noviembre 16, 2025

‘Camino Corto’, el nuevo video lyric de Extraños Pasajeros que desnuda el alma del escenario

Guitarras que susurran secretos, sintes que evocan trenes perdidos en la niebla y una historia de amigos que convierten la nostalgia en himnos bailables. Extraños Pasajeros estrena hoy en exclusiva para Hipsterian Circus su video lyric de ‘Camino Corto‘, segundo single de un EP que promete ser el soundtrack perfecto para quienes viajan con el corazón en la ventanilla ¿Listos para subir al vagón?

En un rincón del indie español donde los acordes se entretejen como hilos de una bufanda raída por el viento atlántico, Extraños Pasajeros no solo hace música: teje universos. Hoy, en exclusiva para Hipsterian Circus, estrenamos el videoclip lyric de ‘Camino Corto‘, el segundo adelanto de su próximo EP. Imagina un lienzo digital donde las letras flotan como pasajeros efímeros en un andén borroso: tipografías etéreas que se desvanecen al ritmo de sintes nostálgicos y guitarras limpias, con fondos que evocan estaciones abandonadas y luces parpadeantes de neón. Es un viaje visual tan introspectivo como la canción misma, donde cada verso se ilumina como un faro en la tormenta emocional del escenario. Con más de 10.000 views en las primeras horas de su subida a YouTube, este lyric video no es solo un estreno: es una invitación a mirarte en el espejo del artista, ese que brilla pero se quema por dentro.

Todo empezó en una habitación de la adolescencia, con un reproductor de CDs escupiendo discos de los 90 y dos chavales de tres años que ya eran inseparables. César y Coke (el alma gemela del proyecto) se conocieron en el patio del colegio, pero fue la música la que les dio alas. Tardes enteras discutiendo sobre The Cure o Radiohead, soñando con sonidos que capturaran esa melancolía dulce de crecer demasiado rápido. Coke, un prodigio del piano que desde crío garabateaba piezas instrumentales en su ordenador, sólo se atrevía a compartirlas con sus padres y César. «Eran como mis confidentes secretos», recordaba Coke en una entrevista reciente. Pero el empujón definitivo llegó durante la formación en producción musical de César: un trabajo final que les obligó a grabar a una banda. De ahí surgió ‘No hay bandera‘, el single que encendió la mecha.

Lo que era un dúo íntimo se expandió como un acorde sostenido. Amigos apasionados por la escena se unieron: primero Álvaro en la batería, luego Guille al bajo y, por último, María aportando coros y texturas vocales que dan alas etéreas a las canciones. Ensayos en garajes, primeros bolos en salas under y la certeza de que aquello no era un hobby: era una familia sonora. «Pasamos de confidencias en una habitación a un escenario compartido», dice César. Hoy, Extraños Pasajeros es un quinteto que respira autenticidad, con un sonido que fusiona sintes ochenteros con guitarras melódicas y ritmos que laten como un tren nocturno.

El nombre, por cierto, es poesía pura. Nació de una foto perdida de Coke, tomada en una estación lluviosa de Budapest: dos figuras en vagones opuestos, ¿amantes? ¿Extraños? La imagen se borró por un fallo en el disco duro, pero la evocación quedó. «Pensaba tanto en esa foto que empecé a escribir una historia alrededor. El título fue lo primero: Extraños Pasajeros. El resto… blanco hasta ahora». Es el mantra de la banda: fugacidad, nostalgia y esa belleza borrosa de lo que se escapa entre los dedos.

Extraños Pasajeros no se conforma con fórmulas. Su paleta es un collage: sintes con aroma a vaporwave retro, guitarras que cortan como cuchillas limpias y un bajo que ancla todo en un groove hipnótico. «Nos gusta experimentar sin traicionarnos», explica Coke. «Cuidamos cada detalle: desde la portada de un single hasta la luz de un vídeo. Todo habla el mismo idioma emocional». Hacen canciones para «ir en tren mirando por la ventana»: no dramas lacrimógenos, sino himnos para sentir más de lo que se dice, para bailar con el peso de los recuerdos en los hombros.

Tras agotar entradas en la Sala El Sol en febrero (un sold out que les supuso la revancha post-pandemia), este verano han conquistado festivales como Lavbanda Fest, Gigante Fest y Jardín de las Delicias. Su trayectoria brilla con galardones: ganadores del IMB Talent para emergentes, un año de mentoría en las oficinas de Sony Music con pros del sector, el Premio YouTube Music en el IMB Festival de Wizink, selección por Estrella Damm para el ciclo del Mutua Open de Tenis 2024, y triunfadores en el concurso de Indie Cool 2025 y Vivo Back to Bands 25 de Universal en el Teatro Albéniz. Son el indie español que crece sin prisa, pero con raíces firmes.

Camino Corto‘ no es solo un single: es una confesión cruda. Segundo avance del EP que se avecina, la canción disecciona el conflicto del músico en el escenario: esa adrenalina que engancha como un vicio, pero que devora la esencia. «El miedo a perderte frente al público, la soledad del foco, el peso de ser visto», describe María. Imágenes potentes como «la torre de control en llamas» pintan la dualidad: huir o brillar, adoptar una máscara que funciona (y hasta divierte) pero que erosiona el yo auténtico. «Es universal: ¿quién no ha fingido para encajar, solo para agotarse después?», añade Álvaro.

En el lyric, que os dejamos incrustado abajo, las letras se despliegan como pasajeros en un convoy fantasma: fondos de estaciones desiertas, trenes que se pierden en la bruma, y una paleta de grises y azules que evoca esa inseguridad vivida. Sintes que gimen como un eco distante, guitarras que rasgan el velo y la voz de Coke, vulnerable y magnética, guiando el viaje. Es el tipo de canción que te hace parar el scroll y prestar atención: para los que piensan demasiado, pero bailan igual.

Extraños Pasajeros no busca la fama efímera; busca conectar, como esa foto perdida que los nombró. Con este EP en el horizonte, prometen más vagones llenos de historias. ¿Subís? El billete es gratis, pero el equipaje emocional, opcional.

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