La construcción de este disco es uno de esos milagros que parecían no existir en estos momentos, en los que el Brit-Pop parece estar extinto. Sin embargo, Blur han roto moldes y etiquetas con este nuevo disco llamado «The Magic Whip».
Por un lado, que volvieran a sacar un disco con la formación original (más allá de las reuniones esporádicas en conciertos varios) parecía imposible. La otra parte del milagro es que en los cinco días que la banda tuvo libre en medio de la gira asiática, en vez de dedicarlos a salir de fiesta por Honk Kong, se metieran en un estudio a improvisar para ver que pasaba.
En un principio los resultados no fueron muy prometedores, Damon Albarn puso en duda el valor de los mismos. Más tarde Graham Coxon empezó a organizar y arreglar todo el material con la ayuda del productor Stephen Street, pero aún así Damon no estaba del todo satisfecho. Esperaron a que Damon volviera de Asia para meter la letra a las canciones y darles aire asiático, ya que se había compuesto en su mayoría en Hong Kong y es lo que correspondía.
En consecuencia, las letras de The Magic Whip reflejan el estado de una persona que vaga sola desconectada del mundo, por un mundo con una cultura totalmente diferente a la occidental. En «Thought I was a spacemen» hace referencia a los fantasmas y a los espíritus de la cultura china y a través del dub nos acerca al espacio. Mientras con «Pyongyang» nos baja a la tierra y nos da una vuelta por la ciudad. No sabemos si habrán estado en Corea del Norte, pero consiguen transmitirnos el frío de una ciudad sin alma y con monumentos demasiado grandes dedicados a una sola persona.
La diversión y el jugueteo aparecen en «Lonesome Steet» en la que la deriva personal se hace más llevadera con un riff grunge que te mete en el bullicio callejero de Honk Kong que contrasta con un «lalala» que hace recordar a los blur más alegres de antaño. De esta canción ha dicho Liam Gallagher que es el temazo del año. Tal vez la canción más pop y más clásica sea «Ong Ong» con un estribillo que entra a la primera y que refleja el ansia de volver a casa y de escapar de una ciudad tan opresiva.
En «Go Out» se nota la mano rockera de Coxon por todos lados, endureciendo la canción la línea de bajo potente de Alex Jame, entrelazándose ambos al final con un sonido que recuerda a Pere Ubu.
La arquitectura de la ciudad impulsa algunas de las canciones como «New World Towers» donde el organo templado, la sutil batería y las guitarras nos recuerdan al proyecto paralelo de Albarn: The God, The Bad and The Queen. Contrasta con lo siniestro de «There are too many of us» en la que Albarn reflexiona sobre la vida y la muerte. Hablando de proyectos paralelos de Damon Albarn «Ice Cream Man» recuerda a su disco en solitario «Everyday Robots» que vio la luz hace pocos meses y en especial a «Mr. Tembo».
El riff tropical y resacoso post-sexo de «Ghost Ship» arreglada brillantemente con vientos en realmente sobresaliente y con la cual podemos ver un poco la luz del sol y guiñar los ojos con una sonrisa.
En este disco no hay una sola canción de relleno, donde el orden es importantísimo a la hora de escucharlo y como los trabajos sobresalientes gana con cada escucha. Podremos disfrutar de su directo el próximo mes de julio en el FIB, en lo que será su único concierto en España en este 2015.
Me ha encantado vuestro post y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho «si lo bueno es breve es dos veces bueno». Me gustara volver a leeros de nuevo.
Saludos