por El pasado fin de semana, el Festival Vive Nigrán regresó con una edición dedicada a reivindicar el orgullo LGTBI, presentando un cartel lleno de artistas comprometidos con la lucha por la igualdad, como Ojete Calor y Samantha Hudson. Pero antes de sumergirnos en sus actuaciones, hubo mucho más música en Praia América.
Nuestra experiencia del viernes comenzó con los acordes finales de Morreo. No cabe duda de que llegar a un concierto un día laborable a las 19:00 horas, por muy último viernes de junio que sea, es todo un reto así que nos tuvimos que conformar con los últimos acordes andaluces. Ha sido una pena no haber podido disfrutar más de Morreo, pero lo que sí pudimos disfrutar fue, por completo, del directo de Morgan.
Morgan una tarde más, sí su concierto fue de día, demostraron su solvencia sobre el escenario. Obreros de la música son una maquinaria musical perfectamente sincronizada, liderada por una Nina que cada día se muestra más segura y se atreve a encabezar un escenario que, con su voz, nunca le quedará grande.
Desde nuestro punto de vista, Morgan no es una de esas bandas que brilla en un festival con horarios limitados; su propuesta merece más tiempo, más atención y una conexión más cercana con el público. Actuar bajo el sol, frente a una audiencia diversa en intereses, algunos más enfocados en la temperatura de su cerveza que en la música, resta un poco de magia (y energía) al directo de la banda. Sin embargo, entendemos que un concierto así puede funcionar como aperitivo para un próximo directo propio y con mayor conexión.
No había lugar a dudas: las camisetas con raspas de espinas, ya sean nuevas o viejas, negras o granates, dejaban claro que el viernes de Vive Nigrán era territorio enemigo. La banda liderada por Josele Santiago volvía a tierras gallegas para reunir a decenas de seguidores.
No fue el mejor concierto de la banda; la voz de Josele parecía tener vida propia y eso, en canciones como ‘Desde el Jergón‘, es un crimen. En términos de sonido, el concierto fue de menos a más, dejando un buen sabor de boca a los seguidores de la banda, aunque muchos de ellos, a pesar de sus canas, se quejaron de la corta duración del show, quizás quisieron rememorar algunos momentos más aquellos tiempos de juventud y rock’n’roll.
Tras Los Enemigos, llegó el turno de Nada Surf. Puede que conectes más o menos con estos neoyorquinos, pero no hay duda de que su carrera es una de las más coherentes y honestas de las últimas décadas. Sus guitarras nos transportan a principios de siglo y se entrelazan entre baladas como ‘Always Love‘ o ‘Blonde on Blonde‘ y trallazos como ‘Popular‘.
Siempre recordaremos su concierto, hace algunos años, bajo la lluvia en 2015 aquel aciago Portamerica que se suspendió en Porto do Molle, cuando disfrutamos de ‘Weightless‘ convirtiéndose en un momento épico. En la noche del pasado viernes, en el Escenario Vibra Mahou, casi una década después, sonó nuevamente, con menos épica pero igual de conmovedor.
Con el adiós de los neoyorquinos decimos bartirnos en retirada conocedores, como en esta crónica, que tras viernes de rock llegaría un sábado de baile para el que tendríamos que estar preparados.
