“Algo tendrá el agua cuando la bendicen”, se dice popularmente. Pues bien, a partir de hoy quiero establecer una similitud con Vetusta Morla y decir: “Algo tendrán cuando pasan de salas de conciertos a estadios”. En concreto, el Martín Carpena de la ciudad de Málaga.
¿Y qué es esto que tienen? Buena muestra fue la apertura con ‘La Deriva’, en la que demostraron todo lo que íbamos a encontrar a lo largo de las dos horas de duración del concierto: juegos de luces en el escenario, buen rollo entre músicos y público y la destreza vocal (y pasos de bailes) de Pucho. De mayor quiero tener su agilidad bailando, he dicho.
Porque Pucho supo hacerse con el público a base de momentos en los que se desgarraba la voz (como en ‘Fuego’), y otros en los que se permitía contorsionarse para hipnotizar al público a base de gestos y pasos que impedían apartar la vista del vocalista de la banda
Vetusta Morla decidió optar por un setlist con el que no se dejaron nada en el tintero. Por un lado, recogieron los grandes temas de sus dos anteriores álbumes, como ese mítico ‘Saharabbey Road’ cuyos coros fueron alargados por el público hasta que no pudo más, o las guerreras ‘Mapas’ y ‘El Hombre del Saco’ que no dejaron a nadie en el sitio sin moverse o en silencio. El gran presente fue el último álbum, donde temas más recientes como ‘Pirómanos’ o ‘Golpe Maestro’ supieron entremezclarse a la perfección con estos temas más veteranos.
Por otro lado, supieron jugar con las revoluciones. Supieron coger temas más calmados para darles una vuelta y convertirlos en una auténtica explosión, como ‘Cuarteles de Invierno’ o ‘Maldita Dulzura’. Esta conversión y adaptación de las versiones de estudio fue de agradecer para el público que, como yo, acudía por primera vez a un concierto de esta formación y acababan por encontrarse con una fiesta en la que la energía no dejaba de aumentar, con momentos a destacar como ‘Fiesta Mayor’.
La recta final dio comienzo con el inédito ‘Profetas de la Mañana’, presentado como “un final alternativo a “La Deriva”, como en las novelas de “escoge tu propia aventura” que leíamos de pequeños”. Un momento que dio comienzo con Pucho acompañado por el guitarrista (Guillermo) en una escena del todo intimista donde se fueron sumando poco a poco el resto de la banda mientras se cantaba “en Gracia o en Malasaña, se acuesta la misma historia, soñando con ser soñada”. Finalmente, una excelente interpretación de ‘Los Días Raros’ pondría fin a una sesión de dos horas con una de las bandas más grandes del indie español actual, con un público entregado a los muros instrumentales creados de manera progresiva, los silencios, y los momentos en los que, público y banda como si de un organismo único se tratara, entonaba “ya está aquí, ¿quién lo vio bailar como un lazo en un ventilador?” y provocaba que los sentimientos de más de uno se pusieran a flor de piel.
En resumidas cuentas, una jornada con la que Vetusta Morla cierra su serie de conciertos en territorio andaluz pero que abre un camino de “esperanza en la deriva” en la que dejaron a un público que espera con ganas la vuelta de los de Madrid con nuevo material susceptible de ser coreado, admirado y sentido con la misma intensidad que el repertorio con el que triunfaron la noche anterior.