No sé si a vosotros os pasa, supongo que sí, de repente estás tan tranquilo, procrastinando en tus redes sociales y hay algo que se repite: un grupo de música, un programa de televisión o una serie. De la noche a la mañana todo el mundo habla de ello, de lo guay que es y de lo mucho que les ha enganchado. Y tú te preguntas: «¿será verdad? ¿Molará?». Pues bien, dicho fenómeno ha sucedido recientemente con «The End of The F**king World«, la última serie de Netflix y en Hipsterian Circus ya tenemos veredicto: M-O-L-A-M-I-L.
La historia se centra en dos adolescentes un tanto raritos y sin muchos amigos que, sorpresas de la vida, ¿se hacen amigos? Bueno… amigos, amigos, no es la palabra. Digamos que tienen una relación de mero interés. Él, James, psicópata autodefinido, busca una presa mayor que los animales que suele matar. Ella, Alyssa, rebelde como ninguna, aprovecha su reciente amistad para planear la huida de su infeliz vida. Juntos se ven envueltos en un viaje por carretera con ciertos altibajos que los llevarán hasta sus propios límites.
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«The End of The F**king World» está llena de escenas cargadas de humor negro protagonizadas, en parte, por las situaciones absurdas que viven los jóvenes. Muchas de ellas te llevan a pensar incluso que son un tanto «cortitos», pero lo cierto es que no dejan de ser dos chavales ligeramente marginados que intentan escapar de su realidad.
Lo cierto es que entendemos el amor que ha surgido por esta serie. No solo tiene una gran fotografía y localización. Sino que el reparto es también una gran baza. Jessica Barden y Alex Lawther bordan sus respectivos papeles, sin menospreciar a Wunmi Mosaku y Gemma Whelan, a la que reconocerás por Juego de Tronos y su papel de Yara Greyjoy.
¿Otro punto positivo? Es una serie muy fácil de ver. Son sólo ocho capítulos que duran aproximadamente veinticinco minutos, es decir, la ves en un ratito y sin despeinarte. Además, te recomendamos disfrutar de su banda sonora en la que se incluyen grandes temones de grupos como Tullycraft o Brenda Lee.