Tras siete años alejados de los escenarios como formación, los navarros Marea han regresado, y como sucedió con su marcha, esta vuelta fue sin previo aviso y a quemarropa. Un regreso que llega acompañado de un disco, “El Azogue”, que deja claro desde el primer tema que Marea ha vuelto y lo ha hecho por los senderos que conformaron su camino. Así, que divididos entre la nostalgia y la curiosidad, decidimos acercarnos al IFEVI de Vigo donde la banda ofrecería el segundo de sus conciertos en tierras gallegas.
Aunque la expectación era alta desde primera hora de la tarde, el recinto se presentaba un tanto vacío mientras Lülu, proyecto en solitario del cantante de Forraje, calentaba el ambiente. Un recinto que poco a poco iba cogiendo color pero que distaba mucho del lleno cuando Alén Ayerdi aparecía en el escenario comandando el desembarco navarro que culminó cuando Kutxi Romero, con su habitual presencia patriarcal, tomaba el micrófono que presidía el escenario olívico.
Sonaba la guitarra de Kolibrí y ‘En las Encías’ abría un concierto con una sorprendente reacción del público que la hacía suya desde el primer momento. No había dudas ¡Había muchas ganas de Marea! ¡Había muchas ganas de rock! Pero no nos equivoquemos, fue con la llegada de ‘Manuela Canta Saetas’ con la que el público realmente se enganchó al concierto, ahí es donde la banda se encuentra cómoda: disparando las balas que los convirtieron en una de las mejores bandas del rock estatal, quizás no la mejor como le gusta decir a Kutxi, pero sí una de las más importantes.
No hay ningún tipo de duda que “El Azogue” sigue la tradición de Marea, para bien o para mal, la banda parece anclada en esas melodías y pose que le llevan acompañando desde el final del siglo XX cuando publicaban su disco debut, pero es con sus grandes clásicos donde se sabe vencedora, donde Kolibri hace sonar su guitarra como si veinte años no hubiesen pasado, cuando El Piñas corre por el escenario para marcar el ritmo con su bajo, cuando Ramallo demuestra la profesionalidad de un trabajador del rock y Alén golpea con más rabia la batería. Sí, ahí Marea nos envía a nuestra juventud y la disfrutamos sin remisión, como si los años jamás hubiesen pasado y el mañana no existiese.
Pero sucede que la realidad es otra y por mucho que nos neguemos a verla, ahí está. Uno es consciente de ello cuando en la primera fila, tras las barras, se encuentran los hijos de aquellos que saltaban en su juventud con Marea e incluso el propio Kutxi lo sabe llegando incluso a compartir ‘Lija y Terciopelo’ con Manuel, uno de esos niños que recita los temas de Marea como alguno de nosotros el Padre Nuestro en el colegio de curas, pero que muy posiblemente no era ni un plan cuando “La Patera” se editaba. Romero lo tiene claro: “Manuel, eres el futuro del rock” pero ¿quién el presente? Está claro que siguen peleando para serlo mientras que alguno de sus coetáneos suenan en Los40 y tocan las guitarras sentados en un taburete.
A Marea se le pueden criticar muchas cosas, después pondremos el foco en ello, pero de lo que no hay duda es que siempre apuestan por el rock, por dar oportunidad y por rendir tributo. Así Lülu compartía ‘En tu agujero’ con los navarros, y estos pudieron haber escogido otro, pero decidieron que lo mejor sería uno de sus temas bandera para dotar de importancia la presencia del telonero, una apuesta por aquellos que le acompañan en el camino y que tiene la dificultad de “ser el que está antes de Marea”. Y rinden tributo porque aprovechando su paso por Galicia, han invitado a Fernando Calvo, actual guitarra de Los Suaves, a tocarse un par de temas con ellos, demostrando el idilio de los navarros con la banda gallega. Te puedes hacer ‘Peligrosa María’ o ‘Dolores se llamaba Lola’ y quedar de put… quedar muy bien pero Marea decide marcarse ‘Dulce Condena’, que desata la locura entre el público, y ‘Preparados para el Rock’n’Roll’… lo otro hubiese sido demasiado fácil.
Aplausos, abrazos y saludos parece el fin, pero no lo es. Minutos más tarde por segunda vez la banda regresa al escenario. De nuevo Romero se acuerda del alcalde de Vigo, ya lo había hecho en el primer bis cuando lo tachó de idiota y ‘tonto de las luces’, al negarle a la banda actuar en Vigo y se marca la maravillosa frase ‘bueno, ustedes sabrán qué es lo que votan’ y tanto que lo saben, ya que buena parte del Ifevi abandona el pabellón, silbidos y algún grito marcan la desaprobación de los comentarios más aún cuando Romero se enfanga en su propio discurso donde relata que Caballero, idiota según él, les prohíbe tocar en mayo en Vigo ya que al estar en periodo electoral el grupo político En Marea puede verse favorecido por su presencia… a ver, que nadie niega la versión de Romero, pero está claro que si las elecciones han sido en abril en mayo la presencia de los navarros no tendría ninguna influencia en el panorama político nacional. Un versión creíble pero cuanto menos cuestionable en la que el frontman de la banda se enfangó dos veces hasta hastiar a buena parte del público que prefirió abandonar el recinto a escuchar la homilía de Romero, quien una vez más demostró la libertad que siente sobre el escenario donde es capaz de hablar de su tránsito intestinal y cómo el cocido que se ha metido entre pecho y espalda (y ojo que hay mucho pecho) está a punto de salir de su cuerpo hasta de hablar de la situación político-social de una ciudad en la que su banda da un concierto tras casi una década sin pasar por ella. Romero es así, un hombretón al que se le quiebra la voz hablando de Venancio, el padre fallecido de Kolibrí, pero que minutos antes habla de aquel cocido diciendo que se asemejaba a Obama asomándose al balcón de la Casa Blanca, un poeta que se escuda en blasfemias y vulgaridades porque hablar solo de corazones de mimbre le convertirían en cantautor y un rockero de pelo en pecho y bastón de patriarca y jamás se lo podría permitir ¡Qué duro representar cada noche la mismo personaje!