Si algo tienen en común todas las colecciones es, lo que podemos denominar, cromo fetiche. Da igual los sobres que abras o los cromos que intercambies, siempre hay un cromo que es imposible de conseguir y que cuenta la leyenda que el vecino del primo de tu compañero de clase lo tiene hasta repetido… Al final a toca colección le falta su cromo fetiche. El EDP Vilar de Mouros viene a ser esa editorial que ofrece la opción de “comprar” ese cromo y es que su cartel, año tras año, aúna a las referencias del rock y del indie de los 80 y 90: el evento ideal en el que hacerse con ese ansiado cromo musical fetiche.
Este 2019 no iba a ser diferente y el equipo encabezado por Paulo Ventura ha confeccionado un cartel que mira décadas atrás en el que encontramos a Manic Street Preachers, Prophets of Rage, The Cult, Skunk Anansie, Offspring o The Cult entre otras tantas bandas que completan el cartel del festival más antiguo de la Península Ibérica. Así que sin pensarlo demasiado decidimos cruzar una vez la frontera (política, que no sentimental) que crea el Miño.
La noche del jueves tenía un claro cabeza de cartel: los galeses Manic Street Preachers. Encabezados por James Dean Bradfield, Nicky Wire y Sean Moore la banda comenzaba a tocar mediados los 80 (1986 concretamente) convirtiéndose en una de las banda representativas de la escena inglesa durante la siguiente década gracias a temas como ‘If You Tolerate This Your Children Will Be Next’. Pero previamente a los galeses EDP Vilar de Mouros tenía mucho preparado.
El festival se abría para nosotros con la presencia de The Wedding Present en el escenario secundario del festival, una de las novedades de esta edición de 2019. The Wedding Present arrancaba su carrera en 1985 y en la actualidad, de aquellos jóvenes pop británicos que lanzaban el proyecto, tan solo David Gedge continúa y lo hace para demostrar que clásicos como ‘My Favourite Dress’ siempre lograrán arrancarnos una sonrisa. Es cierto que los nuevos temas nos dejan un tanto indiferentes, pero los británicos tienen el suficiente callo y la suficiente inteligencia como para confeccionar un set-list que nos satisfaga y nos ayude a valorar el trabajo de una banda que si bien no ocupara los primeros puestos dentro del pop actual sí tiene un espectáculo digno y muy respetable.
Tras ellos, y ya en el escenario principal, era el turno para Anna Calvi. Tras casi un lustro en silencio, Anna Calvi regresaba el pasado año con un nuevo trabajo bajo el brazo, “Hunter”. Es interesante comprobar cómo cada vez que se habla de Calvi la sombra de PJ Harvey revolotea alrededor, puede que su acercamiento a lo que llaman art rock, el uso de sonidos estridentes o esa pose acerquen a ambas figuras pero personalmente Calvi me parece mucho más magnética, tiene ese algo tan difícil de explicar que hace que la miremos y que deseemos que su concierto no termine.
Canalizadora de una mezcla de rock y la oscuridad del pop, Anna Calvi ofreció un concierto de lo más visceral sobre el escenario de Vilar de Mouros; una propuesta incontestable que sorprendió a muchos e hizo felices a quienes se acercaron a la ribera del Río Coura para disfrutar de una artista que se prodiga poco por estos lugares. Sin duda Calvi es un animal de escenario y el público lo agradece ofreciendo la mayor ovación hasta el momento.
