Hacía cuatro años ya de la última parada de Bruce Springsteen en Barcelona dentro del Wrecking Ball Tour, así que las ganas de volver a disfrutar del Boss eran considerablemente altas. Esto se pudo notar ya algunos días antes del sábado, día del concierto, en los alrededores del Camp Nou, donde los primeros fans ya organizaban la cola para acceder a las primeras filas del estadio.
Había ciertas dudas en relación al setlist, ya que siendo el primer concierto de la gira europea del The River Tour, y después de que Bruce anunciara en uno de los últimos conciertos de la gira americana en Brooklyn que ya no volverían a tocar el «The River» del tirón, la incertidumbre existía entre algunos de los presentes. Aunque al fin y al cabo, la mayoría se conformaba con escuchar lo que el Boss decidiera.
A la hora prevista para el inicio del show, las nueve de la noche, pocos asientos libres quedaban ya en el campo y los nervios eran ya muy presentes. Aún así, no fue hasta las nueve y veinte cuando Bruce saltó al escenario, recibido con un gran mosaico, para saludar con: «Hola Barcelona! Hola Catalunya!» y empezar con ‘Badlands’, ‘No Surrender’ y ‘My Love Will Not Let You Down’. Menuda declaración de intenciones, ¡qué manera de empezar!
«Esteu preparats?» decía varias veces Bruce antes de empezar el repertorio de temas del «The River». Sonaron ‘The Ties That Bind’, ‘Sherry Darling’, ‘Jackson Cage’ y ‘Two Hearts’. Al finalizar esta última llegó la primera canción que Bruce escogió de entre todos los carteles de los fans más cercanos al escenario: ‘I’m Goin’ Down’.
Una increíble ‘Hungry Heart’ con Bruce andando por la pasarela que separa el pit de la pista general dio paso a ‘Out in the Street’, coreada como si no hubiera un mañana, al igual que todas las demás.
Después de tanta marcha acumulada llegaron ‘I Wanna Marry You’, ‘The River’ y ‘Point Blank’ para bajar un poco el ritmo de nuestras pulsaciones.
Pasada ya la primera hora de concierto volvimos a dejar de lado «The River» para escuchar una versión más eléctrica de ‘Atlantic City’ y posteriormente ‘Darlington County’, terminando con Bruce cogiendo algunos carteles de entre el público para decidir cuál de esas peticiones tocaría. El primer cartel que Bruce mostró a la audiencia fue uno en el que podíamos leer ‘Glory Days’ en un lado y ‘Growin’ Up’ en el otro, y con el que jugó a ver cuál preferíamos. Finalmente la escogida fue ‘Glory Days’, que fue seguida de otra petición, ‘I Wanna Be With You’.
Cruzamos la línea de las veinte canciones con tres temas: ‘Ramrod’, con movimiento de trasero de Bruce y los suyos incluido, ‘The Price You Pay’, y un ‘Drive All Night’ de piel de gallina.
‘Lonesome Day’ dio paso a un par de canciones de «Darkness On The Edge Of Town»: ‘Prove It All Night’ y ‘The Promised Land’. Y para ir cerrando los temas previos a los bises, sonaron ‘Because the Night’, ‘She’s the One’, ‘Brilliant Disguise’ y ‘The Rising’ y una versión preciosa del clásico ‘Thunder Road’.
La primera canción de la parte final del show fue un especial homenaje a Prince con su ‘Purple Rain’, coreada por todos los asistentes demostrando que sigue presente entre los amantes de la música. ‘Born in The U.S.A’ y ‘Born to Run’ retumbaron en el Camp Nou antes que ‘Dancing in the Dark’, en la que dos chicas subieron al escenario a bailar con Jake Clemons y Bruce.
Se acercaba el final y tocaba darlo todo, así que los últimos temas se convirtieron en una auténtica locura, una fiesta en toda regla. ‘Tenth Avenue Freeze-Out’, ‘Shout’ de los Isley Brothers y ‘Bobby Jean’ ponían, en teoría, el punto y final del concierto.
Pero cuando Bruce y su inseparable E-Street Band se despedían de Barcelona, el público pedía más. Habían pasado alrededor de tres horas y media desde el inicio del concierto pero querían más, y Bruce se lo concedió. Todos volvieron a sus puestos para interpretar ‘Twist and Shout’ de los The Top Notes, más conocida por la versión que hicieron los Beatles.
Así terminó un magnífico concierto que abre la etapa europea del The River Tour por todo lo alto, repasando temas de toda la trayectoria musical del Boss en unas tres horas y cuarenta minutos y demostrando que a sus 66 años su estado de forma sigue siendo pletórico. Un espectáculo que, sin duda, todos deberíamos vivir una vez en la vida.
Guillem enhorabona pl resum concis peró a la vegade captant els detalls viscuts en propia pell, amb sentiment i emoció,…. El detall que agrada els lectors!!.