diciembre 13, 2024

Rafael Amargo convierte Tabacalera en un gallinero

«Gallina«, ése es el nombre de la obra con la que el bailarín y coreógrafo Rafael Amargo se ha estrenado como actor de teatro este pasado fin de semana. Y en Hipsterian Circus hemos tenido la oportunidad de asistir a una de las cuatro exclusivas representaciones que se están llevando a cabo en el patio de La Tabacalera.
Pero antes de hablar de Amargo como actor,  hagámoslo de «Gallina«. «Gallina» es un montaje del director y autor argentino Cristian Morales, director del OFF de Buenos Aires, que nos habla de la incomunicación en las relaciones amorosas. Él, Rafael Amargo, trata de acercarse a su pareja, pero siente que sólo recibe reproches; reproches que no comprende y que terminan convirtiéndose en constantes cacareos de una gallina que lo castiga con sus gritos y sus silencios. Por su parte, ella, Luciana Bonglianino (productora de la obra), se muestra atrapada en una relación en la que se siente totalmente incomprendida y aislada. Todo ello en un escenario que muta y cambia de manera constante gracias a un coro de hombres que acompañan a los personajes en sus vicisitudes.
«Gallina» se desarrolla dentro de un escenario cambiante, en un espacio singular como es el patio del Centro Social Autogestionado La Tabacalera, convertido en un lugar en el que la música, la danza, la pasión, los gritos y las emociones camparan a sus anchas.
Es cierto que como actor Rafael Amargo puede pecar de sobreactuado, muy posiblemente porque se deje guiar por la pasión que pone al interpretar a ese hombre que lucha por un amor perdido que trata de conservar pero ¿nos creemos su personaje?,¿logramos sentirnos reflejados en él? Pues dejando algunos momentos histriónicos a un lado, la verdad es que sí. Sentimos su pasión, sus celos, hacemos nuestros sus enfados y entendemos su temperamento cambiante. Por su parte Luciana Bonglianino rezuma profesionalidad, dueña de un gesto hierático que llena desde su primera aparición el patio de Tabacalera y que muy posiblemente nos deje sin respiración más de una vez.
El elenco lo completan Jesús Carrillo, Jose Ygarza, el top model Krys Patribzcnick, Rafa Trafio, Javier Robert, Andrés Fares, Rodry Guinea, Adrián Themudo, Juan Carlos Nieto y Juan Carlos Quesada El Rubio. Todos ello llegan a «Gallina» tras superar diferentes situaciones personales y no dedicándose profesionalmente a ello. Entre todos forman este gallinero que participa como árbitro en la batalla del amor.

«Gallina» se estrenaba con 19 días de preparación y esta limitación de tiempo se hace evidente en algunos momentos (más técnicos) del desarrollo de la obra. Pero aún así, ofrecerá un digno espectáculo a quien se siente en el patio de butacas a contemplar cómo no siempre intentarlo tiene su recompensa; y cómo, en ocasiones, hay que saber asumir la derrota y desistir, por cariño, por amor; e incluso por salud porque, a veces, el que espera, desespera.
Un espectáculo que contaba con cuatro representaciones, los días 29 y 30 de abril y los días 2 y 3 de mayo, pero que debido a su éxito ha sumado a estas cuatro funciones una quinta el día 4. Todas estas exhibiciones son de carácter gratuito. Con este «regalo», Amargo trata de devolver el presente en forma de Medalla de Oro de las Bellas Artes que el bailarín y coreógrafo recibió el pasado año y llegar a un público, el de espacios como La Tabacalera, a priori no tan dado a montajes como el de «Gallina«. Pero no sólo eso; además, con esta obra y el nombre de Amargo en el cartel, muchas personas han decidido atravesar el portalón de La Tabacalera y con ello dejar a un lado los prejuicios que se tienen sobre espacios autogestionados (y no nos vamos a enfangar mucho en ello pero vosotros, inteligentes lectores, y yo bien sabemos de lo que hablamos).
Como broche final, ya fuera de lo que es la propia representación de «Gallina«, Rafael Amargo agasajó al público o mejor dicho: al público que aún no había abandonado Tabacalera, con dos piezas de danza acompañados por dos bailarines de su compañía. Dos piezas en las que el granadino combina el baile flamenco con la danza contemporánea. Yo, que soy muy del norte y que no entiendo los ritmos del sur, no me atrevo a juzgar lo bien o lo mal que lo hicieron, pero sin duda puedo decir que ese trío emocionó a quienes asistieron a sus danzas, y convirtió un patio que minutos antes era un hervidero de voces en un lugar en el que imperaba un sepulcral silencio sólo roto por los golpes de los pies de los artistas en el suelo. Yo sigo sin entender ni de danza, ni de flamenco, pero estoy seguro de que asistí a un espectáculo fascinante.

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