El pasado año nacía la iniciativa #RíasBaixasFest, una acción llevada a cabo por la Diputación de Pontevedra con la que se trataba de aglutinar eventos culturales, principalmente musicales, que se celebran en el entorno de la Rías Baixas dotando así a las mismas de un valor no solo paisajístico sino también cultural que haga más atractiva la visita al turista. Por lo tanto, bajo el paraguas de los #RíasBaixasFest se supone que se celebran acontecimientos con una calidad contrastada. ¿Está Vive Nigrán a un nivel parejo o similar al de sus hermanos de hashtag (o etiqueta)?
Antes de comenzar el Vive Nigrán, se anunció un evento que aunaría «música, gastronomía y ocio» con el objetivo de atraer a un público de todas las edades durante las dos jornadas en las que se celebraría el festival. Para ello se dispuso de un cartel que combinaba talleres, conciertos y charlas en horarios de mañana y tarde. Como podéis comprender, poco os podemos contar de los conciertos de la mañana del sábado (la ourensana Marem Ladson, New Day y Atlantic) ya que como una gran mayoría de los asistentes al festival trabajamos los sábados por la mañana, así que no pudimos acudir. Compañeros que sí pudieron asistir nos comentaron que la asistencia fue realmente reducida.
Nuestra llegada al antiguo campo de fútbol de Lourido (que se encuentra a escasos metros del arenal de Playa América) se produjo mientras Isaac Pedrouzo pinchaba los últimos temas de su sesión, así que para hacer tiempo hasta la charla de Carlos Galán, director y fundador de Subterfuge, decidimos recorrer el recinto. Lo primero que nos llamó la atención fue el escaso número de baños (increíblemente escaso) y lo segundo, que apenas fuimos capaces de encontrar una sombra. Menos mal que el día estuvo más próximo a la lluvia que al calor infernal de agosto.
Tras recorrer el recinto y constatar la escasa afluencia al evento de la que nos habían hablado, nos acercamos a carpa donde se celebraría el «Viaje al Centro de Subterfuge«, conducido por Carlos Galán. Fue una interesante charla en la que vivimos cómo la compañía independiente pasó de ser un fanzine a una referencia dentro de la música de este país. Pero ¿y la música? La música llegaría entorno a las 19.00 horas de la mano de BFlecha, un concierto en que la mayoría de los presentes decidió formar pequeños grupos en los que conversar y charlar con los amigos, convirtiendo el concierto en música ambiental a la espera del siguiente grupo en subir al escenario de Vive Nigrán. Para ello tuvimos que esperar hasta las 20.20 horas y no porque el concierto de BFlecha durase casi hora y media sino porque el cambio de backline entre conciertos duraba media hora… así que en ningún momento de Vive Nigrán fuimos capaces de coger el ritmo festivalero en el cual enlazamos conciertos.
Pero regresemos a la música: Basanta fue el siguiente de los grupos en subir al escenario de Vive Nigrán. Un grupo que nos ha cautivado desde el primer momento por esa combinación de música y artificio en el que sus integrantes saltan al escenario bajo el nombre de Sol, Azufre, Sal, Tierra y La Santa mientras cubren sus rostros con máscaras de las cuales no se desprenden durante la actuación. Este mismo año Basanta publicaba su primer trabajo «Maqueta#1» y ahora era el momento de descubrir cómo sonaba en directo dentro de un festival (ya habíamos tenido un poco de Basanta en el Atlantic Express). Por primera vez desde que habíamos llegado al recinto de Vive Nigrán la gente comenzaba a fijarse en qué sucedía encima del escenario. Buena parte de la culpa la tiene la puesta en escena de la banda, es indudable, pero sus melodías setenteras y estribillos pegadizos ayudan a mantener esa atención. Como ya hemos dicho en alguna otra ocasión, Basanta es una de las apuestas de Hipsterian Circus para los próximos meses.
Tras ellos llegaba uno de los nombres grandes del cartel: Viva Suecia. Los murcianos se encuentran presentando su último trabajo, «Otros Principios Fundamentales«. Llegaban con la vitola de ser un huracán en directo pero… no fue la noche de los murcianos. Comenzaron sonando realmente bajo, un problema que un par de temas más tarde se solucionaría. Y allí comenzarían los pequeños acoples que con oficio solventaron los miembros de la banda. No, sin duda no ha sido el mejor concierto de Viva Suecia.
