diciembre 13, 2024

«Hemos Visto Lobos» de Nocturnos: Sintes, rock y pasajes modulados

The 80’s are back, es totalmente cierto y toca asumirlo: los ochenta han venido para quedarse, al menos durante este año. Todo es cíclico, va y viene, y ahora es la época de que empecemos a acuñar la etiqueta de neo-80’s, space indie, disco indie o derivados para describir este estilo. Nocturnos ha decidido acogerse a esta nueva etiquetación. Siguiendo la estela de la escena mainstream y menos mainstream de la música: desde Carly Rae Jepsen en “E·MO·TION” a Miss Caffeina en “Detroit”. Todos han apostado por ese sonido, así que este grupo madrileño ha dicho: “¿por qué nosotros no?” y nos lanzaron ‘Rey Absolutista’ para que nos fuésemos haciendo a la idea del nuevo camino donde se estaban adentrando.

Pero claro, esto no fue un salto a la piscina sin más para hacer lo mismo que los demás. Veréis, yo me imagino una conversación entre el grupo, decidiendo qué hacer con este álbum. Porque pasan dos cosas: este es su segundo álbum, el que se dice te posiciona en la escena y cimienta tu carrera y estilo. Recordemos que su trabajo anterior destilaba un estilo que bebía de un rock más básico por decirlo de algún modo. Han declarado que en realidad sí que hay de ese anterior álbum pululando en Hemos Visto Lobos”. Hablan de la consistencia de melodías y lo directas que son. ¿Seña de identidad que les permite diferenciarse del resto?

Nocturnos

Tal vez pero, sinceramente, creo que lo que los diferencia del resto es que juegan al despiste. Lo primero que te encuentras al escuchar este álbum no es una explosión ochentera que activaría el radar de los grandes Stock, Aitken y Waterman, sino que te encuentras una introducción de 40 segundos a guitarra acústica y voz filtradas en una entonación trovadoresca que acaba hilando con Fantasía Liberal, que puede dentro del repertorio más actual de los Lori Meyers. ¿Sintes? Sí, pero es más el peso de las guitarras que, junto a la parte vocal al grito de “nos joderán cuatro años más en su fantasía liberal” , hace pensar en un rock crudo disfrazado y empaquetado al gusto del cliente.

Donde no podemos caer en engaño es en la verdadera esencia del álbum. Como digo, habrá que adentrarse en el metraje para descubrir realmente el nuevo camino que han tomado Nocturnos. Un camino que hará que exploren los sonidos disco californianos con “uuh’s” que invitan a ponerse gafas de sol y la primera camisa de flores cutre que tengas en el armario y bailar al ritmo de Inevitable, con su riff de guitarra de inicio rápido y pegadizo y el sintetizador que se encarga de barrer el estribillo.

Pero lejos de quedarse en la zona de confort común y constante en el resto del panorama mainstream actual, Nocturnos dan un giro a su sonido. Manteniendo a toda costa sintetizadores e influencias pasadas, nos guían por un camino evolutivo, que va metamorfoseándose con el paso de los cortes. Desde momentos más easy-listening, de sonido más amigable y simple, como podría ser ‘Aire’ o El Polo Positivoque tiene algo de Supersubmarina; a momentos de mayor intensidad. Una intensidad que en ocasiones radica en el aire más rock que se destila, de fuerte peso de guitarra eléctrica y energía desatada como en ‘Lo Sabes Bien, o una intensidad más oscura fruto de la comunión de sintetizadores bajos y percusiones pesadas, que es el caso de la ya mencionada Rey Absolutista’.

La cuestión es que Nocturnos configuran un álbum entretenido, que sabe encontrar el equilibrio en un sonido que usado en exceso suena azucarado e insulso, y que usado en defecto queda en un quiero y no puedo. Ah, y no olvidemos que hacen todo esto manteniendo su esencia anterior de temas que quieren ataquen directos. Esta técnica la usaron no hace mucho Sidone en Sierra y Canadáy ellos ya cantaban en 2014 “hoy es ruido, pero mañana será pop”, y Nocturnos ha querido dejar patente la profecía de los catalanes, entregando un álbum entretenido y divertido para este año. ¿En retrospectiva, seguirá funcionando? Es decir, si lo miramos dentro de 5 o 7 años, ¿seguirá sonando bien? Sinceramente, el hecho que me hace pensar en el tiempo de duración del sonido de este álbum radica en los pasajes menos sintetizados, los que juegan con el instrumento pero sin darle el protagonismo total. Lo poco agrada y lo mucho cansa, dicen.

Nocturnos-Hemos-visto-lobos-portada

Y esto me hace pensar que no hay que meter por meter. Menos es más. Hay algún pasaje de Hemos Visto Lobosque no aporta demasiado o no termina de despuntar con lo que tiene alrededor, como es el caso de Fantasía Liberalque suena a todos y a la vez a nadie o Navaja y Filoque lo veo para un directo apoteósico, pero en el álbum no me termina de convencer. Son detalles que si eliminas o los pones en otro orden, tal vez hubiesen dado más de sí la verdad.

Pero aunque resten, hay otros momentos que intentan compensar. Desde temas enteros que se quedan en la memoria como Inevitable’, ‘Rey Absolutistao el rollo simple de Aire’; a un momento mágico, que es el cierre de La Sangre en el Suelo, donde tiran de modulación a nivel global para dar un cierre que recuerda a los Tame Impala más primitivos, donde todavía eran psicodélicos. Ventajas de jugar en la división indie actual, que todo es más permisivo y ya no están sujetos a la limitación de la estructura de la canción simple, sino que los sintetizadores y las reminiscencias ochenteras permiten explorar un mundo que resultaba desconocido a Nocturnos, pero que consiguen conquistar, con sus más y sus menos, pero lo consiguen conquistar al fin y al cabo.

Nota: 7.15/10

Un álbum que apunta alto y a distanciarse del sonido que encontramos habitualmente en la escena en la que habita. Un sonido que incorpora lo mejor de los 80 otorgando momentos que beben del rock y de la psicodelia en algún que otro pasaje para acabar dando un trabajo que guste a todos: al que va a por la escucha rápida y al que va a por la escucha pausada en busca de pasajes que le llamen la atención y le embauquen.

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