noviembre 14, 2025

Micah P. Hinson vuelve a casa (y vuelve jodidamente bien)

Si esperabas más de ese folk trágico y desolador de siempre, puedes ir sentándote. Micah P. Hinson, un genio con todas las letras (y sus cicatrices), acaba de soltar su álbum más reciente, «The Tomorrow Man«, y esto es una de las mejores noticias que vas a leer hoy (sea cuando sea que lo leas).

El Micah de ahora ha mandado a la mierda la guitarra acústica para abrazar el crooning más melancólico e intenso. Aquí, la voz no es un adorno: es el cañón desde el que te dispara toda su poética, dolor y, sí, la jodida verdad. Hinson te sienta en la mesa y te dice a la cara: «Las cosas que en su momento parecían amor se habían convertido en control». Punto. Se acabó una fase y empieza otra. La libertad tiene un precio y este disco es la factura.

«The Tomorrow Man» es un viaje por la América interior, pero pasado por el filtro de una madurez europea. La producción de Alessandro “Asso” Stefana y los arreglos orquestales del ensemble de Benevento hacen que esto suene visceral, con capas, pero nunca blandito. No esperes consuelo, esto es un despertador que te da un bofetón, en frío, a primera hora de la mañana. No hay finales felices, hay verdad cruda y vivida.

Temas como ‘Take It Slow‘, ‘Think of Me‘ (que él mismo dice que es la canción más importante de su vida) e ‘I Don’t Know God‘ te muestran a un hombre que perdió la fe forjando una especie de espiritualidad laica para quien ya no cree en cuentos. Micah P. Hinson abraza su historia y su relato: Memphis, Texas, adicciones, la cárcel, desilusión, la música como única salvación… y lo convierte en un acto lírico de resistencia.

The Last Train to Texas‘ huele a obsesión y mentiras, y ‘Walls‘ es la metáfora de esas barreras que levantamos para no caer en pedazos. Hay algo profundamente americano en esa desolación lúcida y, a la vez, algo elegantemente europeo en cómo está construido, sin manipular tus emociones. Por algo el tío se siente como en casa en Italia; allí lo han entendido.

«The Tomorrow Man» no es un disco sobre lo que perdiste es sobre lo que te queda cuando creías que ya no quedaba nada. Hinson ya no canta para las almas solitarias; canta con ellas. En una época de postureo y filtros de Instagram, Micah P. Hinson sigue siendo una preciosa anomalía, ese amigo al que visitas como sie el tiempo no hubiese transcurrido pero con más cicatrices y más sonrisas. Su música no es para vender, nunca lo ha sido, es para servir. Para recordarte que, hoy, decir la verdad es un acto de amor (y de valentía). Y este álbum es un acto de amor cojonudo y sin filtros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *