enero 18, 2025

Santi Araújo: «Soy un público difícil, pero cuando aplaudo aplaudo fuerte»

Lo mejor de lo silencios es que algún día, antes o después, se rompen. Eso es lo que ha hecho Santi Araujo con su EP «Catedral«, cinco canciones que no hablan de la vida, de la muerte y de renacer, parece que nos encontramos ante una hoja de ruta. Para saber si nuestra ideas es correcta hemos decidido compartir unas palabras con Santi para hablar de música, de tierra, de la tierra e incluso de lo divino. Una conversación que ahora se convierto en texto y dice tal que así:

Pregunta – Con la llegada de ‘Vencejos’ se rompían cinco años de silencio y multitud de cambios. Un tema al que acompaña un video en el que asistimos a tu propio entierro y tu posterior resurrección, sin duda una perfecta metáfora de lo que tenemos delante ¿Qué ha decidido dejar atrás Santi Araujo en esta resurrección?

Respuesta – Miedo y poco respeto hacia uno mismo, dos factores que pueden llegar a hacer un cóctel un tanto indigesto.

P. – En 2014 cruzas el charco para instalarte en D.F. y cerrar así una etapa en tu vida ¿Es necesario marcar distancia con aquello que nos duele para poder sanar las nuevas heridas?

R. – En mi caso creo que fue más irme con una mochila en la que arrastraba muchas cosas sin solucionar. Allí creo que esos pesos tomaron una nueva dimensión, y sin las distracciones de las rutinas establecidas tuve que empezar a enfrentarme a ellos.

P. – En alguna ocasión has comentado que tus canciones, más allá de la época o el proyecto al que pertenezcan, brotan en periodos de catarsis. Dice Marina Abramovich que un artista debe sufrir ya que del sufrimiento surge el mejor trabajo ¿No se puede crear arte desde el optimismo y en paz con uno mismo?

R. – Uno de los aspectos que más aborrezco de mi generación es que crecimos en la era de Kurt Cobain, en la que parecía que sólo podías crear si eras una especie de ser atormentado.

En períodos de catarsis a mí hacer canciones me ayuda a respirar, expresarme y ver realmente lo que pasa dentro de mí. De todos modos, intento acercarme a esos sentimientos desde una perspectiva de sanación, y no de autodestrucción.

El reto es hacer canciones cuando «no las necesitas» (es decir, épocas felices, etc.) y es algo que llevo experimentando desde hace tiempo.

P. – En esta nueva vida dejas a un lado la estructura de banda para enfrentarte en solitario al público.

R. – Así es, de todos modos yo no me «enfrento» al público. Busco compartir algo que a mí me hace mucho bien, y si eso se contagia un mínimo a otra persona ya me parece el mayor de los triunfos.

P. – «Catedral» es un EP de cinco canciones pero en diversas entrevistas has comentado que en apenas dos meses habías dado forma a más de 40 temas ¿Por qué has decidido grabar tan solo cinco?

R. – A veces menos es más. Ralph Killhertz, productor del disco, y yo elegimos esas cinco porque casaban bien entre sí, y queríamos mimarlas al máximo. Hice muchas canciones, pero no buscaba que pareciera algo deslabazado.

P. – Supongo que esos temas que guardas en el tintero son los que visten tus conciertos y estos cinco son, por lo tanto, el hilo conductor.

R. – No y sí. La mayoría de las canciones (fuera del EP) que estamos tocando nuevas son de estos últimos meses o incluso semanas, que creo que abren una nueva dirección.

P. – Para la grabación de este trabajo has contado con Gonzalo Maestre y Miguel Rodrigáñez pero ¿Cuál es la alineación titular en un concierto de Santi Araújo?

R. – Pablo Blanco a la guitarra, Fran Sanz al bajo, Álvaro Trillo en la percusión y Xose Luis Miranda en teclados/trombón.

P. – En tu anterior etapa formabas parte de uno de los proyectos más interesantes y reconocidos en el panorama indie estatal pero en tu regreso has decidido quedarte en esta esquina del mundo cuando lo habitual es intentar dar el salto a la capital del estado. Sin duda de trata de una decisión realmente llamativa ¿A qué se debe?

R. – De hecho cada vez intento ir más adentro. Uno de mis planes para 2019 es volver a la aldea. No tengo ni idea de qué me depara el futuro ni quiero saberlo. Por lo de pronto sé que hay algo en Galicia que está muy unido a mí, me llama. Necesito encontrarme aún más. Menos ruido y más paz.

P. – Santi Araújo se sube a los escenarios, interpreta sus temas pero al bajar es un joven que como todos tiene que compatibilizar la música con un trabajo que le permita llegar a fin de mes ¿Cómo se vive esta situación cuando eres uno de los músicos independientes sobre los que más expectativas hay puestas? ¿Es un hándicap o una motivación para seguir hacia delante?

R. – Para empezar, he de decir que yo no siento que sea «uno de los músicos independientes sobre los que más expectativas hay puestas». Creo que estoy más centrado en evolucionar, eliminar capas y ver qué hay dentro.

No suelo pensar que es una mierda no poder vivir de la música. Supongo que estaría bien, pero la realidad es que no lo sé. Tener un trabajo que «me respalda» al mismo tiempo me da libertad para que la música que hago sea para mí, no un producto que deba vender.

Si a la gente le gusta es genial, pero el primero en oírlas soy yo. Soy un público difícil, pero cuando aplaudo aplaudo fuerte.

Os recordamos que podréis ver a Santi Araujo la próxima semana con Micah P. Hinson en Vigo (La Iguana Club) y Coruña (Le Club) más adelante ya en el Festival PortAmérica.

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