No hay duda: están de moda. Sintonices la radio que sintonices, no tardarán demasiado en sonar, y es que lo hacen desde Los40 hasta Radio3. Son pequeñas estrellas que no tienen más que un disco en el mercado pero ya han grabado en los míticos Abbey Road. Sí, tienen un disco y una buena legión de fans a sus espaldas pero no tienen edad para conducir o tomar una cerveza tras sus conciertos; sí, nos referimos Furious Monkey House.
En Hipsterian estamos seguros que ya has escuchado hablar de ellos. Hay que vivir en un piña en el fondo del mar para no haberlo hecho pero, de igual modo, cumpliendo con nuestra función informativa, os acercamos una pequeña reseña de este peculiar grupo. Furious Monkey House es una banda pontevedresa compuesta por cinco niños de entre 11 y 13 años (Mariña, Carlota, Amaya, Irene y Manu) y un mono furioso que en 2015 lanzaban al mercado su álbum debut “Run”, un trabajo que en su interior contiene 11 temas de enérgico rock guiados por la potencia del bajo de Gonzalo Maceira, mono furioso a tiempo parcial y músico a tiempo completo.
Personalmente, recuerdo la primera vez que asistí a un concierto de Furious Monkey House. Lo primero que me llamó la atención, mucho más que la edad de los artistas, fue el heterogéneo público que se reunía para asistir al concierto de la banda (una actuación englobada dentro de un festival gratuito). En él podíamos encontrar desde niños de una edad aproximada a la de los componentes de la banda hasta a sus padres (e incluso a algún abuelo) pero también a los seres festivaleros habituales: cocodrilo con cerveza en mano, hipsters-modernos en busca de buena música y algún despistado que pasaba por allí; sin duda un espectro realmente amplio de público que se reunía para observar, entre incrédulo y maravillado, el espectáculo de cinco niños y un mono que de vez en cuando lanzaba algún que otro plátano al público.
Meses más tarde, en noviembre de 2015 y de la mano de EsmerArte, publicaban su primer trabajo “Run”, un trabajo que le ha reportado gran éxito de público y crítica aunque el propio Gonzalo Maceira ha reconocido en diversas entrevistas que los medios son con ellos más cariñosos (o menos agresivos) en sus críticas al tratarse de niños.
Estos niños ya han conseguido el sueño que muchos adultos anhelan: grabar en grandes estudios, que los respalde una agencia creativa en la que comparten espacio con Xoel López o Vetusta Morla o tocar en los escenarios de grandes festivales e incluso poner tema principal a una película (Zapi y Zape)… es indudable: son todo un fenómeno pero ¿un fenómeno con fecha de caducidad?
El futuro
Y es aquí, dejando a un lado la subjetividad de nuestros gustos musicales, donde comienzan a surgir las primeras dudas sobre este proyecto y, sobre todo, sobre la viabilidad y futuro del mismo.
El tiempo es inexorable y pasa para todos nosotros: para ti, para mí, para unos niños de 11 años o para un Mono Furioso. Esto es indiscutible, como indiscutible es reconocer que un alto grado de la fama de Furious Monkey House se debe a la edad de sus componentes (desenmascarados) entonces ¿qué pasará dentro de 2 años? ¿Y de 5? ¿Qué sucederá cuando a Mariña, cantante del grupo, le cambie la voz? Pues las opciones que surgen son diversas: la más comprensible (para la mayoría) sería que la banda continuase su (meteórica) progresión hasta que llegasen a su techo y se estabilizasen allí, y respaldados por su legión de seguidores siguiesen produciendo material… Sí, sería maravilloso pero utópico ya que en ese periodo vital es cuando una persona afianza sus gustos y evoluciona así que un niño 12 que hoy toca emulando a los Pixies o Smashing Pumpkins, posiblemente sin tener demasiado claro quiénes eran los primeros o que Billy Corgan fue capaz de crear y de destruir una de las mejores bandas de los 90, evolucione sus gustos a los 17… o ¿vosotros escuchabais los mismos grupos hace 5 años? No, y es que posiblemente alguno de esos grupos que ahora pertenecen a vuestros imprescindibles no existiese hace un lustro.
La primera hipótesis es la más idílica y utópica: Furious Monkey House continúa con su meteórica carrera, no nos topamos con ningún elemento disidente (¿alguien ha dicho Hannah Montana en ropa interior cabalgando sobre una bola de demolición?) y pensemos también que el público sigue apoyando el trabajo de estos niños. Resulta que estamos en 2021 y Furious Monkey House, como Amaral, alterna las radio-formulas con Radio3 ¿qué ha pasado con la formación de estos chicos? Porque está claro que a lo largo de tu vida estudiantil puedes tener años mejores o peores, incluso perder un par de años, pero tenemos muy claro que la música profesional no es una actividad que se pueda etiquetar como «extraescolar».
Además, como padre y encargado de la educación de un niño ¿estarías dispuesto a invertir el futuro de tu retoño en una carrera que no sabes cómo terminará?
En este momento muchos diréis: “Eh, te estás pasando. Yo he leído que los niños estudian y que por ello no pueden hacer una gira larga”. Posiblemente sea cierto, no tenemos porqué suponer que suceda lo contrario, pero, y ahora siento explotar una burbuja: la música es un negocio y estos chicos están subiendo a unas alturas donde la profesionalización se dispara.
es decir, tu vecino que molesta a todo el edificio mientras toca la guitarra como si no hubiese mañana a la hora de la siesta en realidad quiere tocar en Wembley ante cientos de personas, recorrer el mundo con su banda y aunque no lo reconozca ser rico y famoso. Lo mismo sucede con las agencias de management, ellas apuestan por proyectos que en un futuro (a corto, medio o largo plazo) puedan reportarle un beneficio, lógicamente, aunque nadie admita mercantilizar con la música y la cultura: económico.
