Ocho fechas con sus respectivas ocho ciudades. Esa era la cifra que marcaba Izal para los que serían sus últimos conciertos, el fin de gira de Copacabana era una realidad. Y ese punto y final tuvo lugar el pasado 25 de febrero en el Palacio de los Deportes (lo siento, me cuesta llamarle WiZink Center o Barclaycard Center).
Los chicos de Izal en estos conciertos fin de gira no estarían solos, y no sólo por las colaboraciones sorpresa de los diferentes conciertos, sino porque junto con el anuncio de las fechas fin de gira anunciaban que Modelo De Respuesta Polar les acompañaría en estas ocho citas.
Con una puntualidad casi a la británica, a las 20:00h se abrían las puertas del Palacio para ir recibiendo poco a poco a las 16.000 personas que esa noche decidieron acompañar a cinco artistas. Y una hora más tarde, Modelo De Respuesta Polar ponían sus pies sobre el escenario.
Debe ser una sensación abrumadora el encontrarte ante un público tan grande, una marea de cabezas. La misión de los polares no era sencilla, amenizar a un público que espera con ansias la puesta en escena del grupo principal. Sin embargo, en mi opinión, MDRP no sólo amenizó la espera, sino que defendió su música y la expuso ante los miles de almas allí presentes. Si consultáis este artículo, o este otro, conoceréis de mi devoción por este grupo. Es por eso que canciones como ‘Momentos Similares’, ‘Dos Amigos’ o ‘Crece’ son canciones que me siguen emocionando, ya sea en una Joy como en un Palacio.
La evolución musical que han tenido con su último trabajo, “Dos Amigos”, justifica las críticas positivas que están recibiendo, y el hecho de acompañar a Izal en sus últimos conciertos. Esto también es otra forma de mostrar su música a un público que puede ser afín a su estilo de música. Continuaron con ‘La Juventud y el Tiempo’, ‘El Cariño’, esta última con un cambio musical en este concierto, un ritmo más rápido a anteriores ocasiones; y se despidieron con ‘Que No Se Apague’, desvelándonos que a finales de este año sacarán su próximo disco. Y con toda esta alegría en el cuerpo nos quedábamos esperando a que el cambio de escenario terminara.
Los primeros acordes sonaban, su concierto empezaba por el final, “ya ha comenzado la cuenta atrás… se acabará”, así nos avisaban de lo que sería esta ‘Despedida’ de los escenarios. Serán meses duros, de echar de menos, tal y como confesaba Izal durante el concierto. “Recordar los finales no nos deja imaginar cómo sería empezar”, una frase que inicia la canción ‘Hambre’, y es que sin este final no vendría el cuarto disco del grupo. Digamos que es un mal necesario.
‘Agujeros de Gusano’ y ‘Palos de Ciego’ continuaban confirmando la fiesta que se había iniciado, el feeling que siempre ha tenido el grupo con su público. Mismo feeling que tenían Mikel y Jorge Drexler en la interpretación de ‘La Piedra Invisible’, siendo el uruguayo la primera sorpresa de la noche.
El entusiasmo de Mikel también estuvo presente durante toda la noche, muy comunicativo con el público (como nos tiene acostumbrados en sus diversos conciertos). Para presentar ‘Tóxica’ se ponía el traje de confidente advirtiéndonos que no nos acerquemos a gente tóxica; y unos consejos/comentarios que se repetirían en otros temas como ‘Los Seres Que Me Llenan’ y ‘Pánico Práctico’.
‘Arte Moderno’ se fusionó al final con el principio de ‘Extraño Regalo’, con la unión rítmica de guitarras y batería para unificar ambos temas. Canciones que difieren entre ellas tres años, en los que la trascendencia del grupo ha sido muy diferente en una época y otra. Repercusión que se espera mantener en su próximo disco que empezará a grabarse en enero del próximo año, según anunciaba Mikel, y del que nos adelantaba en esta gira, en los diferentes conciertos, uno de los próximos temas: ‘Ruidoblanco’.
