Primero fue Alejandro Sanz, después se unió Sabina y cada vez son más los artistas posicionados en contra de la reventa de entradas. Sin embargo, nadie parece querer analizar la situación real. Los músicos se ponen contra la reventa sin plantearse las consecuencias que puede tener para los usuarios de sus conciertos.
El gran problema de la reventa y la gran denuncia de los usuarios no es que usuarios normales compren algunas entradas con el fin de especular o que tras la imposibilidad de ir al concierto las revendan con cierto lucro. La denuncia masiva por parte de todos los usuarios y durante años ya viene siendo la misma: las sospechas de que las ticketeras se reservan entradas para posteriormente subirlas en páginas de reventa de entradas.
Uno de los casos más claros era el de Ticketmaster, que a la vez posee la plataforma principal y cuenta con una plataforma de reventa propia como es Seatwave. En este caso las sospechas son claras, se acusa a la web de guardarse entradas para subirlas posteriormente en su filial de reventa sin haber pasado por la venta al público habitual.
Con los «enemigos» tan claramente marcados y el problema tan bien enfocado vemos como gente tan concienciada como Alejandro Sanz pone sus entradas a la venta precisamente en la ticketera que se encuentra bajo mayores sospechas: Ticketmaster. Después se dedica a mentir y despotricar sobre las web de reventa, intentando restar veracidad a las garantías que ofrecen, dejando en mal lugar a profesionales que garantizan la viabilidad de la reventa. Siendo realistas, mucho están tardando estas plataformas en ser las que denuncien a Alejandro Sanz por difamación, ya que la seguridad comprando entradas a través de Viagogo, Seatwave o Tickethub es bastante clara y ha estado garantizada hasta ahora.
Yo me posiciono en contra de las estafas por parte de las ticketeras, una práctica que parece se está produciendo y ha sido ya denunciada varias veces. Siempre con Ticketmaster metida por medio e inexplicablemente los músicos más contrarios a la reventa no dejan de evitar esta plataforma. Pero sin embargo, estoy totalmente a favor de la reventa por parte de usuarios normales que no pueden ir y quieren ganarse un dinero extra si es posible, los que compran alguna entrada extra para revender y pagarse los gastos para acudir al concierto o incluso los que compran un par de entradas como inversión.
La solución bajo ningún concepto debería ser la prohibición de la reventa de entradas entre particulares. La vía coherente pasa por controlar las ticketeras y su funcionamiento fraudulento y sobre todo, que los artistas en contra de la reventa dejen de trabajar con ticketeras como Ticketmaster, siempre en el ojo del huracán y como ya dijimos, propietaria de una de las principales webs de reventa de entradas. Resulta muy raro ver cómo luchadores contra la reventa colaboran y trabajan a diario con esta ticketera, denunciando posteriormente la reventa e intentando prohibirla sin ellos hacer algo tan básico como dejar de trabajar con ellos.
Querido Alejandro Sanz, conozco a gente que tiene entradas para su concierto único y en vista de que su posición contra la reventa puede resultar bastante hipócrita, les gustaría venderlas. Son sus entradas, pagaron por ellas como por cualquier otro de sus bienes y creo que están en su derecho de disponer de ellas para usarla el día del concierto o para venderlas libremente si así lo decidiesen. No me parece justo que a todos los que revendan sus entradas se les tache timadores y se intente frenar la reventa tintándola de insegura pese a las garantías que ofrecen la mayoría de webs de reventa. Sobre todo por el hecho de que el vendedor de las entradas no cobra hasta que el vendedor compruebe que ha podido acceder al concierto sin ningún tipo de problema y en el caso de no ser así, el vendedor no recibe el pago.
Hay mil formas de dificultar la reventa masiva y la primera es no trabajar con Ticketmaster. La segunda poniendo entradas nominativas y la tercera poner número máximo de entradas que se pueden comprar a la vez… y así podríamos pasarnos todo el día. Ninguna de estas medidas se están tomando y nos planteamos si ahora es coherente atacar de forma generalizada por las consecuencias de una planificación mal llevada a cabo.