Viva Suecia dejó paso a, posiblemente, uno de los mejores conciertos de esta primera edición del Vive Nigrán: Joe Crepúsculo. Algunos de los allí presentes aun recordábamos el paso del catalán por el Atlantic Fest, cuando convirtió la carpa de conciertos en una pista de baile a las cinco de la tarde. ¿Sería capaz de hacer lo mismo en el Vive Nigrán? La respuesta es sí. Comenzó su concierto con ‘Te Voy a Pinchar‘, un tema que podemos encontrar en su último trabajo «Disco Duro«, y nos hizo bailar hasta las notas finales de ‘Mi Fábrica de Baile‘, un tema que se ha convertido con el paso del tiempo en el himno de Crepus.
Tras Crepus llegó uno de los momentos más controvertidos de la noche: el concierto de Las Bistecs. El dúo catalán no deja indiferente a nadie: para algunos son unas visionarias que luchan por la igualdad, para otros son tan solo unas mamarrachas respaldas por el favor de una parte influyente de la sociedad. Nosotros, como espectadores objetivos, tenemos claro que Las Bistecs llevan a cabo una performance interesante en sala, pero que a la hora de llevarla a un festival la misma pierde mucho. Más aun, si las has presenciado con anterioridad pierde frescura y atractivo, no se convierte en nada soez, pero sí en algo visto y superado. Así, a medida que el concierto de Las Bistecs avanzaba, el recinto se iba vaciando para llegar a la sesión DJ PicNic Pop con media entrada.
El domingo nos acercamos al campo de fútbol de Lourido para asistir al concierto de los zaragozanos Tachenko, quienes en formato acústico se subían al Escenario Rías Baixas. La formación maña, convertida en dúo, llegaban a Vive Nigrán para presentar su último trabajo, «Misterios de la Canción Ligera«, y lo hicieron sin olvidar grandes éxitos de su carrera como ‘Hacía el Huracán‘ o ‘Amable‘. Sin duda fue el concierto que contó con mayor asistencia dentro de los programados en el turno de mañana. Tras Tachenko fue el momento de los hermanos Nico y Héctor Iglesias o lo que es lo mismo, Electric Feels, para posteriormente dar paso a Edu Romero.
La tarde de domingo comenzaba de la mano de Espiño, el nuevo proyecto de Alfonso Espiño, donde se mezclan pinceladas de rock progresivo, folk, jazz y pop. Un cóctel similar al que nos presentan los siguientes inquilinos del Escenario Mahou: Os Amigos dos Músicos. Pero no nos equivoquemos, el plato fuerte de la tarde y del día, eran los madrileños Morgan, una cosa que se notó en la asistencia de espectadores, que poco a poco fueron llegando a Lourido.
Sin duda, los madrileños cumplieron con las expectativas de los presentes. Desgranaron poco a poco los temas de su primer trabajo, «North«, un trabajo que se mueve entre el pop y el soul más americano en el que la voz de Nina brilla por encima de todo. Tras el final de los madrileños Morgan fue el momento para los portugueses Da Chick, momento en el que decidimos poner fin a esta primera edición del Vive Nigrán; una primera edición que nos dejó un sabor de boca agridulce por varios motivos que a continuación vamos a desgranar.
Desde la organización nos vendían un espacio natural único y nos encontramos en un descampado donde apenas encontramos aseos y que terminó lleno de basura. Nos ha llamado negativamente la atención la ausencia de contenedores habilitados para el reciclaje de los vasos de plástico (además de la ausencia del típico eco-vaso). Es cierto que los primeros culpables en la acumulación de basura somos los asistentes al festival que parece que nos molesta demasiado acercarnos a un contenedor a tirar el vaso y nos es mucho más cómodo dejarlo caer al suelo, total… ya vendrá alguien a recogerlo… Absurdo es además que no existan contenedores de reciclaje de plástico, pero sí de vidrio. Sabemos que se trata de un hecho para fomentar el reciclaje de vidrio, pero es tan absurdo que sentimos que se nos llama bobos cuando hay contenedores para reciclar un material que no se encuentra en el festival. Es como si pusiésemos un contenedor del reciclaje de pilas.
Otra cosa que no logramos entender bien es cómo se ha conformado el festival. Un horario demasiado ambicioso y poco pensado (¿en serio desde la organización pensaban que tendría éxito la jornada del sábado por la mañana?) que castigó a los asistentes con sesiones DJ’s interminables a la espera de los conciertos más interesantes del festival.
Jugaba, además, el Vive Nigrán con el handicap de tener que llenar el hueco que el PortAmérica dejaba tras su traslado a Caldas de Reis. Una sombra demasiado grande de la que el nuevo festival del Val Miñor no pudo desprenderse en ningún momento… Y ya sabéis, la comparaciones son odiosas.