diciembre 12, 2024

Sonido Vegetal en Málaga: Cuando las ganas de juerga conocen al rock mestizo

Soy una persona a la que no le gusta bailar. Tal vez porque no sepa, tal vez porque me dé vergüenza o tal ver por ambos a la vez. El caso es que conocía a Sonido Vegetal y sabía que llevarían un espectáculo muy enérgico, pero no sabía que consiguieran que fuera a moverme del sitio con tanta facilidad, ni que yo fuera a disfrutarlo tanto..

Los encargados de abrir la noche fueron La Maruja y Otras Hierbas, grupo de Málaga con un cantante argentino (El Guacho), un guitarrista malagueño y el resto de componentes que se reparten procedencia entre Uruguay y Venezuela. Esta mezcla se encargaría de traer un espectáculo que consiguió cautivar a un público entregado desde el minuto cero a base de ritmos frenéticos de la esencia propia del mestizaje: una fusión interesante del rock, el reggae y el ska, todo ello aderezado con cambios de ritmo y estrategias con las que hacer que el público sea partícipe de un setlist que le resulta desconocido. Una primera toma de contacto que puso un listón alto y había consumido parte de la energía del personal.

A las 23:45 llegarían Sonido Vegetal en una introducción de sonidos distorsionados que desembocarían en A Mil Colores, un tema entretenido e intenso acertado para abrir el set. Continuaron encadenando temas de sus dos últimos LPs, y aunque si bien es cierto que tardaron más tiempo en conectar con el público en comparación con sus teloneros, sería con el toque rockero de No Estoy Enamoradocon el que se ganarían a unos asistentes que lo estaba dando todo en la pista. Unos músicos que motivaban al púbico a entonar los coros de sus temas y momentos en los que rompía la melodía con el protagonismo de los vientos de metal en los que todo el mundo se entregó y se dejó llevar entre saltos y risas.

Sonido_Vegetal_Malaga

Sonido Vegetal supo jugar con un setlist en el que demostrar todo lo que son. Por un lado, demostrar esa vena estilística que se encarga de recoger sus influencias del flamenco, el ska y el reggae, como en Maribel, con unas muy buenas vibraciones protagonizando. Por otro, demostrar que son algo más que cachondeo. Porque vale que Néstor, el vocalista, se encargara de dar saltos y moverse cual Mick Jagger mientras entonaba sus temas, pero es en la crítica que realiza en esas canciones donde realmente demuestra su faceta más seria de compositor. Y si no, que se lo digan en ese canto a la indignación que es Estudia Mucho’.

Y qué decir de la recta final. Un cierre que comenzaría con Carromato Punk, uno de sus temas bandera, con un público coreando el estribillo, estableciendo una comunión muy interesante. Pero para momento increíble, lo que consiguieron hacer en ‘Mr. Jones’, que la alargaron y llevaron hasta el infinito sin que resultase agotadora para la gente. Primero hicieron que los asistentes formaran una suerte de conga que recorriera la pista, y luego dividieron la sala en dos “bandas” estableciendo una batalla para ver quién cantaba la melodía con más intensidad. Increíble el buen rollo que desprendía ese momento y la complicidad banda-grupo.

En definitiva, un concierto que fue todo risas, todo baile y todo interacciones con gente que no conoces de nada pero con la que compartes el gusto por una música que invita a despreocuparse y a bailar. Y eso fue lo que consiguieron que el aquí presente hiciera, así que desde aquí mi admiración por haberlo hecho y por dar un concierto en el que me lo pasé genial y que repetiría sin duda. Que uno va de hipster y moderno escuchando música indie, alternativa y experimental, pero de vez en cuando agradece estas innovaciones para desconectar y echar un buen rato. Y vaya si así lo hice.

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