Sí, los Killer jugaban en casa y Years & Years había hecho un gran concierto pero nos faltaba la guinda del pastel. Casi a las 22.30 horas, sin hacer ningún tipo de alarde a la puntualidad y que el concierto estaba datado para las 22.15 horas, cesaba la música de ambiente (arrancaban los gritos) y se apagaban las luces.
Abría la noche ‘Will of the People’, canción que da nombre al último trabajo de los ingleses que no nos vamos a equivocar no se trata de una de sus grandes obras. Es inevitable recordar en todo momento aquel feroz ‘The Beautiful People’ de Marilyn Manson al ver al trío de Devon, ocultos bajo sus futuristas máscaras, cantar eso de “The will of the people, the will of the people, the will of the will of the…” al unísono como si de una oración salvadora se tratase.
Contaba Matt Bellamy que este sería el trabajo más cercano al metal que hubiese editado la banda hasta el momento, sin duda haber creado tanto hype ahora les pesa. Añádele que en el día que fallecía la Reina Madre los ingleses decidieron recordar a su soberano a golpe de riff del God Save the Queen… ‘Will of the People’ hablando de futuros distópicos donde el gobierno somete al pueblo combinado con un saludo al líder de un sistema político en el que una familia ejerce el control sobre un pueblo, aja, muy bien todo.
El educado riff daba paso a otro himno, este mucho más coreado y deseado, ‘Hysteria’. Si ‘Will of the People’ era chispa, ‘Hysteria’ era un incendio. A partir de ese momento luz, fuego y un set-list de canciones que nos hicieron viajar a un pasado cada vez más lejano y posiblemente idealizado.
Con casi una decena de discos en el mercado los ingleses son capaces de montar un set en el que temas convertidos ya en himnos como el mencionado ‘Hysteria’ o ‘Supermassive Black Hole’ compartan show con novedades como ‘Compliance’ o ‘Kill or Be Killed’, posiblemente el tema que más trasciende de este último trabajo.
No fue una sorpresa, la canción elegida para cerrar el show fue ‘Knights of Cydonia’ poniendo broche a un concierto que pasará a formar parte de los recuerdos de buena parte de los 17000 asistentes.
Dicen que con Muse nunca hay término medio, o lo amas o los odias. Puede que sea verdad pero incluso amándolos puedes decir que esperabas mucho más del concierto. El problema son las expectativas: recuerdas aquella primera vez y te trasladas allí, cuando vuelves al presente te das cuenta que ha pasado más de una década y que, muy posiblemente, la última genialidad de Muse se titula “Black Hole and Revelations”. Ahora Muse es un show con un gran set-list, con una puesta en escena faraónica, ahora no hay gas en Europa porque la banda quema las reservas en cada show, ahora echo de menos emocionarme con ‘Plug in Baby’.
Por cierto, si nunca los has visto en directo y un día tienes la oportunidad de hacerlo: no lo dudes ¿Corto? Posiblemente ¿Efectista? Sin duda.