Recuerdo el lugar exacto de la A-52 en el que escuché por primera vez la voz de Siloé. Interpretaba, acompañado por su guitarra, ‘La Verdad‘ en el programa de radio de Santi Alcanda y durante algo más de dos minutos y medio el mundo se detenía y se hacía la magia.
Pero ¿qué o quién es Siloé? Siloé es el proyecto más personal del vallisoletano Fito Robles; un proyecto que se gestó durante la estancia del músico en la prestigiosa Universidad de Berkleen (Boston) y que ahora se materializa con su primer trabajo en el mercado: un disco que nos llega de la mano de Mushroom Pillow bajo el título de «La Verdad» y que verá la luz este viernes 22 de abril.
Estamos acostumbrados a diseccionar los discos, a elegir qué canciones tendrían que ser single, cuáles son los hits o, lo que es peor, qué temas están de relleno; pero una vez escuchada (en varias ocasiones) «La Verdad» no sabría decir qué tema sería prescindible o cuál es LA canción. Es cierto que tengo mi favorita, pero no creo que sea LA canción, sino que es la canción que a mí más me transmite de este trabajo, uno de los mejores que he tenido la suerte de escuchar en los últimos tiempos.
«La Verdad» se abre con ‘El Poder‘. Debo reconocer que en la primera escucha del disco me chocó un poco. Esto fue debido a que fue uno de los temas que Siloé interpretó en aquel «Como lo Oyes» de Radio 3 y lo hizo en acústico (guitarra y bajo) y ahora, en «La Verdad«, nos encontramos un tema con un tempo más lento y mucho más orquestado con la presencia de Vicent Huma, Borja Barrueta, Vera Jose y Xavi Road. Personalmente, la crudeza y la pasión del acústico me atrapó pero reconozco que esta versión de ‘El Poder‘ anticipa lo que será un trabajo cargado de poesía y guitarras.
Es con la llegada de ‘Invasor‘ con lo que Siloé nos atrapa totalmente. Un tema que comienza tranquilo, contenido, relajado pero que poco a poco va ganando en intensidad. Buena culpa de ello la tiene la batería de Borja Barrueta, quien va marcado el ritmo del tema hasta que el mismo explota. Entonces estamos en medio de la tempestad que Siloé ha generado en nuestros oídos y ya no podemos frenar, tan solo subir el volumen de la música e intentar llegar lo antes posible a la resolución de esta batalla.
‘Contemos Aullidos‘ fue el segundo adelanto de este álbum y deja muy claro la facilidad que tiene el vallisoletano para retratar las relaciones que se dan entre cuatro paredes. Muchos han comentado que este tema les evoca a Vetusta Morla, personalmente no acabo de verlo, pero me sorprende cómo esas personas están comparando a un trovador castellano con quizás el mayor fenómeno del indie estatal de la última década… sí, señores y señoras, para hablar de un disco debut debemos tomar como referencia a una de las bandas triunfadoras de este país. No es mala referencia, ¿no?
Y cuando pensamos que ‘Daños Trágicos‘ nos dará un respiro en esta montaña rusa de guitarra, guerras de dormitorio y canciones bandera descubrimos que no, que no será así, que ‘Daños Trágicos‘ nos hablará de los vacíos de una ruptura, y sobre todo servirá de antesala, porque ‘La Verdad‘ es LA canción. Ya no sólo por esa armónica que nos traslada a Dylan, sino por la crítica directa a lo que los nuevos apóstoles de nuestros días buscan y hablan de su verdad. Un tema sin claqueta, directo, crudo, sin procesar… un tema que suena a eso: a verdad; un tema de forma y fondo ¿La guitarra está desafinada en algún momento? Pues posiblemente sí, pero ¿Importa? No lo creo.
Sí, es cierto, muy posiblemente tanta verdad nos haya dejado tocados, así que ‘He Vuelto a ser la‘ se convierte en una (falsa) vuelta a la calma, un tema escurridizo que se desliza sin apenas llamar la atención pero que sirve como preámbulo para un nuevo pelotazo: ‘Sombra de ti‘, quizás el tema más rockero de este trabajo, que forma un puente perfecto del que saldremos gritando eso de «...sombra de ti, una razón...». Dos cortes que forman un solo tema que poco a poco va creciendo hasta adueñarse de nuestros oídos.
Y tras esta demoledora espiral de rock caemos sobre los ‘Espectadores Amantes‘: un nuevo combate entre cuatro paredes. Está claro que Siloé se siente cómodo retratando estos enfrentamientos, luchas por el recuerdo y la felicidad pasada o presente, y para ello no necesita artificios: guitarras, bajo y batería son suficientes para trasladarnos a esa habitaciones vacías.
El debut de Siloé encara su tramo final con ‘Minas de Sal‘ y ‘Noria y Alud‘, dos temas que bajan las pulsaciones por minutos a las que «La Verdad» nos ha llevado y que funcionan como bálsamo tras un debut cargado de sentimientos y guitarras, un debut sin artificios y uno de los mejores discos que he tenido la suerte de escuchar en los últimos meses.
Siloé se mueve como pez en el agua en esa difícil combinación entre el rock y el folk de la que sólo algunos han salido vencedores (sí amigos, ahora estáis pensando en Dylan). Se convierte así en trovador moderno, en contador de historias, en un músico excepcional de un talento y una sensibilidad fuera de toda duda.