Desde HBO llevan todo el verano con la cantinela de «Winter is coming…«, «Winter is coming…«, «Winter is coming…» pues no chicos, no. En esta esquina del mundo de momento el invierno no ha llegado y qué mejor manera de celebrarlo que yéndonos a disfrutar de Jenny & the Mexicats, quienes presentarían su reciente «Mar Abierto«, un trabajo donde el rockabilly, el flamenco, el reggae o las cumbias viven en total armonía.
Seré sincero, la primera vez que asistí a un concierto de Jenny & the Mexicats, hace un par o tres de años en el festival PortAmérica, no me llamaron excesivamente la atención. Durante los últimos años me he cruzado de manera arbitraría y aleatoria con canciones de la banda pero no ha sido hasta que se convirtieron en la banda sonora de Bienvenido a la Vida Peligrosa, la radionovela de Arturo Pérez-Reverte y Guillermo Arriaga, que le he cogido el gusto a las cumbias de esta banda multicultural. Y al parecer no he sido el único que en los últimos años le ha cogido el gusto a la banda, ya que el viernes noche colgaban el cartel de «no hay entradas» en La Fabrica de Chocolate de Vigo.
‘Boxes‘, quizás el tema más pop de «Mar Abierto«, fue el tema elegido para abrir el concierto. En ese mismo momento uno es consciente del crecimiento del grupo desde aquel PortAmérica en el que un par de decenas de personas seguían su concierto, ahora las cosas han cambiado y quienes asisten a sus concierto corean las letras desde el primer tema.
Colocarse ante Jenny & the Mexicats es toda una experiencia: asistir a bailes más propios de verbenas de verano como ‘Me Voy a Ir‘ para seguidamente sumergirse en temas mucho menos luminosos y mucho más sentimentales como ‘La Primera Despedida‘ o ‘Aprendimos‘.
Está claro que Jenny & the Mexicats son capaces de hacernos bailar con cumbias en inglés o con reggaes en castellano. Son capaces de llevarnos a su terreno e incluso los más escépticos (punto en el que me suelo encontrar) nos dejamos llevar por sus melodías y ganas de fiestas. Así es inevitable entregarse ante temas como ‘Labios‘ o ‘Duele al Caminar‘ sin tratarse de estilos a los que uno está habituado. Sí, Jenny & the Mexicats tienen ese intangible que consigue enganchar.
Pero una cosa es enganchar otra, muy diferente, es hacer magia.
Sola en sobre el escenario de La Fábrica de Chocolate Jenny se cuelga la guitarra y confiesa que va a tocar un tema que no suele sonar en los conciertos: ‘Back to Basics‘, comienza la magia: a nuestro lado comienzan a correr las lágrimas sobre las mejillas de una chica mientras intenta grabar la canción, en el lado contrario de la sala una pareja se abraza. 250 personas se unen en una burbuja de silencio que solo rompe la susurrante voz de Jenny y el ruido de una moto que a toda velocidad cruza la calle, apenas 4 minutos, 4 minutos mágicos que hacen que un concierto valga la pena, que un grupo pase a formar parte de esa colección de directos que con tanto esmero cuidas en tu memoria.
¿Y cómo remontar tras un momento así? Jenny & the Mexicats tienen la respuesta: cambiando totalmente el sentimentalismo por la fiesta más rural (que ya le gustaría a los Novedades Carminha). Así Jenny recibía a Toñito, trombonista de la formación, sobre el escenario quien invitaba a un amigo para romper con ‘La Rianxeira‘, que el viernes noche sonaba como si la sala fuese Balaidos y el Celta jugase de nuevo en Europa.
Con la banda completa sobre el escenario sonó la cumbia ‘Tiene Espinas el Rosal‘ y ‘La Diabla‘, adelanto de este «Mar Abierto«. Como no podía ser de otra manera el tema elegido para cerrar el concierto no fue otro que ‘Verde Más Allá‘ con el que sin pudor cantamos eso de: «A ella no le gusta trabajar, lo que le gusta es bailar, moviendo las caderas siempre va con su caguama» porque no si llega el invierno ¡qué nos pille bailando!