“Compone como Leonard Cohen, canta como Robert Plant y tiene el carisma de los artistas de cabaret más grandes”. Así define el programa del Auditori de Barcelona a Asaf Avidan, y no se equivoca para nada. Quizá sean los sentimientos que lo llevaron a coger una guitarra y a empezar a escribir a los 26 años, después de que le rompieran el corazón, los que le permiten escribir e interpretar de este modo. Después de su último paso por Barcelona en el Festival Cruïlla de 2015, el israelí volvió para mostrarnos sus temas en un formato muy especial.
A las nueve de la noche del martes las luces del Auditori de Barcelona se fundían y aparecía en el escenario el hombre encargado de presentar el primer concierto del cuadragésimo octavo Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona. Al minuto, el escenario se vaciaba y entraba en escena Asaf Avidan –provocando, como es lógico, la primera gran ovación de la noche–, listo para ofrecer al público un espectáculo íntimo en toda regla.
Los conciertos que el israelí está llevando a cabo en esta gira se titulan “Into The Labyrinth”, y tienen un formato de solo show en el que en el escenario no hay nadie más que él y sus instrumentos. Podemos ver algunas actuaciones del mismo estilo en las grabaciones colgadas en su canal de youtube.
Los temas son interpretados plenamente en acústico, a veces con ayuda de loops creados por él mismo en directo, y con su peculiar voz que sorprende desde el minuto cero.
‘Is This It?’ abrió el setlist y una primera parte de temas muy tranquilos en los que voz y guitarras acústicas y españolas compaginaron a la perfección. Siguió ‘Fair Haired Traveller’, una de las mejores de su último trabajo “Gold Shadow”, por su guitarra en la que dominan los arpegios, por la letra, y por el sentimiento que le pone al interpretarla. ‘Gold Shadow’ y ‘Devil’s Dance’ sonaron del tirón. La primera pausa llegó antes de uno de los temas más conocidos mundialmente, ‘Reckoning Song (One Day)’. En esta pausa aprovechó para agradecer que estuviésemos ahí, y soltó un par de bromas referentes a su voz y a las críticas que ha visto por internet, en donde, evidentemente, se lee de todo.
Siguiendo en este primer bloque de canciones suaves, sonaron ‘Small Change Girl’, armónica incluida; ‘Love It or Leave It’, donde algunos fans no se pudieron contener y soltaron gritos de placer a lo largo del tema; y ‘Over You Blues’, un tema con un toque de blues muy animado a ritmo de armónica y guitarra.
A partir de aquí entraron en escena los “pads” electrónicos, los pedales de efectos de guitarra, y los loops, encargados de poner más ritmo a las canciones. ‘Bang Bang’ y ‘Her Lies’, interpretada con tanto sentimiento que se podía apreciar la música viviendo dentro de Avidan, fueron seguidas de un tema nuevo titulado ‘Pushing’. Eso sí, antes de empezar con el tema pidió al técnico de iluminación que le cambiara los colores de las luces, porque no veía bien los pedales y se confundía. Para ‘Weak’ y ‘Different Pulses’ sobraba la percusión, así que rasgueo de guitarra y más que listos. ‘Your Anchor’ fue una demostración del potencial que se le puede sacar a una guitarra con un buen equipo de efectos. Daba la sensación de escuchar muchos instrumentos a la vez, incluso un coro vocal. Toda la segunda mitad de la canción fue eso, una instrumental para disfrutar.
Después de esta maravilla, una ovación más y falsa despedida, como ya es rutina en la mayoría de los conciertos. Incluso Avidan bromeó acerca de esta “performance”: “la nuestra es la única profesión en la que dejamos el trabajo a medias y esperamos a que nos aplaudan para volver. ¿Acaso haría eso un médico? ¿Irse a media operación, esperar unos aplausos y volver para terminar de operar? ¡No tiene sentido!”.
‘The Devil and Me’, tema escondido en la canción ‘Of Scorpions & Bells’ en el que bromea con su falsete; junto a ‘The Labyrinth Song’, introducida por agradecimientos al público, fueron las encargadas de cerrar el set de poco más de hora y media.
Asaf Avidan tiene un estilo muy particular, tanto en su voz como en su forma de vestir. Tejanos apretados subidos hasta el ombligo y sujetados por tirantes, camiseta de tirantes y botas, todo negro, y una voz que puede abarcar muchos rangos distintos, adaptándose a cada canción a la perfección. Es un artista que sabe como tratar con el público, y se lo mete en el bolsillo desde el inicio gracias a su indudable talento, a su emotiva interpretación y sus diálogos entre canciones. Su voz te hace viajar a sitios desconocidos y te emociona, y si además puedes vivirlo en un formato tan íntimo, las sensaciones se multiplican por cien.