Hace muchos años, Enrique Bunbury comentaba en una entrevista que él era un artista para una minoría dentro de la música mayoritaria mientras que Nacho Vegas era la otra cara de la moneda ya que se trataba de un artista grande dentro de un sector minoritario de la música actual.
Muchas cosas han variado desde aquella entrevista. Al recordarlos sentados en un sillón, supongo que sería parte de la promoción de “El Tiempo de las Cerezas”, lo que no ha cambiado es el carisma de Vegas dentro de la música independiente, es cierto que ha dejado a un lado aquella etiqueta de maldito que durante gran parte de su carrera le ha acompañado y que ahora es un juglar del Siglo XXI, un hombre que no necesita esconderse tras una guitarra para hablar de la situación social como hacían los cantautores de los años 70. Todo lo contrario, con sus canciones Nacho Vegas busca recibir toda la atención para reclamar un mundo más justo, sin metáforas, sin elipsis, llamando a las cosas por su nombre y posicionándose activamente a favor de los colectivos más desfavorecidos de esta sociedad capitalista.
El último asaltado de esta lucha responde al nombre de “Violética”, un trabajo doble que ha reafirmado el estado de gracia en el que se encuentra el asturiano en los últimos tiempos y que la pasada semana teníamos la oportunidad de conocer en vivo en Santiago de Compostela, concretamente en el Auditorio de Galicia, que siendo sinceros presentaba una entrada no acorde con el espectáculo que estábamos apunto de vivir.
Pasaban apenas unos minutos de las 20.30 horas cuando el humo comenzaba a caer y se abría ante la comitiva de músicos que acompañan al asturiano en esta gira. Aplausos, nervios y esa extraña tensión que se crea cuando sabemos que algo poco habitual va a ocurrir ante nuestros ojos. ‘El Corazón Helado’ se convertía en el pistoletazo de salida de la noche.
‘Crímenes Cantados’ trae consigo uno de los momentos más impactes del show ya no solo por la narración de la tortura criminal que se está produciendo ante nuestros ojos a diario en los Centros de Internamiento de Extranjeros, más conocidos como CIEs, sino por el posicionamiento del artista sobre el escenario. Decía Will McAvoy, protagonista de The Newsroom, que la misión de periodismo es civilizar sin duda Vegas ha decidido que su misión como músico es la de denunciar las atrocidades que se comenten. Sí, con temas como ‘Ideología’ el músico se posiciona pero ‘Crímenes Cantados’ es señalar directamente, por mucho que duela, por mucho que moleste.
Pero cuando pensábamos que el choque emocional había concluido sonaban los primeros acordes de ‘Morir o Matar’, el nudo en la garganta era un hecho y solo nos quedaba disfrutar de la caída. Más de una década desde que aquel tema ponía fin a “El Manifiesto Desastre”, más de una década cantando lo que pudo haber sido y jamás será. Una caída que concluía con las lágrimas Katy Jurado en ‘La Pena o La Nada’, dejando claro que Nacho Vegas atesora temas que aún son capaces de ponernos los pelos de punta.
‘Ser Árbol’ nos acercó de nuevo al presente, eliminó esa capa de pena instaurada y dio paso a una segunda parte del concierto mucho más cruda: así transitamos por ‘Nuevos Planes, Idénticas Estrategias’, ‘Cómo hacer Crac’ y ‘La Gran Broma Final’ para terminar glorificando a Violeta Parra con la versión de ‘Maldigo el Alto Cielo’ que el asturiano comparte en este trabajo con Christina Rosenvinge.
La vuelta al escenario nos dejó a un Nacho Vegas que fue de menos a más arrancado con ese medio tiempo de título ‘Las Palabras Mágicas’, esas que se pronuncian sin hablar, para continuar con la hedonista ‘Dry Martini S.A.’ y la ya obligada ‘El Hombre que Casi Conoció a Michi Panero’.
Sin duda estamos ante un artista que ha sabido crecer, crecer no solo como compositor o músico sino como eslabón de una sociedad en la que no se encuentra cómodo; un artista que ha pasado de hablar de uno mismo para convertirse en la voz de aquellos a la que se le ha negado. Un músico que ahora conjuga a la perfección ese hieratismo y esa aura de maldito con una vertiente social. Un músico que llena un escenario tan solo con su carisma pero que igualmente se hace acompañar de una banda extraordinaria para, sin duda, interpretar algunos de los temas que han atravesado a toda una generación.