por Al adentrarme a la odisea de Sitges jamás me imaginé que un festival de cine podría dejarme más molido y con peor cuerpo que uno de música. ¡Gloriosa inocencia! Aunque no pasé tanto tiempo de pie como en un concierto, las horas de sueño vienen a ser las mimas (a las siete cada día hay que estar de pie para reservar entrada o te quedas sin ver una mierda), las dietas de bocata con refresco y los trayectos a pata interminables. La única solución, como siempre en esta vida, es ser rico y pagarte un apartamento en pleno Sitges junto a restaurantes de lujo y transporte, pero todos sabemos que no es el caso.
Una vez superado el ecuador del festival puedo decir que en organización, me he enfrentado a varios pros y contras que han hecho de mi todo un superviviente. Por una parte, el servicio a los periodistas ha sido más que aceptable con chicos y chicas majísimas encargadas de concertarnos las entrevistas, atendiendo rápido a los teléfonos y organizando el cotarro lo mejor que han podido. Aun así, en ocasiones me he partido la espalda y perseguido a más de uno para tener diez minutos de preguntas y respuestas. Por otra parte, el tener acreditación B te condena estar renegado a un segundo plano y no ha resultado ser el lujazo que esperaba. Muy pocas sesiones con pase abierto me han obligado a madrugar cada día o a quedarme horas tirado buscando una sesión decente en abierto. No se puede tener todo, es obvio, pero que si pudiésemos pedir pases unas horitas más tarde y no desapareciese la reserva a los 20 segundos como que mejor. Pero bueno, resumamos un poco lo que hemos visto hasta ahora:
El sábado 10 de octubre en la playa de Sitges varios tenderetes se encargaron de maquillar a todo aquel que se presentase allí e hiciese cola durante un rato considerable. La famosa Zombie Walk empezó a las 20:00 y como si fuesen las procesiones de Semana Santa en Cartagena, los no muertos desfilaban delante los ojos de familias y niños. Desde luego una actividad que atrae a jóvenes y mayores al festival y una experiencia curiosa, aunque sea para ver cosplays súper frikis como la Elsa de Frozen convertida en zombi.
Por otra parte, en los jardines del Hotel Melià acudimos para fichar a algún que otro famosillo y conseguir entrevistas a bases de sonrisas y lágrimas. Nuestro primer encuentro fue con Eli Roth, que está presentando su nuevo film que compite en la Sección Oficial del festival, ‘Knock Knock’, un thriller de misterio y terror sobre dos chicas que se presentan en el apartamento de un hombre casado para seducirle, con Keanu Reeves y Ana de Armas. A pesar de su aspecto simpaticón, decidimos no molestarle por sus imponentes dos metros de altura y su reconocido título de “El Oso Judío” que le otorgó Quentin Tarantino en ‘Malditos Bastardos’.
Acudió también al festival Nicolas Winding Refn y le entregaron el premio Màquina del Temps, mientras que en el cine de El Prat, de encargó también de presentar su libro y proyectarnos su película favorita ‘Farewell Uncle Tom’, un falso documental sobre unos reporteros italianos que viajan en el tiempo a filmar el esclavismo en Estados Unidos. Una película con una buena premisa y un guión muy elaborado pero extremadamente larga, tediosa y redundante. Aún así, Refn aseguró que ésta fue una de las películas que más le impresionaron y que en cierta parte, ha tenido una enorme influencia en su manera de hacer cine por el poderosos elemento que es conseguir despertar la angustia y crear polémica a sus espectadores.
Sion Sono llegó de Japón para presentar nada más ni nada menos que tres películas. Le vimos en la proyección de ‘Tag’, la que se encuentra en la Sección Oficial en competición y se desenvolvió ante los espectadores muy simpático y educado aunque también cansado por el largo viaje desde su tierra hasta Sitges. La película no sabríamos definirla con exactitud, una especie de videojuego en carne y hueso con tintes de anime empalagoso para adolescentes pero con el clásico toque de humor negro con el que Sion Sono suele jugar tan a menudo y, obviamente, buenas dosis de violencia y gore.
La llegada de Oliver Stone a Sitges también dio que hablar. Recogió su premio y después realizó una espectacular master class para todos aquellos afortunados (y también pacientes) asistentes que hicieron cola en la sala Tramuntana. Lleno de anécdotas y cultura política, Stone dio un repaso al cine y la historia para dar a conocer los orígenes de su particular estilo.
En Sitges no existe el descanso. Mientras tecleo estas letras aún me late el corazón por haber tenido la oportunidad de ver y conocer a Gaspar Noé, uno de esos directores que logran que el más inepto quede hipnotizado por la fuerza de las imágenes y el más puritano se cague encima. Su película ‘Love’ ha sido un retrato duro como era de esperar, pero sensible y precioso sobre la tortura del amor, sobre la línea entre el sexo primitivo y la evolución del ser humano y los sentimientos. La recepción en su primera proyección en el Auditori ha levantado varios aplausos, pero también algún que otro carraspeo y cierta incomodidad de algunos por tratarse de una película dramática en 3D. Yo sigo en las mismas, Gaspar Noé es un de los directores más creativos y transgresores de la actualidad y dentro de ‘Love’ hay mucho menos escándalo y polémica de lo habitual para dejar hueco a una historia más madura, de cierta simpleza pero con un perfecto ritmo y tono. Es obvio que Noé ha vivido y conoce el amor y no se avergüenza de confesar abiertamente que todavía no lo comprende.
Otra maravillosa experiencia que pude disfrutar en la jornada del lunes fue la Master Class de Rick Baker, maquillador y creador de innumerables máscaras, monstruos y efectos especiales: desde ‘Star Wars’ hasta la reciente ‘Maléfica’, pasando por maravillas del látex y la estética de los 70, 80 y 90: ‘El Exorcista, ‘Un Hombre Lobo Americano en Londres’, ‘Gremlins 2’, ‘Batman Forever’, ‘Men in Black’… Una clase amena y divertida en la que nos repasó toda su trayectoria profesional, repleta de situaciones graciosas, anécdotas y sobre todo, una gran pasión por el cine y su trabajo.
El premio Maria Honorífica fue para el actor que dio vida a Darth Vader, David Prowse; emocionado y con unas preciosas palabras y anécdotas se mostró encantador y natural como en el documental ‘I Am Your Father’, dirigido por Marcos Cabotá y Toni Bestard sobre la leyenda tras la máscara del villano más famoso del mundo. Una película obligatoria seas o no fanático de la saga ‘Star Wars’ en la que se explica la enorme injusticia que tuvo que sufrir este maravilloso actor por parte del equipo de LucasFilms y el propio George Lucas.
Siguen adelante las proyecciones, algunos títulos han sido auténticas bombas y sorpresas mientras que otros han resultado ser más fríos y aburridos. Hasta el momento no me atrevo a asegurar cual es mi favorita y prefiero reservar mi humilde opinión crítica para después del palmarés.
