Reconozco que el «no hay entradas» del viernes me resultaba previsible, como ya he dicho en otras ocasiones el efecto Vetusta es imparable, pero sinceramente no estaba que se agotasen las entradas para esta última jornada de PortAmérica 2018. Personalmente el cartel del sábado era el que más llamaba mi atención pero no contaba con el poder de convocatoria de Xoel López y sobre todo Izal.
Para nosotros la tarde comenzaba a primera hora ya que nos apetecía ver sobre un escenario grande a Pardo. Néstor Pardo es una de las caras más reconocibles dentro del rock and roll coruñes y hace pocos meses presentaba su cuarto trabajo en solitario «Libélula«. Pardo hizo gala de su fama: música sin artificios, letras directas… y es que aunque Néstor haya dejado a un lado su estética rockabilly la actitud sigue siendo la misma.
Sin movernos de escenario era el turno de uno de los artistas que más llamaban mi atención del cartel de esta edición del festival; sí, un artista de primera hora, en el escenario secundario y con solo 45 minutos de concierto el era Luis Brea quien además llegaba a la Carballeira con su banda al completo; Nacho Mora al bajo y coros, Lázaro Fernández en la percusión y Jorge Martí a la guitarra y coros. Una oportunidad de recibir en Galicia a una de las bandas más interesantes del panorama indie, una banda que no se prodiga demasiado por estas tierras. Desde el primer instante quedó claro que nosotros no éramos los únicos con ganas de ver a Luis Brea y el Miedo y es que la asistencia era realmente interesante para tratarse de un concierto de primera hora. En 45 minutos hicimos un pequeño repaso a «Usted se Encuentra Aquí«, último trabajo del madrileño, descubrimos a ‘Super Mariachi‘ y nos dejaron claro que hay ‘Mil Razones‘ para que Luis Brea y el Miedo regresen por estas tierras.
Pocos podían esperar que los primeros conciertos de la tarde sumasen tanto a un festival.
Tras ellos, y ya sobre el escenario SON Estrella Galicia, nos encontramos a Jacobo Serra. Supongo que sería debido al ritmo que traíamos de Luis Brea pero no conseguimos entrar en su concierto en ningún momento así que decidimos buscar la sombra y prepararnos para otro de los conciertos del día: Pasajero. Los madrileños presentaban hace algunos meses su nuevo trabajo «Antídotos Fugaces» y ahora tocaba descubrirlo en directo.
Soy de esos que considera que Pasajero es una apuesta segura, una cuestión de tiempo, que dentro de no demasiado tiempo pasarán a formar parte de las primeras líneas de los carteles de los festivales y si bien «Antídotos Fugaces» no me parece un trabajo redondo sí creo que es un buen paso en su trayectoria. Una trayectoria que ya cuenta con tres largos y varios himnos como ‘Intocables‘, ‘Gente Subterránea‘ o la épica ‘Autoconversación‘ un tema que en directo es capaz de arrastrarte y atraparte de principio a fin. Pasajero es una banda cruda y cargada de energía que se desenvuelve como pez en el agua entre los mundo melódicos y la distorsión, repito: una apuesta segura.
De Pasajero pasamos a Shinova con una pequeña escucha previa de Los Coronas. Seguro que el nombre de Shinova ya no os llama la atención porque los vascos son una de las formaciones más sólidas de los últimos años. Su propuesta pop-rock, con esos tintes épicos que aporta la voz de Gabi, ha ido calando en los últimos años y ha sido con «Volver» con el trabajo que han despegado.
Al final del concierto comentaba con Gabriel el crecimiento de la banda desde su último concierto en Vigo. Se nota el callo del escenario, las horas sobre las tablas y que este éxito no ha sido simplemente cuestión de suerte sino de tiempo y trabajo. Sin duda es un placer ver como gente trabajadora poco a poco está siendo reconocida.
Y tras ello llegó el momento de la noche Xoel López. Muchos han criticado que el coruñes es un artista perenne en el cartel de PortAmérica y sin duda eso es cierto pero después te encuentras sucesos como el del pasado sábado y comienzas a entenderlo.
