octubre 9, 2025

Reservoir Media se hace con el catálogo de Miles Davis

El pasado martes, 9 de septiembre, Reservoir Media, una compañía independiente con sede en Nueva York, anunció la adquisición del catálogo de Miles Davis, un movimiento que ha sacudido el mundo de la música justo cuando se acercan las celebraciones del centenario del legendario trompetista en 2026.

Este acuerdo incluye el 90% de los derechos de publicación musical de Davis y los ingresos del legado de sus grabaciones, además de una colaboración con su patrimonio para gestionar su nombre, imagen y semejanza. Aunque los detalles financieros no se han desvelado, las estimaciones apuntan a una cifra entre 40 y 60 millones de dólares, un golpe estratégico para una empresa que ha invertido más de 876 millones en adquisiciones desde 2007. Esta noticia plantea un interrogante: ¿refleja esta compra una evolución genuina del legado de Davis o un simple intento de capitalizar su mito?

Miles Davis, fallecido en 1991, no es solo un ícono del jazz; es un pilar cultural cuya influencia trasciende géneros y generaciones. Álbumes como «Kind of Blue«, el disco de jazz más vendido de la historia con cinco discos de platino, y «Bitches Brew«, que fusionó jazz con rock y electrónica, han sido reconocidos por el Registro Nacional de Grabaciones como obras de relevancia cultural. Su legado, que abarca más de 60 álbumes de estudio y otros tantos en vivo, ha moldeado a artistas desde Prince hasta Radiohead. La decisión de Reservoir de hacerse con este catálogo, en colaboración con la familia de Davis (liderada por sus hijos Cheryl y Erin, y su sobrino Vincent Wilburn Jr.) se presenta como un esfuerzo por preservar y revitalizar esa herencia, con planes que incluyen un biopic (Miles & Juliette), giras de la Miles Electric Band y un espectáculo sinfónico internacional.

La adquisición llega en un momento clave, con el centenario de Davis en el horizonte, y refleja una tendencia creciente en la industria: la compra de catálogos legendarios para explotarlos en plataformas modernas como streaming y redes sociales. Reservoir, bajo el liderazgo de Golnar Khosrowshahi, ha construido una cartera diversa que incluye a Joni Mitchell, Snoop Dogg y De La Soul, demostrando un enfoque que combina respeto por el pasado con ambición comercial. Sin embargo, esta movida también enciende debates. Sony Music retiene los derechos de las grabaciones de Davis entre 1955 y 1985, lo que limita el control total de Reservoir y podría generar tensiones en la ejecución de sus planes. ¿Podrá esta compañía, un “pez pequeño” frente a gigantes como Sony, que gastó 2.500 millones en inversiones el año pasado, navegar las aguas turbulentas de la industria sin perder de vista la esencia de Davis?

La repercusión de esta adquisición es multifacética. Por un lado, abre puertas a nuevas audiencias: proyectos como el film con Mick Jagger como productor o eventos inmersivos en Londres podrían introducir a Davis a una generación que lo conoce más por su imagen de “cool” que por su música. Por otro, existe el riesgo de que su legado se diluya en una avalancha de mercantilización (colaboraciones de moda, licencias artísticas) que priorice el lucro sobre la autenticidad. La historia de Reservoir, que ha revitalizado catálogos como el de Tommy Boy para llevar a De La Soul al streaming, sugiere un compromiso con la innovación, pero el jazz de Davis, tan ligado a su contexto histórico, podría resistirse a ser moldeado por estrategias modernas. La familia Davis confía en que esta alianza eleve su influencia, pero el éxito dependerá de cuánto respeten su evolución constante, un principio que él mismo encarnó al rechazar mirar atrás.

En un panorama musical donde las adquisiciones de catálogos son moneda corriente (Jack White con Sony o Morgan Wallen con Chord Music Partners), la compra de Reservoir destaca por su ambición cultural más que económica. Sin embargo, el verdadero impacto se verá en 2026, cuando los eventos del centenario pongan a prueba si esta decisión enciende un renacimiento genuino o solo amplifica un eco comercial. Por ahora, el catálogo de Miles Davis late bajo nueva gestión, un pulso que podría redefinir cómo escuchamos al maestro o, en el peor caso, reducirlo a un souvenir de lujo en un mercado saturado.

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