enero 16, 2025

Crónicas desde el Couraiso: desde Wilco a Lorde

Con un ánimo un poco bajo nos dirigimos a la última jornada de esta trigésima edición de Vodafone Paredes de Coura. Sin embargo, a medida que nos acercábamos al recinto, poco a poco, el clima mejoraba. Por delante nos esperaba una noche con la presencia de Wilco y Explosions in the Sky.

Nuestra tarde comenzó con la actuación en el escenario Yorn de más que una banda, un colectivo llamado Crack Cloud. Procedentes de Canadá, este colectivo creativo teje una microsociedad de artistas en búsqueda de la salvación a través del postpunk y un claro posicionamiento comunal, no solo artístico sino también social. En sus filas, Crack Cloud da cabida a aquellos que en algún momento cayeron en el pozo y ahora intentan escapar de él.

Tras ellos, ya en el escenario principal, llegó el turno de Explosions in the Sky. Tras mucho pensar cómo abordar esta crónica, solo he encontrado una manera de referirme al concierto que los texanos ofrecieron en Paredes de Coura: delicioso. Munaf Rayani tomó el micrófono para presentar a la banda, en portugués, haciendo gala de sus buenos modales, e iniciar un concierto que nos transportó a otros universos. Sin duda, los estadounidenses están en un estado de forma sublime que los coloca en ese pódium mental coronado por los escoceses Mogwai.

A medio camino entre el punk y la parodia nos encontramos con Les Savy Fav. ¿Su emblema? El estruendo de las guitarras con un alto grado de rebeldía. Su concierto tuvo un foco de atención magnético y carismático: Tim Harrington. Mientras la banda desataba ferocidad en el escenario, él paseaba entre el público, conversaba por Zoom o mutaba de científico loco a humano despellajado. El listón del histrionismo quedó muy alto para la banda de la noche: Wilco (y no, evidentemente, no lo superaron).

A las 23.00 horas (horario portugués) en el escenario principal comenzaron a sonar los primeros compases de ‘Spiders (Kidsmoke)‘. Catorce años después, me encontraba viendo a Wilco en el escenario. Muchas cosas han cambiado desde aquel momento, con casi 6 discos más (debido a la inminente publicación de «Cousin«), los estadounidenses abrazan ahora el folk americano sin ningún tipo de rencor. Tweedy sigue siendo ese atípico frontman y Cline un guitarrista con un talento a la altura de muy pocos, ambos arropados por una banda discreta pero contundente. Para nosotros, Wilco siempre será ‘Jesus, Etc.‘ e ‘Impossible Germany‘, que, como hace 14 años, sonaron una a continuación de la otra, haciéndonos regresar a nuestra juventud sin ningún tipo de pudor. Porque es cierto, Wilco nos había ganado antes de salir, ya que fue la confirmación que nos hizo decir «sí, regresamos a Coura«. Sí, echamos de menos ‘Via Chicago‘, pero somos conscientes de que no se puede tener todo y con lo que Wilco nos dio, se nos dibujó una sonrisa de satisfacción y placer en el rostro.

Una de las cosas que menos nos gustó de esta edición de Paredes de Coura fue la programación de los cabezas de cartel. Dos conciertos seguidos en el mismo escenario con el correspondiente cambio de equipo y, evidentemente, con la correspondiente pausa musical. Esto enfrió la noche e incluso nos llevó a desistir de la idea de asistir al concierto de Little Simz el viernes. ¿40 minutos bajo la lluvia sin música? Entendemos que el intervalo entre los cabezas de cartel será todo menos agradecido para la banda, pero el silencio lo es aún menos para el público.

Para muchos de los presentes en Paredes de Coura, la noche tenía un nombre propio: Lorde. Llegaba a Portugal para presentar su último y revolucionario trabajo, «Solar Power«, con el que rompía con su visión musical anterior. Ella, que tanto había llorado, ella a la que la angustia corroía, ha sanado y ahora llega para mostrarnos la luz. Vale, suena un tanto sarcástico, pero es muy complicado involucrarse en un concierto que va desde ‘Liability’ hasta el mesianismo de «Solar Power» o los nuevos ritmos de lo que será su próximo trabajo, con «Invisible Ink» y «Silver Moon», en un escenario vacío de músicos, pero con dos cámaras que siguen cada uno de los movimientos de la neozelandesa. Una puesta en escena fría y austera que nos llevó a sentir que estábamos ante un producto de laboratorio meticulosamente estudiado. ¿Malo? No necesariamente, pero sí artificial y carente de magia y carisma, por muy buenas que fueran sus canciones.

Así nos despedimos de Paredes de Coura, algo decepcionados, y quedamos emplazados para el próximo año. ¿Nos veremos el año que viene en la ladera del Taboão? Es posible, pero por ahora, sin un cartel confirmado, no es seguro.

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