diciembre 7, 2024

Viva Belgrado nos lleva a una noche de catarsis musical

El pasado viernes, La Fábrica de Chocolate de Vigo se transformó en un santuario de emociones intensas y sonidos envolventes con la llegada de los cordobeses Viva Belgrado, quienes presentaron su último trabajo, «Cancionero de los cielos«, ante un público ansioso y con el cartel de entradas agotadas. El evento prometía ser una experiencia única, y así lo fue.

La noche prometía emociones fuertes, y Battosai, banda santiaguesa encargada de abrir el cartel, no defraudó. Con su reciente trabajo “Lágrimas y Milagros», el grupo mostró una madurez notable, marcando un nuevo rumbo tras la salida de algunos de sus miembros fundadores.

Battosai en acción / Foto: Sara G. Ruibal

Su sonido, con reminiscencias de los 90, se presenta más pulido y serio, manteniendo la energía que les llevó a recorrer el país con más de 40 fechas. Canción tras canción, los santiagueses dejaron momentos memorables, calentando el ambiente para lo que estaba por venir.

Con la sala abarrotada, Viva Belgrado tomó el escenario arrancando con ‘Vernissage‘, un tema de su último trabajo, «Cancionero de los cielos«. Desde el primer acorde, quedó claro que el público estaba ante una experiencia única. La propuesta musical de la banda cordobesa, una mezcla visceral de post-hardcore y elementos experimentales, creó una atmósfera de intensidad casi palpable.

Cada tema del setlist, como ‘Chejov y las gaviotas‘ o ‘Erida‘, se convirtió en un estallido de emoción y energía a partes iguales donde la conexión entre músicos y el público trascendía lo humano para convertirse en una experiencia sensorial total con un público, entregado por completo, que coreaba las letras como si formaran parte de una liturgia, canalizando los sentimientos que las canciones evocaban.

El concierto fue, en muchos sentidos, un reflejo perfecto de su nuevo álbum. «Cancionero de los cielos» no solo es una colección de canciones, sino una obra conceptual que se presentó en directo como un relato único, hilado con interludios en los que recuperábamos el poco aliento que nos quedaba. Las composiciones más tranquilas, como ‘El gran danés‘, ofrecían momentos de tregua en medio de la tormenta de distorsión y emociones, mientras que piezas más complejas desafiaban los límites del género.

El directo de Viva Belgrado roza lo enfermizo, cada acorde, cada grito y cada pausa son calculados con una obsesión que convierte a sus conciertos en experiencias medidas de principio a fin (nos surge la pregunta ¿será igual verlos en Córdoba, Melilla o Vigo?), de lo que no hay duda es que este perfeccionismo les permite colocarse a otro nivel cómo banda de directo. 

El cierre del concierto, con ‘Qué hay detrás de la ventana‘, dejó al público con la sensación de haber vivido algo irrepetible. Los asistentes no querían que la noche terminara, coreando las últimas notas como si quisieran prolongar el momento.

Viva Belgrado en La Fábrica de Chocolate / Foto: Sara G. Ruibal

Viva Belgrado no solo ofreció un concierto, sino un acto de comunión entre músicos y oyentes, su música trasciende los géneros y conecta con una emocionalidad que pocos logran alcanzar. La Fábrica de Chocolate se quedó pequeña para una noche que fue mucho más que música: fue una experiencia que quedará grabada en la memoria de todos los presentes.

En un panorama musical donde la autenticidad y la intensidad a menudo se diluyen, Viva Belgrado se erige como un faro que no solo ilumina, sino que quema con su intensidad. Si este concierto es un indicio, lo mejor está por venir para ellos, aunque parece difícil imaginar cómo podrían superar este nivel.

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