En un concierto tan extenso en repertorio tiene cabida diferentes sentimientos. Se puede vivir la emoción, el éxtasis, la locura, la emoción… Como ocurrió, en este último caso, con ‘Pequeña Gran Revolución’, una canción que Mikel dedica a su primera sobrina, que después fueron dos, y que todos nos hemos sentido identificados con parte de su letra si nos ponemos en la misma posición del cantante.
Del polvo de ‘Oro y Humo’ salimos volando hacia otro ‘(Tu) Continente’ a golpe de ukelele, como sería también en ‘Conclusión en Do Para Ukelele’. Un continuo idas y venidas entre sus tres discos publicados, un repaso a su discografía en un concierto de tal calibre. Tras esto, nos fuimos ‘Hacia el Norte’ a tratar ‘Asuntos Delicados’, canción que recuerdo especialmente bailable para todo el personal, especialmente por la fuerza de sus guitarras y la distorsión de ellas.
A pesar de que Jenna Fischer no nos acompañó esa noche, ‘La Mujer de Verde’ sí estaría. Es más, había multitud de ellas, ya que por las primeras filas estábamos acompañadas de varias capas y gorros verdes. Este tema era el que acababa los conciertos de su anterior gira, y fue el elegido para que Álvaro y Alberto de Miss Caffeína les acompañarán en el escenario.
‘Epílogo III: Resurrección y venganza’ nos avisaba para que nos pusiéramos cómodos, una forma de anticipar la traca final que vendría a continuación. Con el Prólogo de (y) ‘Copacabana’ se volvía a destapar la locura, tal vez uno de los temas más queridos, cantados y bailados de su trayectoria. Pies descalzos, arena virgen, Copacabana y claqué. ¿A quién no le gustaría estar así? Nosotros no estábamos soñando despiertos, estábamos viviendo un momento histórico para la banda. Bailamos el primer estribillo, como también lo hizo Diego Garrido (bailarín que aparece en el videoclip de la canción); y en el segundo se desprendía una especie de confeti por toda la pista del Palacio. Joder, qué grandes son. Qué subidón de adrenalina.
Tras este momento álgido del concierto vino el bis. La pena empezaba a llenar un poquito nuestros corazones. El final estaba llegando, la despedida que nos advertían al principio tendría ese fin (o al menos es un ‘hasta luego’). Solo eran tres más.
La primera era ‘Qué Bien’. Alberto entraba al escenario con ukelele en mano, dando los primeros acordes, mientras todo el Palacio se iluminaba con diminutas luces de pantallas de móviles. ¿Quién no descubrió a Izal por esta canción o por la siguiente que tendría lugar? Esta fue ‘Magia Y Efectos Especiales’, título de su primer disco. Cuando acababa dicho tema la gente empezaba a impacientarse. A grito pelao pedían que tocasen ‘El Baile’. Gente impaciente… Mikel anunciaba que se iban, pero no sin antes tocar esa canción que ya todos sabíamos cuál era: el PUTO baile. Preparaba el micrófono y extendía el cable, Mikel se preparaba para acercarse al público a dejarse la voz y el alma en ese último tema. “Llega el fin de los finales…” había que morir en ese último tema. Seríamos esos locos que nos verían bailando, incluso bajo una lluvia de papelitos blancos que un cañón disparó en el segundo estribillo, y que se disponía a inundar el suelo del Palacio. Así es como se acaba un concierto, una auténtica gozada.
Vivir un concierto de estas dimensiones hace que se me pongan los pelos de punta al recordar diferentes momentos del concierto. Un disco de oro avala el gran cariño que el público tiene a este grupo. Una noticia que les llegó unos días después de haber iniciado la gira de estos últimos ocho conciertos. Agotaron entradas en Barcelona, Valencia, Granada y Madrid. Entre las ocho ciudades, han sido más de 90.000 personas quiénes hemos podido disfrutar de los conciertos. Izales, ¿qué será lo próximo?