No nos equivoquemos, la realidad del lunes sólo ofrecía dos alternativas: o película en cualquier plataforma o acercarse al concierto de aquel músico británico, casi, one-hit-wonder de nombre James Blunt.
Un concierto que daba pistoletazo de salida a las coruñesas fiestas de María Pita, en la que se reunían, según datos del ayuntamiento, 20.000 personas. La verdad es que no las contamos pero sí os podemos decir que la plaza llena hasta la bandera cuando James Blunt salía al escenario para presentar su último trabajo “The Stars Beneath My Feet”, un disco recopilatorio con todos éxitos y cuatro canciones inéditas que editaba el año pasado y es que Blunt sabe que lo que su público quiere: escuchar sus éxitos de principios de siglo y cantar a voces esa aclamado ‘You’re Beautiful’, tema que hace (ya) 17 años colocaba a Blunt como uno de los músicos más de moda del mundo del pop.
Arrancaba con ‘Breathe’, y buena parte del trabajo estaba hecho: sus fans caían a sus pies y los que por allí pasaban se prendaban de aquel simpático inglés (residente en Ibiza) que intentaba hablar castellano a duras penas. Así poco a poco fuimos avanzando en el concierto y en la discografía de Blunt.

Temas como ‘Goodbye my Lover’, que interpretó solo sobre el escenario sentado en su piano, demuestran que sin estar en el candelero de manera constante estas casi dos décadas James Blunt esconde mucho más que una (turbia) canción de amor. Además tiene esa cualidad tan escasa en artistas de índole mundial que no es otra que conectar con el público, porque sí James aporta buen rollo, lo suda todo sobre el escenario y siempre con una sonrisa. Te cuenta qué ‘Same Mistake’ es su canción favorita o que ‘Monsters’ está dedicada a su padre (un tema escrito cuando su padre fue diagnosticado de una enfermedad renal en fase 4 que terminó con su vida), sí, se hace querer.
Así que cuando llegó ‘You’re Beautiful’ James se había convertido en ese primo simpático que rara vez viene de visita; esto juega a su favor porque no resulta cargante sino todo lo contrario, así que cantar con él siempre es divertido, sea su gran hit u ‘Ok’, tema con el que terminaba el concierto. Tan solo quedaban un par de balas en el revólver del ex militar metido a músico: ‘Bonfire Heart’ y ‘1973’, tras la que subido en su piano, el bueno de James inmortalizó el momento. Aplausos y promesas de pronto regreso, lo veremos, pero mientras tanto perdurará el buen sabor de boca.

Por encima de cualquier éxito o cualquier chascarrillo en castellano el momento de la noche fue otro. decidió encaramarse a la barra, sonreír y surfear sobre el público, bueno, esa era la idea porque a la primera el peso del inglés venció al público… No pasa nada si a la primera no sale pues malo será que a la segunda ¿Fue James Blunt la noche del lunes el Eddie Vedder de María Pita? Pues mira no, pero la intención es lo que cuenta. También tiene la misma intención Yosi de Los Suaves y se es bastante menos indulgente con él.