De vuelta al escenario secundario nos encontramos con los irlandeses Therapy?, quienes llegaban en sustitución de los Killing Joke quienes por extraños motivos habían anunciado la cancelación de su presencia en el festival (otra nueva “extraña” cancelación que se une a un historia con más problemas que temas). Therapy? llevan los suficientes años sobre los escenarios para ser conscientes que eran tan solo una banda de paso entre Anna Calvi y los Manic Street Preachers, sabedores de este factor decidieron subirse al escenario de Vilar de Mouros a divertirse, a pedir perdón por no saber hablar portugués ya que ellos son irlandeses, a pedir perdón por no saber hablar inglés ya que ellos son irlandeses y a mandar a tomar por el.. De vacaciones a Trump, a Boris Johnson y a su corte política. Como bien había avisado Andy Cairns, guitarra y vocalista de la banda, su idea era hacer mucho ruido. Lo consiguieron y nos gustó, nos gustó ver como tres tíos en el escenario salen a dar el 100% a gustar y a gustarse. Therapy? ofrecieron un concierto musicalmente interesante y muy divertido para el espectador, un concierto en el que hubo tiempo para dedicatorias, por ejemplo, ‘Callow’ para los Manics o ‘Isolation’, cover de Joy Division, para el fantasma de Ian Curtis. Sí, Therapy? han merecido mucho la pena.
Llegaba el gran momento de la noche, Manic Street Preachers ocupaban el escenario principal del festival. Supervivientes del rock, aclamados por la crítica, idolatrados por el público y con más de treinta años de carrera llegaban a Vilar de Mouros con más de una docena de discos editados y sin tener nada que demostrar. Y nada demostraron.
Sí, supongo que es problema mío sobre todo porque tras el concierto la gente estaba exultante con el concierto de los galeses. Un concierto que a mí me dejó realmente frío ¿ha sido un mal concierto? Pues no diría eso pero sí diría es que a Bradfield y a sus chicos les da igual subirse a un escenario en Portugal que en Groenlandia: llegan, tocan, hacen sus gracias y se van. Un concierto que sentí como falto de vida pero en el que la gente cantó ‘You Stole the Sun from My Heart’ como si se tratase de la mayor declaración de amor del la historia o ‘Your Love Alone is not Enough’ como si se tratase de la mayor declaración de amor del la historia… espera ¿ha sido un medio tiempo completo el concierto de MSP? Pues parece que sí. Lo más emocionante del concierto fue escuchar a Bradfield felicitar a los portugueses por lograr la Eurocopa de… bueno, de hace años o encontrarse una perfecta versión del ‘Sweet Child O’Mine’ de Guns N’Roses y ver, como muy educadamente, dedicaban a los Therapy? ‘If You Tolerate The your Children Will Be Next’. Un concierto sin vida y, para mí, decepcionante ¿cómo una banda que habla de independentismo, de la opresión británica el resto de pueblos de las islas y que hacen crítica de la política mundial actual me puede resultar tan lejana? Porque esa crítica viene a base de canciones pop, educación de colegio católico y mucho discurso pero cero rebeldía y pasión. Nos quejamos pero no queremos molestar, parecen decir.
Tras los galeses el escenario pasaba a manos de los británicos The Cult, curtidos en mil batallas y precedidos por una leyenda de alcohol y altercados llegaban a Vilar de Mouros para celebrar el 35º aniversario del lanzamiento de su primer disco “Dreamtime”, mientras que cuando su gira tocaba España decían celebrar los treinta años de su cuarto trabajo “Sonic Temple”. Sea como fuere The Cult, a pesar de sus disputas personales, siguen subiéndose a los escenarios demostrando que el dinero y el business están, como mínimo, a la altura de la música.
Encontrarse a The Cult sobre un escenario es presenciar el pasado ante tus ojos. Ian Astbury son los ochenta ya que todos y cada uno de los clichés que podemos imaginar sobre el clásico rockero los podemos encontrar en ellos: desde las excesivas gafas de sol, a esa pose más típica de burgés marbellí en la época loca del ladrillo. A su izquierda, sin cruzarse una sola mirada, Billy Duffy con su Gibson Les Paul negra, un músico que convierte su concierto en un acto natural y sencillo, sobran poses o gestos su única intención es tocar aquellas canciones que le han dado fama, sin aspavientos. The Cult no marcó nuestra infancia, tampoco nuestra juventud, así que, con los ojos del desconocimiento asistimos a un concierto de hard-rock que si bien no nos emocionó sí cumplió las expectativas generadas y que servía como punto y final para este primer día en Vilar de Mouros.