Ya no solo hablamos de la cantidad de gente que congrega sino que además Xoel levantó un concierto que comenzó sonando mal, muy mal, con continuos fallos de sonido y acoples. Si preguntas a un espectador al azar qué tal el concierto de Xoel te dirá que muy bien, te contará su punto de vista pero no hablará de los graves problemas de los tres o cuatro primeros temas y eso se debe a la profesionalidad y buen hacer de Xoel y su banda. Juntos se encargaron de dar forma y luchar por un concierto que no tenía una buena previsión; sí, esa veterania, ese subirse a un escenario una y otra vez te capacitan para hacer olvidar y conseguir que el público disfrute. Más aún si Xoel se pone la camiseta de galego-universal que le gusta lucir desde que en la Carballeira punteaba ‘A Saia da Carolina‘ y que ahora muestra en sus discos sin ningún pudor.
Xoel López demuestra una vez más, y van cientos, que sin ningún problema se puede ser profeta en tierra propia.
Minutos después que Xoel López abandonase el escenario SON Estrella Galicia el Cultura Quente se encendía para We The Lion. Fenómeno de masas en Perú donde saltaron a la fama a través de redes sociales llegaban con su propuesta folk como un área de descanso entre los dos grandes artistas de la noche. Cumplieron aunque el público asistente estuviese más ocupado en buscar su lugar para el concierto de Izal que en atender a los peruanos.
Llegaba entonces otro de los momento grandes de la noche: la presencia de Izal en PortAmérica. Con nuevo disco bajo el brazo y una polémica ya casi olvidada los madrileños llegaban al festival con la intención de hacernos vibrar a todos y una puesta en escena intachable. Un concierto que lo tenía todo para ser de los más destacado del día y se quedó, para nosotros, simplemente en un espectáculo de luz. Sería el cansancio (de la banda que no para de girar o el nuestro de todo el festival) pero nos resulto un concierto sin vida, como poner un disco, que sí, que está bien pero que no tiene ese algo más que debe tener un directo y más aún un directo de una banda como Izal quienes aspiran a jugar en las grandes ligas del pop nacional. Un concierto plano que si bien hizo las delicias de sus fans dejó indiferente a buena parte (ojo, no la mayoría pero sí un número considerable) de los allí presentes.
En eso momento, con el bajón recorriendo nuestro cuerpo, decidimos acércanos a Triángulo de Amor Bizarro pero su post-punk nos sumía más en nuestra falta de ganas por la vida… vale, no, ha sido un comentario un tanto dramático pero lo cierto es que el festival se terminaba para nosotros.
Sin duda la conclusión final es que PortAmérica sigue siendo uno de los festivales de referencia en el entorno de la Rías Baixas, que sí, que tiene grandes errores pero que a través de sus virtudes y aciertos consiguen que queden minimizados o incluso caígan en el olvido.
Antes de concluir con esta serie de crónicas me gustaría reseñar una cosa: antes de comenzar el festival desde al organización se ideó un concurso para convertir al PortAmérica 2018 en un festival más sostenible. Diversas ideas aparecieron en el Facebook del festival que incluían desde ceniceros a vajillas biodegradables, una iniciativa que se sumaba a la de la plantación de un árbol por cada entrada vendida, lo cual teniendo en cuenta que las jornadas de viernes y sábado colgaron el cartel «entradas agotadas» se trata de una gran noticia para el medio. La sorpresa llegó nos encontramos que desde hace años las cervezas de PortAmérica se servían en vasos de plástico y no en los típicos reutilizables a los que estamos acostumbrados… El resultado al final una Carballeira atestada de vasos de plásticos pisados y abandonados. La verdad es que creemos que esta decisión va en contra de la filosofía que el festival lleva defendiendo en los últimos tiempos. Es cierto que al día siguiente nos encontrábamos limpio el recinto pero la cantidad de residuos generados, en especial plástico, ha sido más que alarmante. Aprovechamos para decir una cosita: esas cosas rectangulares de colores que estaban alrededor de los árboles de la Carballeira se llaman contenedores, son de colores para diferenciar qué residuo debe introducirse en cada uno, usadlos por favor.