abril 24, 2024

Los cuentos y relatos musicales de Daniel Knox

En su gira por las salas españolas, Daniel Cox demostró que a pesar de su imponente y enorme tamaño, dentro de lo más profundo de su robusta y frondosa barba, sigue existiendo un niño sensible, imaginativo y con muchas ganas de contar historias. El nativo de Springfield ofreció un espectáculo en la Sala Costello de Madrid con una humildad admirable y un desparpajo que me dejó bastante sorprendido: decenas de hojas arrugadas tiradas por el suelo y algunas encima de un atril improvisado a base de una regla sobre una rejilla. Al hombre lo del reciclaje y el medio ambiente le preocupa bastante, por lo visto. Ese hecho ya me dio una pista de como iba a ser el concierto, era obvio que al cantautor la limpieza y el orden del escenario le importaba más bien poco, estaba aquí para tocar su música y lo que allí nos cantó fue totalmente sincero y humilde, una admirable  y caótica explosión de sentimientos e historias sorprendentes. Cada tema era un cuento o un breve relato, alegre y a su vez triste.

Antes de su actuación teloDaniel Knoxneó la sala ISASA, equipado con instrumentos de cuerda acústicos y sin añadir voz en ningún momento, tocó la guitarra con suma delicadeza, creando paisajes musicales y contagiando con una pequeña atmósfera a la sala tras cada canción. Con fuertes influencias del folk y la americana, su espectáculo nos alejó a todos de la triste y agobiante realidad de la gran ciudad para sumergirnos en un terapéutico y relajante viaje de melodías rurales.

Después de eso, Daniel Knox no tuvo que preocuparse por que el público no hubiese entrado suficientemente en calor. Su potente voz con un imponente barítono retumbó en la sala como un trueno a la vez que golpeaba las primeras teclas. Sonaron varios temas de su último trabajo, Daniel Knox (2015), como la misteriosa e hipnotizante ‘Blue Car’, que recuerda mucho a las minimalistas sinfonías de teclado creadas por Angelo Badalamenti en los films de David Lynch,  añadiendo al resultado una voz con mucha presencia y autoridad. A esta siguieron ‘Don’t Touch Me’ y ‘Incident At White Hen’, también de su último disco.

A pesar de tener manos como dos planetas, Knox acariciaba las teclas con mucha sensibilidad y maestría. Su concierto fue sincero y entretenido gracias a la calidad y gracia con la que tocaba el piano y su melosa voz, que no dejó a naDaniel Knox en Costello Clubdie indiferente. Pero eso no fue todo, si algo hay que destacó por encima en su actuación fue la naturalidad y desenfado a la hora de hablar sobre sus temas personales. Cada canción iba precedida por una breve historia sobre el contenido de ésta y nos explicaba qué hecho autobiográfico le había inspirado en componerla. Knox resultó ser un tipo simpático y desenvuelto dispuesto a desmontar sus canciones por dentro y por fuera, con todos los componentes sentimentales y sensibles que eso conforma. Su actitud nos encandiló a todos los asistentes de la sala y recibimos sus comentarios con risas y mucho humor.

Daniel Knox demostró ser un artista creativo y sin miedo alguno a experimentar nuevas formas de música, armado únicamente con su piano y acompañado a veces con una base ya producida. Su música recordaba tanto a un frío y triste blues como a un alegre y dinámico cabaret. Lo que nunca olvidaré serán esas tristes pero agradables historias sobre las que, lleno de pasión, cantaba en aquel pequeño escenario.

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