octubre 10, 2024

Vetusta Morla es un festival.

El jueves en la Sala Custom, aunque accidentado, pudimos disfrutar de buena muestra de lo que Vetusta Morla es capaz de hacer con pocos recursos, digamos que fue como un aperitivo de lo que nos esperaba el sábado en el Auditorio Rocío Jurado.

Ya el sábado, como se preveía, el aforo iba a dar que hablar aunque no tanto como si se hubiese notado en el Estadio Olímpico, lugar inicial del evento. Desde la mañana, las fans más jóvenes se agolpaban en las vallas del Auditorio y aunque esto pueda parecer raro a los ciudadanos de otros lugares, aquí la gente suele ser exagerada por naturaleza y teniendo en cuenta que se trata de las mismas fans que hace unos años hacían colas de días en el mismo sitio por grupos de pop comerciales, todo es más fácil de explicar.

Otra cosa curiosa fue que separasen dentro del Auditorio el espacio de gradas y pista, cosa que se explica atendiendo al recinto anterior, el Estadio Olímpico, pero aquí venía a resultar cuanto menos absurdo. Durante la actuación de los murcianos Analogic; que echaron el resto en el escenario, sufriendo el calor como buenamente pudieron mientras cantaron algunas canciones de su anterior disco en inglés y algunas de su próximo trabajo, para el que han decidido tomar las facilidades que nos brinda la lengua materna; las gradas estaban más o menos controladas, ya que se encargaron de dividirlas en dos zonas, dejando la parte alta para los que tenían entradas de grada y las bajas para los que tuvieran de pista y quisieran sentarse y dotar la parte alta con personal de seguridad para evitar que la gente pasase libremente de un sitio a otro. Pero después del concierto de Analogic el personal de seguridad desapareció misteriosamente y aquello era Jauja.

El caos también se padecía en el tema de intentar beber algo, que se convertía en una completa odisea. Y no por falta de barras, sino por falta de personal. Además de tener que comprar previamente los tickets, obligándote así a esperar mínimo dos colas, en cada barra había un máximo de 4 camareros, que igual para las pequeñas estaba bien, pero para las principales dejaban mucho que desear, haciendo que la espera mínima, con suerte, fuese de 10 minutos, a los que sumándole el de comprar tickets podían resultar unos 20 o más. Totalmente innecesario y burdo para gente que ha pagado casi 30€ por una entrada para ese concierto que se están perdiendo por hidratarse para sobrevivir.

Ahora sí, centrándonos en los conciertos, los siguientes en tocar fueron Rufus T. Firefly, uno de los grupos revelación de la temporada, que se encuentran inmersos en la gira de presentación de su reciente “Nueve” y que si bien comenzaron más tranquilitos de lo que nos tienen acostumbrados, supieron ganarse cada aplauso del público sevillano a medida que la noche iba cayendo.

Llegaba el plato fuerte de la noche con Vetusta Morla, gran pantalla al fondo que pronosticaba un concierto lleno de visuales, las ya clásicas y bien amortizadas lámparas que les vienen acompañando durante toda la gira de “La deriva” y un sinfín de instrumentos preparados para dejar cuenta de que estábamos delante uno de los mejores y más profesionales grupos nacionales del momento.

Y no defraudaron porque no nos faltó ninguna canción, ya que hubo resquicios de aquel grupo que se alzó como el primer independiente de los tiempos actuales con “Un día en el mundo” y que luego nos volvió a sorprender, aunque a algunos no le entrase de primeras, con “Mapas” para después decirnos que siguen más vivos que nunca y que se pueden hacer tres y más discos sin perder calidad ni esencia, como ha pasado con “La deriva”.

Los bailes de Pucho tomaron el protagonismo de la noche ante un público dispar, que coreó cada una de las canciones de la banda sin distinguir entre las más antiguas y las recién sacadas. Hasta hubo quien pidiese «Los ríos de Alice» a gritos. El bis final incluyendo himnos como «Año nuevo», «Los días raros» o «Valiente» que fueron el punto álgido de la noche y terminaron dando por satisfechas las expectativas de todos los sevillanos. 

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