El Contempopránea tiene una peculiaridad sobre el resto de festivales que le hace ganar en sencilllez y, sobre todo, encanto. Pocos pueden presumir de hacerte sentir como en familia. Su reducido recinto, la calidez de los asistentes, el contacto con los grupos que bajan a la pista para disfrutar de los directos de sus compañeros de profesión son solo algunos de sus atractivos. Estamos, por desgracia, tan acostumbrados a los festivales masificados que comienzo a valorar cada vez más poder disfrutar de un cartel repleto de grandes bandas sin tener los inconvenientes que tanto incomodan de los grandes festivales. Es como comprar en Inditex o irte a la pequeña tienda de la esquina que fabrica de forma artesanal. Algo parecido le pasa al Contempopránea. Es nuestro pequeño oasis en mitad del desierto, donde prima la calidad y la cercanía por encima del mercantilismo.
El viernes Tachenko después de dar un acústico en la piscina de la localidad derrochó su pop con mayúsculas, siempre buscando la melodía perfecta, dulce e inocente. Son un clásico en el Contempopránea. Nacidos de lo que fue El Niño Gusano, han pasado en varias ocasiones por allí. Hasta tienen un CD doble donde recopilan sus actuaciones de 2006 y 2008 en el Cpop.
Pero si algo conquistó la noche del viernes fue, sin ninguna duda, el ruido gallego. Los sintetizadores son su especialidad. Distorsión y ritmos electrizantes, la bandera que enarbolan. En ese mismo escenario descubrí a Triángulo de Amor Bizarro, nueve años antes. Era el verano de 2007, cuando pasaron por primera vez por el Cpop con su primer disco producido por Carlos Hernández. Su música ha evolucionado de forma considerable hacia un sonido cada vez más crudo y la madurez de sus melodías dan buena cuenta de ello.
Los cabezas de cartel del viernes, The Pastels, ofrecieron su único concierto en España. Los de Glasgow demostraron su experiencia y maestría después de más de tres décadas dedicadas a la música. Un icono del pop que pocos conocen aquí y que se encontraba entre los veintidós grupos elegidos para el recopilatorio C86, al que este año el festival quería homenajear por su trigésimo aniversario.
Los que más coros arrancaron sin duda fueron Dorian. Trajeron oscuridad, azules y un directo más sobrio que en otras ocasiones. Llegaron y triunfaron ya sin los violines que les acompañaron el año pasado en Badajoz.
Mis favoritos de la noche, Papaya, fueron un derroche de estilo, seducción y letras cáusticas. Resultaron impecables, hicieron bailar a todos los que aguantaron hasta las cuatro de la mañana, seguidos de unos desenfadados Murciano Total.
El sábado Hazte Lapón dejaron claro que las etiquetas no van con ellos, que el eclecticismo los define. Precedieron a Linda Guilala y su electro-pop oscuro, sin ornamentos.
Un plato fuerte de la noche fueron Belako. Que grato es que existan grupos tan jóvenes con tanto talento, porque no suele ser lo habitual. Pero cuando sucede es una locura. Cuatro jóvenes entre los 21 y 24 años nos hechizaron con su sonido sucio, enérgico e inconformista pero sin grandes pretensiones, que recuerda a Pixies o a Joy Division. Ahí es nada. El cuarteto vasco embriagó a todos los asistentes. El indie-rock de los 90, el punk y la electrónica, que aparecían y desaparecían impulsados por sus constantes saltos de entusiasmo, esperaban su turno entre canción y canción.
El gran lujo que se permitió este año el festival fue traer a The Charlatans, uno de losmáximos exponentes del brit pop de los noventa y del movimiento Madchester que dieron un bolazo con una ejecución perfecta y un sonido excelente. Sus fans se entregaron y no faltó algún que otro guiño hacia el público de Tim Burguess aunque siempre sin moverse un ápice de su papel de rock star, ni siquiera cuando se marcaba su baile que recordaba al movimiento de un cariñoso y divertido conejito.
Después comenzó a sonar ´Carreteras infinitas´, el nuevo single de Sidonie, mientras la banda entraba en el escenario con sus cigarrillos y sus vasos llenos, derrochando alegría, carácter y ganas de pasarlo bien. Llevan rodando desde finales de los noventa y no han perdido el entusiasmo. Salen a ganarse al público con unas ganas contagiosas y lo consiguen. Sidonie dejaron claro desde el arranque que iban a ser los más festivos de la noche. Sedujeron al público que se entregó sin paliativos a Marc mientras largaba durante todo el concierto «All right motherfuckers« o cuando se subió en hombros de un asistente paseándose por toda la pista mientras cantaba ´Un día de mierda´. Y para finalizar, un poco más de espectáculo, como siempre, Axel escalaba por las escaleras del escenario. Eso es lo que ofrecen y el público responde a sus melodías facilonas y sus estribillos coreables. Sin duda fueron los que más público congregaron el sábado, sobre todo los más jovenes que dejaron, por fin, el vaso del botellón en la plaza para entrar en el recinto. De repente llegaban en masa al recinto y el público más maduro se preguntaba con curiosidad: ¿dónde estaban estos antes? Por desgracia hay público que no siempre valora la oportunidad de escuchar y descubrir las bandas que ofrece un festival como este.
Durante estos días Alburquerque resuena en todo el país gracias al Contempopránea. Un pequeña localidad de cinco mil habitantes con una repercusión mediática que sin el festival nunca hubiera alcanzado. Un altavoz que se activa una vez al año por la llegada del Pop. Me encantaría que alguna de sus ediciones finalizara sin dudas sobre su continuidad. Por desgracia, ésta no va a ser. Mantener dos sedes con poco presupuesto y apoyo de las instituciones se convierte en un objetivo poco menos que imposible. Medir qué aporta el Contempopránea a la cultura de calidad, a la visibilidad de una región deprimida económicamente donde la inversión privada escasea por la falta de tejido empresarial, y valorar hasta dónde merece el apoyo de las instituciones y de la inversión pública y así garantizar su supervivencia daría para escribir otro artículo porque hay muchos intereses en juego, no solo culturales o económicos, sino también políticos.
Desde Hipsterian Circus alzamos nuestra copa para brindar por el pop más independiente mientras gritamos ¡Larga vida al Contempopránea!
Todo muy bonito … Pero dos cosas :
1) Sidonie no es una banda Indie, es un grupo de teatro rollo circo del sol… Bochornoso.
2) Y otra cosa, soy fan de The Pastels… pero el concierto fue lamentable y patético… Ten objetividad joder. Compáralo con el bolo de los Charlatans … Por Dios !!!!!
God save The Charlatans !!! Pero no a The Pastels !!!! Por favor !!! Que asuman si jubilación !!!
Bueno cada uno tiene su opinion, y está es la de la autor/a, ser objetivo no significa verlo como tu. Un poco más de respeto por favor.