Han pasado once años desde que Babyshambles ofrecieron su último concierto. Once años de silencio, proyectos paralelos, vidas dispersas y una leyenda que parecía haberse desvanecido entre los restos de la era post-Libertines. Pero, cuando muchos pensaban que la banda había quedado archivada en la nostalgia del indie británico de los 2000, Pete Doherty y compañía han anunciado su regreso a los escenarios con una gira por Reino Unido para celebrar los veinte años de «Down in Albion«, su caótico, intenso y adictivo álbum debut.
El anuncio llega solo unos meses después de una noticia que sacudió a quienes seguían de cerca la historia del grupo: la muerte de Patrick Walden, guitarrista original de la banda y una de sus piezas más importantes a nivel artístico. En Hipsterian Circus ya nos hicimos eco del fallecimiento de Walden el pasado junio, cuando murió a los 46 años. En ese artículo —puedes leerlo aquí— lo describimos como lo que fue: un genio absoluto, tan brillante como inestable, cuya manera de tocar definió por completo la identidad sonora del grupo.
Su guitarra errática y emocional marcó canciones como ‘Albion‘, ‘Fuck Forever‘, ‘Killamangiro‘ o ‘Pipedown‘, temas en los que Patrick construía atmósferas que oscilaban entre la decadencia y lo sublime. Su ausencia física hoy, justo cuando Babyshambles decide volver a escena, convierte este regreso en algo más que una celebración: es, inevitablemente, un acto de homenaje.
La banda —conformada actualmente por Pete Doherty, Drew McConnell, Mick Whitnall y Adam Ficek— ha anunciado una gira de 10 fechas por Reino Unido bajo el título Down in Albion 20th Anniversary Tour. Comenzará el 14 de noviembre en Norwich y terminará el 4 de diciembre en Glasgow, pasando por otras ciudades clave como Londres (O2 Academy Brixton), Manchester, Liverpool, Leeds o Nottingham. Las entradas saldrán a la venta el 5 de septiembre, aunque habrá preventa desde el día 3 para fans registrados.
El propio Doherty ha explicado en entrevistas recientes que la decisión de volver surgió tras reencontrarse con sus antiguos compañeros en el funeral de Walden. “Hacía tiempo que no nos veíamos todos juntos. Y algo se removió”, ha confesado. Por su parte, Drew McConnell ha sido aún más directo: “La muerte de Patrick fue el detonante. Nos hizo ver que había que hacerlo ahora, o nunca”.
No es fácil separar este regreso del duelo reciente. No porque la banda haya querido explotarlo —todo lo contrario, el tono ha sido contenido y respetuoso—, sino porque Patrick Walden fue Babyshambles, al menos durante su etapa más influyente y creativa. Su forma de entender la guitarra, de improvisar desde el nervio, de tocar sin obedecer del todo a ningún patrón, convirtió el caos en estilo, y su figura queda ahora como un eco constante en cada acorde que vuelva a sonar en directo.
Pero más allá de la carga emocional, el regreso de Babyshambles también supone una relectura del contexto actual: veinte años después de su debut, las canciones de Down in Albion siguen resonando con fuerza. Porque hablaban de huida, de identidades fragmentadas, de romanticismo sucio, de resistencia estética y política desde lo vulnerable. Y, curiosamente, todo eso sigue presente hoy.
¿Qué Babyshambles veremos en esta gira? No lo sabemos. Doherty ha cambiado —ya no es el joven autodestructivo de 2005, sino un artista más estable, sobrio, incluso sereno—, y el resto de la banda también. Pero si algo sabemos de ellos es que, cuando se suben al escenario, la historia vuelve a escribirse en tiempo real. No hacen nostalgia: hacen catarsis.
La vuelta de Babyshambles no es solo una gira de aniversario. Es la reivindicación de un legado que muchos despreciaron por su desorden, por su suciedad, por su falta de control. Pero en ese desorden había verdad, emoción, literatura. Y también estaba Walden, siempre al borde, siempre buscando algo más allá del acorde correcto.
Que esta gira sirva para recordarlo. Y que quienes alguna vez encontraron en «Down in Albion» un refugio, un espejo o una trinchera, puedan volver a cantar aquellas canciones —ahora con un nudo en la garganta y una certeza: nunca será igual sin Patrick. Pero sigue siendo necesario.