No había ningún tipo de duda, el sábado era la jornada grande del Vodafone Paredes de Coura 2018. Desde primera hora de la tarde pudimos comprobar la presencia de más público en el recinto y lo que en estos días eran cómodos paseos se convirtieron en una gymkana en la que sortear a camisetas de Arcade Fire. Pero nada nos detuvo y por ello nos plantamos en el Palco Vodafone para ver a nuestro predicador del amor favorito: Myles Sanko.
Impecablemente vestido, como no cabría esperar otra cosa, el británico salió a morder desde el primer tema dejando además muy claro que estaba disconforme con el tiempo de su concierto ya que 40 minutos se le antojaban pocos ¡¡¡y a nosotros también!!! Aún apremiado por el tiempo, Sanko no tardó en desplegar su arsenal de éxitos: transitamos por ‘So Hard to Stop‘, ‘Sunshine‘ o ‘I Belong to You‘ sin perder ni tiempo ni ritmo. Tiene la cualidad de separarnos del mundo tal y como lo conoces e invitarnos al suyo, un lugar donde impera el amor y la paz.
Sin duda Myles Sanko es uno de los grandes exponentes del soul actual, un podio al que también está llamado el siguiente artista en pasar por el escenario principal de Paredes de Coura: Curtis Harding.
Lo tiene todo para convertirse en una leyenda de la música. Hijo de una cantante de iglesia se inclinó desde muy pequeño al blues mientras sus compañeros de escuela lo hacían hacía el hip-hop. Ahora, con su segundo disco ya en el mercado Harding es una eminencia del soul power al otro lado del mundo.
Sobre el escenario conjuga un punto extravagante con una elegancia natural que lo convierte en el centro de las miradas al igual que conjuga el soul con la psicodelia. Y es ahí donde yo tropecé: no fue soul, aunque hubo mucho de ello, no fue rock, aunque sonaban guitarras, no fue blues…. Es cierto que en el repertorio del intérprete encontramos temas increíbles como ‘On and On‘ o ‘Need Your Love‘ pero la mayor parte del concierto sentía que faltaba algo. Posiblemente ese intangible que derrocha Myles Sanko era lo que echaba de menos en el concierto de Curtis Harding. Una voz privilegiada, un directo medido, unos temas trabajados pero…
Visitamos por primera vez el Palco VodafoneFM para asistir al concierto de la nómada Yasmine Hamdan. Nacida en Beirut (Líbano), con nacionalidad estadounidense y residente en París es considerada por muchos como la gran figura de la música árabe underground tras tener un pequeño cameo en «Sólo los Amantes Sobreviven» película de Jim Jarmush que le dio una proyección internacional y la acercó al espectro pop.
En directo suena como un exótico compendio de pop y electrónica que abraza los sonidos árabes o por lo menos lo que entendemos que son sonidos árabes en esta parte de Europa. Temas que hablan de la emancipación femenina, que claman contra una sociedad que considera injusta, las fronteras. El único pero de este concierto no tuvo que ver en absoluto con lo que sucedía en el Palco VodafoneFM, todo lo contrario, sino con lo que iba a suceder en el escenario principal del festival donde las primeras filas ya esperaban a los Arcade Fire aunque antes de ellos pasaría por allí Dead Combo.
Dead Combo con Mark Lanegan anunciaba el cartel del Paredes de Coura. Si, sí, el mismísimo Mark Lanegan, padre del grunge y habitual colaborador de Queens of the Stone Age o Nick Cave, esa misma noche lo haría con Dead Combo, genios de la guitarra capaces de llevarnos desde la música más fronteriza a paradigmas más clásicos del folk portugués ¿qué más se podría pedir?
Seré muy claro: a mí Dead Combo me gustan bastante. Considero que los duelos de guitarras que establecen Tó Trips y Pedro Gonçalves son divertidos y audaces y además esta noche no estarían solos ya que además de Lanegan tendrían una formación que incluiría vientos, contrabajo y batería. Comienza su actuación de la única manera que saben: directos y golpeando como los gangsters que representan ser sobre el escenario. Un directo sin errores en el que demuestran que al fado le queda mucha vida, que no es una música arcaica. Son brillantes.
¿Por qué no se cumplieron nuestras expectativas? No me voy a meter en la duración del concierto, excesiva para buena parte del público, pero sí en el detalle con el artista invitado. Si yo leo con Mark Lanegan entiendo que Dead Combo pasa de ser una banda instrumental a ser una banda instrumental acompañada por esa cavernosa voz y entiendo además que como juegan en casa y presentan «Odeon Hotel«, toquen alguno de sus temas e igual un par de éxitos pasados. Lo que me cuesta bastante más entender es que Lanegan haga presencia en el escenario cuando llevamos más de una hora de concierto y lo haga apenas para cantar tres temas (ojo, que uno de ellos ha sido ‘Know, I alone‘, basado en el mítico poema de Pessoa). Así que lo que pensaba que sería un concierto que abriría las mentes de cientos de congregados hacia otras música menos escuchadas se convierte en un suplicio primero de la aparición estelar y posteriormente de la espera de Arcade Fire… Así, no. Lo siento, pero así no.
Sin movernos de escenario, llegaba el momento que miles de personas llevaban esperando desde primera hora de la tarde: recibir a una de las banda más grandes del pop actual. No os vamos a contar nada que no se haya dicho de ellos: «Funeral», lejos de rendir culto a su título se convirtió en su salto a la fama y desde aquel momento no se han apeado de las primeras final.
Arcade Fire son una banda que apabulla desde el segundo cero. Enorme a nivel visual, multitudinaria a nivel colectivo, tenían al público en el bolsillo horas antes de salir y cuando el show, porque un concierto de esta gran familia trasciende la música, comienza con la homónimo al disco, ‘Everything Now‘, y el público enloquecía.
Como hemos dicho no os vamos a descubrir nada pero sí diremos que la seguridad de la banda sobre el escenario les permite jugar muy al límite, salir de los establecido para un grupo de música y aportar mucho más de espectáculo. Así los saltos sobre las tablas y al foso son constantes, cambios de instrumentos, giros, bailes… todo medido desde un punto de vista cinematográfico más que musical.
Es cierto que el último trabajo de los canadienses es realmente justo pero les basta con tirar de clásicos para poner a 30000 personas a bailar como si no hubiese un mañana. Así cuando suena ‘Ready to Start‘, ‘Rebellion‘ o ‘Wake Up‘ se desata la euforia colectiva y por más que intentes no caer en ella, no es posible. Arcade Fire son grandiosos, quizás no como músicos, pero sí como un espectáculo necesario para ver por lo menos una vez en la vida.
Como todo en la vida, todo tiene un principio y un final. Nuestro principio en Paredes de Coura fueron GrandFather’s House, nuestro final Arcade Fire pero como si de una gran serie se tratase aquí os dejamos un maravilloso cliffhanger: 2019, del 14 al 17 de agosto, Vodafone Paredes de Coura…