Además, más allá de la compatibilidad estudios-concierto-grabaciones ¿es de todo aconsejable la sobre exposición de un niño de 13 años? Indudablemente Furious Monkey House no es un talent-show infantil. Por lo tanto se supone que la presión por la victoria o el éxito en este concepto no se da. Además los niños no son meramente instrumentos expuestos para conseguir dinero, aquí se forman a un nivel musical pero, ahora que han alcanzado notoriedad, ahora que no son uno más en su clase ¿están preparados para el “fracaso”?
A diferencia de otros “niños prodigio” los componentes de Furious Monkey House no han sido arrancados de su entorno aunque el mismo se haya visto claramente alterado… Sí, siguen asistiendo a clase pero no nos olvidemos que en un par de meses estos niños de 11 años estarán compartiendo backstage con Marky Ramone. Es cierto que en diversas entrevistas Gonzalo Maceira ha reconocido que no fuma ni bebe ante los chavales pero quien más y quien menos conoce el entorno (con sus hábitos) de los backstage de los festivales y posiblemente no son los más adecuados para un niño porque esgrimiendo el mismo argumento de “los niños son esponjas” cuando hablamos de su formación y crecimiento musical también podemos decir que los niños son esponjas capaces de ver a “sus ídolos” teniendo conductas quizás no demasiado correctas.
Entonces aparece la segunda hipótesis sobre el futuro de la banda: la renovación continua de sus miembros.
Furious Monkey House ha llamado la atención de la prensa y el público por la edad de sus miembros; en el momento en el que sus miembros sean equiparables a los de cualquier otra banda, el elemento diferenciador desaparece y la banda deja de tener sentido o por lo menos debe cambiar el actual. Muchos diréis que eso se tratará de la evolución de la misma pero es complicada la supervivencia de una banda cuya propuesta musical se basa en emular a bandas de rock de los noventa casi veinte años más tarde… Y es en esta hipótesis en la que todos miran con recelo al Mono, ya que algunos pensarían que estaría mercantilizando la infancia de los niños, seamos claros, esté comentario ya se plantea, quizás ningún medio, promotor o periodista se atreva a decirlo abiertamente pero es un hecho que el comentario que existe cuando el nombre de la banda sale en alguna conversación o corrillo.
Y el Mono…
El Mono es, en muchos aspectos, el pilar fundamental de Furious Monkey House. En el aspecto estrictamente musical, podríamos decir que las canciones de la banda giran alrededor del bajo del Mono Furioso, un músico con la suficiente madurez sobre el escenario, capaz de lograr generar con su instrumento una melodía base y rodearla de más líneas melódicas hasta conseguir una canción rock de corte noventero, porque más allá de las letras sobre conejos locos o monos salidos de la selva los temas de Furious Monkey House son eso: canciones de rock.
Bajo la careta de Mono se oculta Gonzalo Maceira, quien ha sido, antes que mono, profesor de conservatorio (y conocido músico del panorama gallego) que compatibilizaba su trabajo en el conservatorio con clases de música en un colegio. Es ahí, donde surge Furious Monkey House cuando Gonzalo intenta incentivar la creatividad de sus alumnos mediante juegos musicales.
Pero ¿quién es Gonzalo Maceira? Gonzalo Maceira (o Doctor Maceira como también es conocido en el circuito musical) es mucho más que un adulto con careta de mono, es un conocido músico de la escena pontevedresa, y además de Furious Monkey House Gonzalo forma parte de grupos como Salvation Army o Tractor Troy, siendo el vértice más polémico de Furious Monkey House. Al que algunos tachan de mercantilizar a los niños, otros de utilizar a la banda como trampolín.
Evidentemente la presencia de un adulto en un grupo infantil llama poderosamente la atención y genera una serie recelos y preguntas más o menos difamatorias o maledicentes. Tenemos claro que Hipsterian Circus no es un medio de salseo así que ese segundo tipo de preguntas a nosotros no nos importan en absoluto pero sí vamos a hacer la pregunta que todos os estáis planteando pero que ninguno se ha atrevido a hacer: ¿qué gana un músico adulto formando parte de lo que podíamos denominar una banda infantil? Pues lo primero demostrar su valía como músico porque seamos honestos ¿quién a nivel profesional podría tomarse en serio a un niño de 11 años? Si como con las críticas podremos decir “está muy bien para tener 11 años” pero al abrir el ángulo la sensación de profesionalidad y buen-hacer se la llevará el adulto, quien además, a través de su paso por diversos festivales, recientemente han participado en el concierto de Los 40 Principales en la Plaza Mayor de Madrid y en su agenda están el Cultura Quente y el PortAmerica, logrará unos contactos que le ayuden a seguir en el mundo de la música si el proyecto naufraga.
Nuestra sensación como espectadores que se colocan ante Furious Monkey House no es la de estar presenciando una escena de explotación infantil o de la mercantilización de la infancia de un grupo de niños. Tenemos claro que un niño puede (y debe) soñar con subir a un escenario, tocar ante miles de personas y triunfar en el mundo de la música pero es un proceso largo y costoso por eso este éxito repentino nos lleva a plantearnos muchas preguntas sobre el futuro, el porqué, el cómo, el hacia dónde camina y el quién está detrás de esta banda.