock es mutante porque es, sobre todo, una actitud. No creo que esa actitud vaya a morir. Sí pienso que debemos abrir los oídos a otras formas de rock futuras, aunque presenten características ajenas a lo que hasta ahora hemos conocido como rock.
P. – Y hablando de cosas que parece que se han perdido. En los últimos tiempos hemos comprobado que ya no es necesario grabar un LP, o incluso un EP, para llenar salas parece que ahora basta con colgar un par de temas, que hagan clic y enganchar al público ¿Se ha convertido el soporte físico en un fetiche de coleccionistas? ¿Seguiremos almacenando vinilos en 10 años?
R. – En efecto: como en los años sesenta, las canciones sirven ahora como argumento para hacer conciertos que, a su vez, sirven como argumento para vender discos o canciones. Probablemente, el formato físico se ha convertido ya en un distintivo de melómanos. Quizá un 80% del negocio musical llega ahora por la vía del streaming. La gente ya no tiene necesidad de comprar discos; ni siquiera en su versión digital. Los únicos que almacenamos vinilos, o cedés, o archivos de audio en nuestro disco duro somos un tipo determinado de melómano. Damos un valor extra a la obra como objeto, bien sea por coleccionismo, por compromiso o para distinguirnos socialmente, pero nada de esto nos hace mejores, claro. Solo distintos.
P. – Ambos hemos coincidido en diversos conciertos en los que es habitual encontrarse a más de una, dos, tres… personas con su móvil en alto grabando una canción o un momento “especial” del concierto para después compartirlo en redes. Ese acto ¿no resta buena parte de magia a esos directos?
R. – Sin duda. Pero es el correr de los tiempos, nada que objetar. La magia se ha dado siempre cuando la ciencia no nos asiste. Ahora, la ciencia nos permite adueñarnos de la música en nuestros teléfonos. No necesitamos magia. Es menos bonito, pero es más práctico y útil.
Todos podemos sacar el móvil y hacer un vídeo o un par de fotos. Lo que me gustaría es que la gente fuese más responsable y respetase más el concierto, por ellos mismos, por quienes los rodean y por los artistas. Hace no mucho, fui a ver a Guns N’ Roses, o como queramos llamar a ese zombi. Delante de mí había varias personas transmitiendo gran parte del evento en sus redes sociales. Me resultó difícil concentrarme. Yo había pagado mi entrada, pero había un tipo en la cocina de su casa viéndolo mejor que yo: se había conectado por Skype a su colega. La pantalla de móvil de su colega no me dejaba ver. Solo veía a aquel menda en su cocina.
P. – ¿Crees que existe alguna manera de evitarlo?
R. – Prohibir el uso de móvil en los conciertos, como ocurre con el cine o el teatro. Así lo hace Bob Dylan, entre otros. O activar inhibidores para que el público no pueda conectarse; se ha demostrado que, cuando no se pueden subir imágenes a internet, el público pierde el interés en registrarlas. Pero tampoco me gusta la medida y, además, mucha gente dejaría de ir en esos casos. Deberíamos ser responsables y ajustar este tipo de comportamientos para no tener que implantar medidas que coarten nuestras rutinas sociales.
P. – En la biografía de tu twitter te defines como “Juntaletras vocacional y profesional. Melómano profesional y vocacional” ¿en qué está juntando letras en la actualidad este melómano profesional?
R. – Tengo varios proyectos. Voy alternándolos. Pero ninguno está tan encauzado, por ahora, como para mencionarlo. ¡En cuanto haya un proyecto firme de libro, te lo contaré!
Desde Hipsterian Circus os recordamos que os podéis hacer con ‘Los 100 Mejores Discos de Rock en Directo‘ en la tienda virtual de Efe Eme a la que podéis acceder haciendo clic aquí.