En Hipsterian Circus somos conscientes de la opinión que merecen los talent show y no nos extraña lo más mínimo. Programas de televisión basura, «artistas» que no saben distinguir entre Do y Re, jueces que están más pendientes de crear disputas basadas en la audiencia que en valorar realmente a los concursantes o un repertorio lleno de canciones más casposas que la camisa de Bertín Osborne. Vamos, que normalmente tienen más de show que de talent. Por desgracia, de esos programas viene la poca música que hay en la actual parrilla televisiva. Pero, para nuestra sorpresa, hace aproximadamente dos meses volvió a nuestras vidas Operación Triunfo y se empezó a ver la luz al final del túnel.
Todos recordamos aquella primera edición de 2001 en la que varios concursantes llegados de diferentes rincones de España competían por hacerse un hueco en el mundo de la música. Tras ocho ediciones, poco a poco, el programa fue perdiendo audiencia, sobre todo cuando pasó a manos de «Telecirco», hasta que, finalmente, en 2011 desapareció.
Ahora bien, la edición de 2017 poco o nada tiene que ver con el programa que conocimos y éstas son algunas de las razones:
- La música: puede parecer una locura, pero sí, en algunos programas de televisión donde lo importante debería ser la música prima el espectáculo, la polémica, el salseo… En Operación Triunfo es diferente. Los chicos componen, hacen versiones de temas de otros artistas, y, lo que es más importante, todos tocan al menos un instrumento. Otro punto positivo son los repertorios de las galas, canciones de Florence and The Machine, Los Ronaldos, Vetusta Morla o La Casa Azul han formado parte de los temas interpretados en esta edición.
- Los profesores: Javier Calvo y Javier Ambrossi, directores de «La Llamada», están causando auténtico furor, pero sin duda, nuestro favorito es Guille Milkyway. El polifacético líder de La Casa Azul está demostrando que en un reality hay espacio para la calidad. Sus clases de Cultura Musical son magistrales. En ellas habla de grupos como Queen, The Beatles o U2, cuenta anécdotas impresionantes, habla de la historia de la música, de su evolución. En serio, si queréis saber de lo que hablamos
y de la razón que tenemosen el canal de YouTube del programa están colgadas sus clases. Imperdibles. - La diversidad: más allá de lo estrictamente musical, Operación Triunfo ha conseguido cosas que, pese a ser necesarias, parecían improbables. Estamos hablando de uno de los programas con mejor cuota de audiencia de la parrilla actual con un 19% de share es las últimas galas. Estamos hablando de un programa que se emite en prime time en la principal cadena de la televisión pública de nuestro país. Y estamos hablando de que en dicho programa se ha podido ver: a un chico trans dándole un beso a una chica bisexual en directo, hemos visto un beso entre dos chicos, hemos visto conversaciones sobre sida, sobre refugiados, sobre ansiedad, sobre feminismo, sobre LGTB+… Hemos visto, sobre todo, un reflejo de lo que es la sociedad actual. Ni más, ni menos.
- Los concursantes: como decíamos al principio de este artículo, entendemos la opinión que merecen ciertos programas de televisión, al igual que entendemos que haya gente que compare Operación Triunfo con Gran Hermano. Pero, señores, nada que ver. Los triunfitos son chavales de entre 18 y 28 años que están encerrados en una escuela de música/arte con el firme propósito de aprender. Son compañeros de trabajo y eso se nota en las relaciones entre ellos. No vamos a vender la moto. También es un concurso y hay rivalidad, pero es otro rollo. Lo que ha conquistado al público, por encima de todo, es la naturalidad de los participantes y la amistad que ha surgido entre ellos.
- Las versiones: sí, esto se merece un apartado propio. Quien siga el programa sabrá que Amaia
de Españaes la reina de las versiones. En la academia la hemos visto interpretar temas de C. Tanaga, el Kanka, Él Mató a un Policía Motorizado, Rosalía, Pereza y un largo etcétera. La favorita del público se ha declarado fan de Ojete Calor así que estamos esperando impacientes su versión de los extravagantes Dj’s. - Las visitas: los artistas que pisan semana tras semana la academia son otro punto fuerte de esta edición. Zahara, El Kanka o Miss Caffeina han sido sólo algunos de los rostros conocidos que han pasado por el popular programa. Durante sus visitas a los chicos se han encargado de darles consejos y hacerles recomendaciones enfocadas a la industria musical. Pero también han cantado en directo con la simple compañía de una guitarra y, sinceramente, nos parece sensacional.
Más allá de los triunfitos y más allá de si te gusta o no este programa, Operación Triunfo ha conseguido algo que parecía imposible: ha rescatado la música en la televisión y, más concretamente, en la televisión pública española. Ha conseguido que miles de personas de todas las edades (saludos desde aquí a mi padre y a mi madre, con quienes comento la gala los martes) sigan el popular espacio televisivo y se haya convertido en el fenómeno de 2017 y parte de 2018.
Hace poco veíamos a uno de los grandes rostros del periodismo musical español, Virginia Díaz, ganadora del Premio Ondas a mejor presentadora de radio en 2017, pedir más música en televisión. Ella sabe de lo que habla, su programa «Cachitos de Hierro y Cromo» es de lo poco y bueno que se puede ver actualmente. Pero un par de programas no son suficientes, ni lo es que algún que otro artista cante en un programa para promocionar su disco, ni es suficiente un especial por Nochevieja una vez al año. Se necesitan programas enteramente musicales, programas en los que la protagonista sea la música, esa gran arma de construcción masiva que da sentido a millones de cosas. Y lo cierto es que Operación Triunfo contribuye a tener música, a veces realmente buena, en televisión.