El pasado mes de agosto se celebraba en la localidad de Paredes de Coura uno de los festivales más interesantes de la Península, un evento en el que la música llena todos los recovecos de la Playa Fluvial del Taboão. Sin duda, este 2018, esos grupos gancho que nos arrastran de festival en festival, tenían nombre propio: Arcade Fire, Slowdive, Fleet Foxes… pero entre tanta cabeza de cartel encontramos pequeñas perlas que nos alegran el día y nos convierten en fans desde el primer instante. Una de ellas fue sin duda Grandfather’s House: estética cuidada, sonidos que parten del rock progresivo para abrazarse con el synth-pop… nos fue ganando tema a tema hasta el punto de dejarnos con ganas de más. Así que cuando descubrimos que la banda estaría meses después en el Teatro Diogo Bernardes de Ponte de Lima, no dudamos en apuntar la fecha en nuestras agendas.
Luchando contra los elementos, y es que Leslie decidió esa noche azotar el norte de Portugal, decidimos ponernos en marcha hasta Ponte de Lima para asistir al último concierto de la banda en tierras lusas antes de comenzar su gira europea con :Papercutz.
Entrar en el Teatro Diogo Bernardes es viajar en el tiempo. Inaugurado en 1896 y posteriormente rehabilitado en 1999 conserva aún su estructural inicial típica de los teatros italianos del Siglo XIX. Un teatro que se sumía en la oscuridad esperando la llegada de Grandfather’s House. Pasadas las 22:00 un haz de luz atravesaba el escenario para que Rita Sampaio hiciese suyo el piano de cola negro que nos esperaba agazapado en el margen izquierdo, así comenzaban 50 minutos mágicos.
Y sí, a pesar de sonar rimbombante he escrito «mágicos», porque mientras en el exterior el cielo caía sobre nuestras cabezas en el teatro asistíamos a un festival de sonido y luces que convertía la actuación de Grandfather’s House en algo más que un simple concierto. La oscuridad de la platea convivía con los estímulos visuales y sonoros que la banda tenía preparados para nosotros. Luz y oscuridad son terrenos en que banda sabe mezclar con maestría a pesar de un corta carrera, dos caras de una moneda que se combinan para mostrar la calidad de esta joven banda emergente lusa que ahora mismo se encuentra asaltando Europa.
Con la dulzura de la voz de Rita recorrimos los temas que conforman su último trabajo «Diving«, sin olvidarnos de los que ya podemos considerar clásicos de la banda como ‘Sweet Love Making‘ que encontrábamos en su álbum debut. Partiendo de un pilar como una voz inconfundible, los lusos logran que se funda con la electricidad que nace desde la guitarra de su hermano mayor Tiago, y que encuentra respaldo en las teclas de Nuno Gonçalves, y en la batería de Ana João Oliveira que lo llena y une todo hasta convertir sus temas en la píldora perfecta.
Con una sonrisa dibujada en nuestros labios y ganas infinitas de más, abandonamos la burbuja instalada en el Teatro Diogo Bernardes, un lugar donde el frío, la lluvia y el posible fin del mundo no existían cuando los Grandfather’s House nos seducían con sus temas.