No todos los días se tiene el privilegio de disfrutar del directo de la formación de McEnroe al completo, y en esas venimos hoy aquí para contar lo sucedido el pasado 6 de abril en la Sala 2 de Apolo.
La noche estaba programada con el avance de Lea Leone, pero finalmente la artista afincada en Barcelona tuvo que aplazar tanto la sesión vermouth de La Helio como el concierto previo en Apolo 2. Una pena no haber podido disfrutar de las canciones de su recién publicado «Alodinia«. Sin alternativa en la previa, la banda de Getxo, con Ricardo Lezón a la cabeza se presentó en el escenario a la hora convenida, y confesando cierto nerviosismo a pesar de su dilatada trayectoria de más de veinte años ya. Unos nervios, que en parte estaban justificados porque en la otra punta de nuestra geografía, su Athletic se estaba jugando un paseo en la Gabarra cuarenta años después.
Como decimos, no es fácil verlos a todos en directo, el propio Ricardo adelantó que después de este concierto se iban a dar un descanso para trabajar en el próximo disco, “si logra engañares una vez más”. La verdad es que es un lujo contemplar el engranaje perfecto de todos los integrantes, aportando los matices para generar el color adecuado a sus composiciones. Un color, el de su sonido, que recorre desde un espectro de grises propio de las tormentas más poderosas llenas de lluvia y truenos a los tonos más vivos de las flores que rugen. Instrumentalmente son más que aplicados, son precisos, sutiles, acertados y por momentos brillantes. La voz grave de Lezón y su cadencia irregular ponen el resto, parece estar hecha a medida de unas composiciones, que en algunos casos son superlativas. En conjunto, forman lo que podríamos definir como una banda de culto y por si queda alguna duda de ello, la cantidad de fieles seguidores, con camisetas enfundadas y de todas las edades que se congregaron en la sala, no hizo más que confirmar la importancia de la cita.
En el desarrollo del concierto, una a una, iban apareciendo canciones de la talla de ‘La cara noroeste‘, ‘Agosto del 94‘, ‘La electricidad‘ o ‘Los valientes‘. En un amplio repaso a su carrera, parecían dispuestos a no dejarse ninguna de las grandes, a fuerza de intentar equilibrar el respeto, el cariño y el apoyo que todo el mundo les profesa. Los temas de McEnroe alcanzan sensibilidades y despiertan sensaciones que raramente se manifiestan, te sumergen en veranos adolescentes, muestran el aprendizaje de las derrotas, supuran nostalgia y en directo generan una atmósfera melancólica de la que es realmente difícil abstraerse.
Parecía imposible no prendarse de esa simpleza honesta que emanan y de pronto, Jimena. Para tratar de explicar esta simbiosis, hemos de recurrir a las conjunciones matemáticas, que son proposiciones verdaderas cuando sus dos variables son verdaderas y falsas en cualquier otro caso. Pues bien, Jimena es el rayo de luz, ese chispazo que delata las motas de polvo en suspensión mejorando la estampa. Si no sabes de lo que hablamos, aquí va un consejo, escucha cada uno de los pases del EP Veinte, con la versión de Montreal a la cabeza. El color de su voz la pieza del puzle que llevan buscando toda la vida.
Dada la localización de la velada, teníamos la expectativa de ver aparecer a The New Raemon, con el que, por cierto, sacarán un segundo disco a finales de 2024, pero finalmente no se produjo el reencuentro. Aún con ese pequeño debe, nos quedó un poso de satisfacción y la serenidad de saber que hay gente como ellos por los parques.